Bolsa, mercados y cotizaciones

El bono español ya paga un interés menor que el de 14 países del G-20



    No por mucho usar la palabra increíble debe perder sentido a la hora de calificar las condiciones de financiación de España. Por muchos hitos y éxitos que consiga, no dejan de ser relevantes, de hecho, el país está escribiendo una parte fundamental de su historia financiera.

    La rentabilidad del bono español a 10 años cayó por debajo de la del título estadounidense en el mercado secundario, un cruce que no se había producido en los últimos cuatro años. La oleada de compras desatada después de la reunión del jueves del Banco Central Europeo (BCE) ha rebajado el tipo de interés del título español en más de un 10% en apenas tres sesiones, lo que le ha llevado a cotizar por debajo del 2,6%, mientras que el estadounidense se movió por encima del 2,6%. La confianza de los inversores se complementa con el inicio del pago del rescate financiero que anunció el pasado viernes el Gobierno.

    La última vez que el bono español cotizó por debajo del estadounidense fue en abril de 2010 y estuvo en esta situación durante una semana. En esta ocasión el contexto es diferente, ya que las condiciones que han llevado a esta situación se prolongarán al menos durante unos meses. No es descabellado, por tanto, esperar que la rentabilidad nominal que pague el bono español siga por debajo de la estadounidense en el corto plazo.

    De hecho, el mercado exige una rentabilidad al bono español que ya es inferior a la mitad de los países del G8, ya que también paga un interés menor que el de Rusia (actualmente excluida del Grupo), Italia y Reino Unido. El adelantamiento del título británico se produjo el pasado viernes, otro hito que no se veía desde 2010. Además, el mercado exige un tipo de interés inferior al bono español que a 14 países del G20, entre los que se encuentra Australia, Corea del Sur, China o Rusia.

    Lo que ha sido más espectacular ha sido el recorte fugaz de la brecha de rentabilidad de los países periféricos como España, Irlanda o Italia respecto a otros desarrollados. En julio de 2012, cuando el riesgo de ruptura del euro era máximo, los inversores llegaron a pedir una rentabilidad próxima al 8% a los títulos españoles, 623 puntos básicos por encima del nivel exigido a Estados Unidos o hasta 479 puntos más que el australiano.

    Tiene recorrido

    Los expertos destacan que las fuerzas del mercado que han llevado al bono español a esta situación se mantendrán durante los próximos meses. En primer lugar, la diferencia en la rentabilidad exigida a un bono se basa en el riesgo de impago esperado de cada emisor, sin embargo, "la probabilidad de default tanto en España, como en EEUU, es prácticamente cero", explica Diego Triviño, economista de Intermoney, por lo que "una vez que el riesgo de impago ha sido descartado, es normal que veamos una reducción de la prima de riesgo". El paracaídas europeo, además, es más seguro con el programa de compra de bonos activado por el BCE (OMT, por sus siglas en inglés) en el caso de nuevas turbulencias financieras.

    Por otra parte, los tipos de interés oficiales históricamente bajos que ha introducido el BCE, y que se mantendrán en el tiempo, invita a los inversores foráneos a seguir comprando deuda española con un bajo riesgo de que las rentabilidades se giren al alza. "Los tipos de interés bajos han venido para quedarse", explica José Luis Martínez Campuzano, estratega de Citi en España, "lo que se une a la promesa implícita del BCE de activar un programa de compra de titulizaciones de la banca (QE o cualquiera que sea su versión)". "No es descabellado ver un bono español por debajo del 2,5% en el corto plazo", indica Javier Flores, analista de Asinver. De este modo, una coyuntura económica con unas posibilidades muy reducidas de default y una política monetaria en fase expansiva en Europa, no extraña que las rentabilidades de los periféricos sean inferiores a las de países como EEUU o Reino Unido.

    Inflación y tipo de cambio

    Existen otros dos argumentos favorables a la caída de las rentabilidades en los países periféricos. En primer lugar, la debilidad de la inflación en estos países y del crecimiento genera unos retornos reales mayores aunque los tipos de interés nominales sean inferiores. Por otro lado, la fortaleza del euro, que no se ha debilitado ni siquiera con los nuevos estímulos del BCE, permite a los inversores foráneos conseguir una doble rentabilidad en Europa.