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Los problemas financieros... más 'leña al fuego' en China
- El índice chino acumula una caída del 5% en lo que va de año
El hard landing (aterrizaje forzoso) de China volvió a saltar a primera línea de la economía mundial después del Foro de Davos. A la preocupación por el enfriamiento del crecimiento del país ante los pobres indicadores económicos cosechados en las últimas semanas se unen ahora las dudas que genera el sistema financiero del país y la abultada deuda de las corporaciones locales.
El dato adelantado por HSBC de la encuesta a los gestores manufactureros anticipó la primera contracción de este indicador desde septiembre de 2012 y volvió a disparar las dudas sobre la capacidad del país para mantener su ritmo actual de crecimiento. El cambio de modelo económico que intentan incentivar las autoridades chinas, desde una economía sustentada por el sector exterior y salarios en el umbral más bajo del mundo a otro centrado en la consolidación de las clases medias y la demanda interna, no está exento de riesgos.
El fuerte crecimiento de la demografía del país obliga a generar 10 millones de puestos de trabajo anuales, para lo que la economía tiene que crecer a ritmos del 7,2% anual, explicó a finales de 2013 el primer ministro chino, Li Keqiang. El PIB de China creció un 7,7% el pasado ejercicio, un ritmo difícil de conservar en los próximos años con unas condiciones crediticias mucho más estrictas ante los intentos de los líderes del país por frenar el avance de los préstamos financieros fuera de balance, el llamado sistema bancario en la sombra (shadow banking). "Las previsiones más conservadoras apuntan a que podría tener un tamaño del 40% del PIB del país", advierte Javier Santacruz, analista de Oro y Finanzas.
Restringir la liquidez
Para frenar las distorsiones y los riesgos de las entidades del país, desde el Banco Popular Chino optaron por restringir la liquidez en el mercado, una situación que provocó episodios de elevada tensión en el mercado interbancario. Lo que obligó al banco central a inyectar 48.600 millones de dólares para frenar las tensiones. No es la primera vez que ocurre, pero sí se percibe un aumento en la recurrencia de esta volatilidad en el mercado interbancario.
Las dudas también alcanzaron al mercado de bonos soberanos y el riesgo de impago comenzó a sobrevolar a algunas corporaciones locales. "Es evidente que la creación de créditos en China ha sido superior al crecimiento económico durante algún tiempo", advierte Dominic Rossi, director mundial de inversiones de renta variable de Fidelity, hasta el punto de que la deuda total del país (pública, empresarial y de los hogares) ha alcanzado el 200% del PIB, según los datos publicados por el banco central del país.
La situación se complica en el caso de las corporaciones locales, cuyo pasivo tiene ya un tamaño del 32% del PIB, según los datos de la Oficina de Auditoría Nacional. El temor de los inversores ante algún hipotético default se ha visto reflejado en el avance del seguro por impago del bono chino, el CDS, que hace dos semanas marcó máximos desde agosto por encima de los 160 puntos. Ahora, en cambio, se sitúan en el umbral de los 150 puntos.
"Al final, poco a poco se sientan las bases de un problema de confianza que el Gobierno ha tratado de combatir con reformas aun no cuantificadas y sin un calendario claro. La política verbal tiene sus límites", advierte José Luis Martínez Campuzano, estratega de Citi en España. Este nuevo problema del gigante asiático podría afectar al viejo temor de la ralentización de la economía del país y enfriar todavía más su PIB. "La reducción del tamaño del sistema bancario en la sombra tendrá un impacto sobre el crecimiento del país que no se resolverá en menos de 2 o 3 años", advierte Santacruz. La contracción del crédito, necesario a largo plazo, podría poner más trabas al avance del país a corto.
"En un país que carece de mercados financieros maduros como los que tenemos en Occidente, la magnitud de la deuda comparada por el tamaño y la experiencia del mercado financiero es un motivo de preocupación", explica Rossi. "En última instancia, creo que veremos una menor tasa de crecimiento económico a resultas de ello", añade.
El mal menor
A pesar de las dificultades que atraviesa la economía china, los analistas son más prudentes que alarmistas. Al fin y al cabo, destacan, se trata de una decisión positiva para el crecimiento sostenible del país en el medio y largo plazo. "Las reformas salidas de la tercera Asamblea Plenaria deberían reforzar la transparencia y la responsabilidad y la mejora de la regulación debería contener los riesgos en la actividad bancaria informal", advierten desde Fidelity. "Sigo pensando que las autoridades chinas tienen margen para actuar a corto plazo limitando sus efectos más negativos", indica Campuzano.
Sin embargo, un motivo de especial preocupación a nivel mundial es el gran tamaño que tiene ya China, segunda economía del mundo, y el efecto arrastre que tiene sobre el resto de emergentes. Algo que ya se percibió cuando Argentina se mostró recientemente incapaz de controlar el precio del peso provocando a su vez una fuerte caída de otras divisas como la lira turca o la rupia india. Mientras China sigue con su proceso de transformación interno y afrontando los nuevos problemas derivados de una política monetaria laxa y una regulación baja en los últimos años, el resto de emergentes mira al dragón asiático con la preocupación de sus efectos colaterales.