Bolsa, mercados y cotizaciones

Cuatro pasos para rehacer su cartera de inversión



    Con la renta variable subiendo y la renta fija, tradicionalmente con menor riesgo, en un 'rally' vendedor, los inversores deben proteger su cartera de la volatilidad presente y el cambio futuro de las políticas monetarias.

    Muchas veces, con el paso del tiempo, la cartera de activos de un inversor -y especialmente la de quien no cuente con un asesor- termina por parecerse más a un trastero, con un batiburrillo de valores y bonos. En un momento clave para la inversión como el actual, en el que la acción expansiva de los bancos centrales y el riesgo de burbuja ha provocado pinchazos tanto en la renta fija como en la variable y en todas las regiones, se vuelve más importante que nunca poner orden, analizar qué se ha quedado caro y delimitar en qué activos queda todavía valor. En Inversión a Fondo hablamos con expertos para saber qué pasos se deben seguir para reordenar el trastero adecuadamente.

    1. ¿Para qué y para cuándo quiere el dinero?

    El primer paso que debe dar el inversor, antes incluso que determinar cuál es el nivel de riesgo con el que se sienta cómodo, es algo que parece obvio pero que en el pasado ha producido muchos fallos de asesoramiento: ¿para qué invierte? ¿Planea comprarse una casa en los próximos diez años? ¿Quiere destinar parte de su dinero a pagar la universidad de sus hijos? ¿Busca un colchón para la jubilación? Así lo confirma Fernando Luque, senior editor de Morningstar España: "Es más importante el plazo que el nivel de riesgo, que cambiará en función de la aversión del mercado". "El error de base es la pregunta inicial" corrobora Ana Hernández, responsable de CFA Society Spain, que añade: "El objetivo no es la rentabilidad, que es lo que el 98 por ciento de la población tiene en la cabeza. El objetivo es para qué quiere el dinero, hasta que el individuo no sea capaz de verbalizarlo no se debe tomar una decisión". "La cartera es el medio, no el fin", corrobora Antonio Salido, responsable de marketing de Fidelity, que denuncia que "uno de los fallos en asesoramiento financiero es que se hace sobre el patrimonio líquido sin tener en cuenta el entorno familiar y empresarial".

    2. La teoría de la almohada

    Una vez determinado el horizonte temporal y las necesidades del inversor, el siguiente paso ya será testar los niveles de riesgo con los que se sienta cómodo. Se aplica la denominada teoría de la almohada; o, como decía el inversor y empresario James Stowers, "si tus inversiones no te dejan dormir, vende hasta el punto en que puedas hacerlo". El grado de tolerancia al riesgo será determinante para la selección de activos. Cabe recordar en este punto que el inversor español tiende a ser bastante conservador: de acuerdo con datos de Inverco, la exposición actual a renta variable en las carteras de los partícipes de fondos se sitúa entre el 15 y el 20 por ciento. El responsable de Fidelity delimita tres pasos que debe recorrer el inversor o ahorrador: la parte transaccional, el margen de seguridad -que permita protegerse de la inflación y mantener poder adquisitivo- y, por último, buscar algo que dé crecimiento batiendo a la inflación.

    "Una vez que tienes claro qué es lo que más necesitas en cartera, entonces ya se puede elegir lo que se quiere, es lo último que hay que hacer" afirma la responsable de CFA Society Spain. Esta elección no debe ser ajena a las circunstancias que esté viviendo el mercado, pero tampoco debe decantarse por los activos que puedan estar de moda en ese momento. El analista de Inversis Eduardo Antón recomienda a todos los inversores en renta fija "mantener sus posiciones, pero si se han perdido el rally, no comprar ahora". Sophie del Campo, responsable de NGAM para España, va más allá al afirmar que "la crisis financiera ha puesto de manifiesto que las técnicas de asignación de activos que se utilizaban en el pasado no son eficaces en entornos de alta volatilidad y tipos de interés bajos". Para adaptarse a este nuevo marco de inversión, del Campo apuesta por "un enfoque de construcción de carteras que parta del riesgo y no de la rentabilidad", que en NGAM enfocan bajo la estrategia Construcción de Carteras Durareras (DPC por sus siglas en inglés).

    3. Diversificar

    Teniendo en cuenta todo lo expuesto anteriormente, la clave para la reconstrucción de la cartera de cara a mantener una inversión duradera ha de pasar necesariamente por la diversificación, que es en sí misma una manera de reducir riesgos y, además, aporta flexibilidad en la toma de decisiones, al agrandar el universo de inversión. El experto de Inversis aconseja "invertir en fondos mixtos flexibles y combinarlos entre ellos" para incrementar la diversificación.

    4. Todo por escrito

    En este punto, Miguel Ángel García Muñoz, director de estrategia de inversión de Banca March, alerta de "la mala memoria" que tienen los clientes: "Pueden pasar de ser lo más pacífico a lo más agresivo". "El chip cambia cuando el dinero pasa de manos fuertes a manos débiles", constata. Este comportamiento es debido, en opinión del responsable de Fidelity, a que "el coste de oportunidad de los productos ilíquidos no se suele tener en cuenta en asesoramiento en tiempos con altas volatilidades. De ahí la necesidad de que, una vez delimitados horizonte temporal y riesgos, la política de inversión que se diseñe quede por escrito, recalca Ana Hernández, para dejar constancia de qué estrategia se va a seguir en base a las circunstancias del cliente. "La teoría se la sabe cualquier asesor, pero cuando hablas con el cliente y le explicas el plazo y el riesgo, los clientes no tienen confianza suficiente, por lo vivido anteriormente", señala Tomás García, asesor de Cortal Consors, que afirma haber tenido problemas con algunos clientes, pues al firmar el documento MIFID (en el que el cliente debe dejar constancia de que entiende los riesgos de su inversión y da su consentimiento) había muchos que se negaban a contestar a preguntas sobre el porcentaje de su patrimonio que tienen en la entidad.