Bolsa, mercados y cotizaciones
¿Es hora de apostar por el dólar?
- Los alcistas son demasiado escasos todavía, pero merecen atención
Desde 2008, el dólar ha sido un activo refugio y una forma barata de financiar los riesgos. De ahí la conocida correlación entre la divisa y los riesgos globales: el dólar sube cuando los riesgos aumentan y baja cuando éstos disminuyen. Pero algo extraño está pasando en los últimos días.
La economía de EEUU no ha caído por el abismo fiscal y las últimas actas de la Fed sugieren que 2013 puede ser el comienzo del fin del Quantitative Easing. Ambos acontecimientos significan menores riesgos y cabría esperar una caída del dólar en consonancia si se aplica la citada correlación. Pero el billete verde ha subido. No lo bastante para despertar el apetito de los analistas técnicos, pero sí lo suficiente como para llamar la atención.
Es posible que los inversores no confíen en los últimos acontecimientos políticos en Washington. Pero de ser así las bolsas habrían caído con contundencia y, por el contrario, han subido. Además, la medida más habitual del miedo (el VIX) ha bajado, por lo que tiene que haber algo más detrás de todo esto. Y tenemos dos candidatos: las expectativas de política monetaria y el estado de los balances financieros.
Está creciendo el sentimiento de que la economía norteamericana tiene una base más sólida de la esperada hace unos meses. Ese es el mensaje de las últimas actas de la Fed, que abren el debate sobre si el QE terminará en 2013. Además, se espera que tanto Europa (incluyendo Gran Bretaña) como Japón relajen aún más sus políticas monetarias en los próximos meses. Y si es así, los llamados carry trades (tomar dinero prestado en una divisa barata para invertir en otras con mayor rentabilidad) tendrán razones para emigrar del dólar hacia el euro y el yen. Y eso es alcista para el dólar.
Por tanto, cabe preguntarse si no habría llegado el momento de que un dólar más fuerte recompense a una economía, la de EEUU, que está claramente por delante de sus competidores en la reducción de la deuda del sector privado (incluso el sector financiero) y en la mejora de su balance.
¿Por qué ahora y no antes? Apostar por la subida del dólar ha sido desde 2009 un continuo dolor de cabeza para los inversores. La razón es que cada vez que los alcistas estaban dispuestos a comprar la Reserva Federal (y otros bancos centrales) minaba las esperanzas del mercado con políticas poco ortodoxas. Pero como hemos dicho antes, esta vez puede ser diferente. Japón ya nos ha abierto el camino.
Los escépticos afirman que, una vez más, los alcistas se llevarán una decepción. El argumento es que la consolidación fiscal acaba de empezar en EEUU mientras que ya está en marcha hace tiempo en Europa. En consecuencia, las expectativas de crecimiento serán relativamente más débiles en EEUU y la Fed mantendrá el QE, lo que sugiere un dólar sin rumbo definido. Es cierto, pero no basta para contar toda la historia.
Los economistas norteamericanos sostienen que el sector privado está ahora en una mejor situación financiera para absorber el endurecimiento fiscal sin cortar el crecimiento. Si eso resulta cierto, el dólar se fortalecerá en los próximos meses. No hay duda de que este argumento es vulnerable. Pero es a lo que están apostando los alcistas. Y merecen atención.