Bolsa, mercados y cotizaciones
¿Con qué ganar en Wall Street si vence Obama... o Romney?
Energías alternativas, herramienta de diagnóstico y distribuidores farmacéuticos si vencen los demócratas. Aseguradoras médicas, Transporte y Defensa si ganan los republicanos.
La frase "es la economía estúpido" era el lema que James Carville acuñó para la campaña del ex presidente Bill Clinton en su hazaña para derrotar a George H. W. Bush. Dos décadas más tarde, los postulantes a la Casa Blanca son conscientes que sus aspiraciones electorales dependen, y mucho, de la salud que registre la renta variable a este lado del Atlántico.
Tanto el demócrata, Barack Obama, como el republicano, Mitt Romney, han demostrado su maestría a la hora de endulzar sus guiños a Wall Street pero ante la alicaída recuperación, los inversores prefieren ser cautos antes de elegir su voto.
En estos menesteres, el actual presidente del país cuenta con una ligera ventaja que al mismo tiempo se convierte en arma de doble filo. No hay que obviar el hecho que desde que Obama ocupase la Casa Blanca en enero de 2009, el S&P 500 se ha revalorizado un 81,3 por ciento. Cierto es que el mandatario heredó una economía destartalada por el azote de la crisis financiera de 2008 y el impacto de la bautizada como Gran Recesión, una situación de la que sólo se podía mejorar.
Sin embargo a día de hoy, la tasa de paro se sitúa en el 8,1 por ciento y se han recuperado menos de la mitad de los ocho millones de empleos perdidos desde entonces.
La falta de impulso económico ha requerido que por tercera vez en los últimos cuatro años, el presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, haya tenido que interceder para salvaguardar el humor de los inversores y el estado de salud de la economía estadounidense. De hecho, el anuncio realizado el pasado jueves tras el fin de la reunión del Comité de Mercados Abiertos del banco central de EEUU no evitó colgarse el sambenito de estar "politizado".
Bernanke decidió echar balones fuera al aclarar de nuevo que la Fed "no es partidista" y sólo actúa "en el interés publico" pero es imposible obviar el hecho de que Romney ya ha dejado claro que no renovaría al actual guardián de la economía estadounidense cuando su mandato expire. "El presidente Obama se ha garantizado ganar la reelección tras esta decisión", explica Nick Santiago, estratega de In The Money Stocks. "No hay que olvidar una renta variable al alza a menudo significa que el presidente será reelegido. Lo único negativo que podría afectar en estos momentos a Obama es el posible aumento de precios en la gasolina y alimentos que provocará todo este estímulo" añade.
Cábalas electorales... y bursátiles
En esto de las elecciones presidenciales en Estados Unidos, las cábalas y teorías en la trastienda de las mesas de inversión son cuantiosas. "La creencia general es que las acciones tienden a subir cuando los republicanos ganan la Casa Blanca y a bajar cuando los demócratas ganan", asegura Jim Kee, estratega de South Texas Money Management. "La gente espera recortes de impuestos bajo el mandato republicano, sin embargo los políticos no suelen cumplir con lo prometido y los inversores suelen deshacer posiciones al año siguiente", añade. "Con los demócratas, hay un sentimiento general de que el crecimiento económico será lento, pero ese no es siempre el caso, como ocurrió durante el mandato de Clinton".
Durante los últimos 80 años, once de las veinte carreras presidenciales celebradas desde 1932 han contado con aspirantes que buscaban la reelección, como es el caso actual del presidente Barack Obama. Sólo en tres de esas once campañas, el titular en el despacho oval perdió su puesto y en cada uno de estos casos fue la situación económica la que determinó la derrota del mandatario de turno.
En 1932, el presidente republicano Herbert Hoover fue derrotado por Franklin Delano Roosevelt. Por aquel entonces la economía se encontraba sumergida en medio de una Gran Depresión, la tasa de paro alcanzaba el 25 por ciento y el Dow Jones cayó un 89 por ciento entre 1929 y 1932.
En 1980, el presidente demócrata Jimmy Carter perdió contra Ronald Reagan. Durante dicho año, la inflación alcanzó el 13 por ciento y los intereses sobre los bonos del Tesoro estaban disparados. Finalmente, en 1992, el presidente George H. W. Bush fue reemplazado por Bill Clinton. Por aquel entonces, EEUU estaba en recesión y la tasa de paro era relativamente alta, al situarse en el 7,5 por ciento. Eso sí, el mercado de valores subió en 1992 antes de celebrarse las elecciones.
Con esta trayectoria en mente, ¿cómo interpretarán los votantes, muchos de ellos inversores, el estado de salud de la economía?. La tasa de paro se encuentra actualmente en un nivel el 8,1 por ciento y todavía conoceremos nuevos informes el próximo 5 de octubre y el 2 de noviembre, sólo cuatro días antes de la jornada electoral.
La última revisión de crecimiento del Producto Interior Bruto para el segundo trimestre quedó en un anémico 1,7 por ciento, muy por debajo del promedio histórico reciente del 2,5 y el 3,0 por ciento. La próxima estimación oficial correspondiente al tercer trimestre se dará a conocer el próximo 26 de octubre, menos de dos semanas antes de las elecciones.
Pese a la maltrecha recuperación que experimenta la economía de EEUU, el Standard & Poor 500 ha aumentado un 12 por ciento en lo que va de año y se ha duplicado desde el mínimo alcanzado el pasado 9 de marzo de 2009, sólo siete semanas después que el presidente Obama asumiera su cargo.
Yale Hirsch, asesor de inversiones y fundador del Stock Trader's Almanac, ha desarrollado una de las teorías más importantes hasta ahora en lo que a invertir en un año electoral se refiere. Así, desde su punto de vista, la renta variable suele caer durante el año inmediatamente posterior a la elección presidencial para luego subir durante los próximos tres años, independientemente de quien gane las elecciones.
Hirsch cuenta con datos históricos para justificar su conclusión. En 1937, el primer año de Franklin Delano Roosevelt como presidente, el mercado cayó más de un 27 por ciento, y subió en los años posteriores. Los mandatos de Truman y Eisenhower también siguieron el mismo patrón. Es decir, si un inversor confiase en esta teoría, su estrategia más fiable supondría invertir en la relativa seguridad del mercado de bonos durante el primer año después de una elección presidencial y virar a la renta variable durante los tres años restantes del término. Por desgracia, las presidencias modernas han hecho mella en la teoría de Hirsh, según señala la revista US News.
El Dow Jones subió durante los años en los que George H W Bush y Bill Clinton tomaron posesión de su cargo. De hecho, más de un 25 por ciento en el caso de Bush y un 20 por ciento tras la elección de Clinton. Por el contrario, las dos elecciones de George W. Bush estuvieron marcadas por años bajistas mientras que tras la elección de Obama, el Dow comenzó de nuevo su escalada.
¿Dónde invertimos?
A la espera de conocer los resultados de una de las carreras presidenciales más ajustadas de los últimos tiempos, los analistas aconsejan a sus clientes cómo posicionarse en el caso de que Obama sea reelegido o, por el contrario, Romney acabe por ocupar el despacho oval.
Para Adam Parker, estratega jefe de Morgan Stanley y quien sitúa al S&P 500 en los 1.167 puntos para finales de año, una victoria republicana acabaría por beneficiar a la renta variable de EEUU. "El caso que justificaría la actual euforia alcista en la renta variable de EEUU es el enorme potencial de los saldos de caja enorme y la creencia de que las empresas van a ser más activas y productivas a la hora de hacer uso de ellos".
"Esto tendría mayor posibilidad de ocurrir en el caso de que Romney gane las elecciones presidenciales", añade. "Nuestra conclusión es que el mercado subiría si de hecho más inversores comienzan a creer que Romney va a ganar.
Desde Bank of America Merrill Lynch, sus expertos en renta variable ya han elaborado una cartera adecuada para que sus clientes sepan posicionarse en el caso de que cualquiera de los dos aspirantes gane. Si el partido republicano, con Romney y Paul Ryan a la cabeza, se hiciera con la Casa Blanca, el sector de las aseguradoras médicas sería el más beneficiado.
Compañías como Humana o Wellpoint serían valores interesantes, según apunta Kevin Fischbeck, quien asegura que si Romney gana las elecciones anulará la reforma sanitaria de Obama, algo que beneficiaría a la industria.
Otro sector beneficiado, según el experto de Bank of America Merrill Lynch, Ronald Epstein, sería el relacionado con defensa. Boeing, General Dynamics o Raytheon podrían subir si la oposición se hace con el poder ya que, aunque los recortes en defensa están garantizados debido a los ajustes presupuestarios, este sector siempre ha sentido cierto favoritismo por el partido republicano.
La industria del transporte, con valores como CSX Corp o CP Rails, podrían sufrir un impulso, según Ken Hoester, quien asegura que Romney comenzará debilitar la regulación impuesta por Obama tanto a la industria ferroviaria como a la industria de transporte por carretera.
Los analistas de Bank of America también indican que valores tecnológicos como Google o Cisco podrían verse favorecidos por una bajada de impuestos sobre la repatriación de beneficios e ingresos producidos en el extranjero y la intención de Romney de hacer permanentes los crédito fiscales a la investigación y el desarrollo.
Por el contrario si el presidente Obama es reelegido, Robert Willoughby, de BofA Merrill Lynch, indica que la reforma sanitaria seguiría avanzando y beneficiaría, entre otros, a los distribuidores farmacéuticos como Amerisource, McKesson Corp o Cardinal Health.
Por supuesto, el sector de las energías renovables también saldría beneficiado, especialmente, a través de dos vías: el refortalecimiento de los requisitos a las empresas para garantizar su compromiso con el medio ambiente y la renovación de créditos fiscales a los distintos sectores.
Entre las empresas cuyos nombres más suenan como ganadoras en caso de que el actual presidente revalide su mandato figuran First Solar, Exelon y NextEra Energy. Esta última además cuenta a su favor con un consejo de compra por parte de la media de bancos de inversión.
El segmento del mercado de empresas dedicadas a la elaboración de diagnósticos, también figurarían entre las candidatas a capitalizar una victoria del partido demócrata. Dentro de este área de actividad las empresas que más resuenan son Illumina, Thermo Fisher y Life Tecnologies. A las que además hay que sumar los nombres de Amgen, Gilead Science y Biogen, con mayor capitalización dentro de ese sector.