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El BCE podría pedir intereses a la banca por llevarle el dinero

  • Sería la fórmula para movilizar los 330.000 millones que aparca el sector


Detrás de la crisis europea, que afecta especialmente a los países periféricos, se esconde un peligroso monstruo: la dificultad de las empresas y familias para acceder al crédito. Esta situación dificulta tanto la inversión como el consumo e impiden la recuperación de la demanda interna. Los datos publicados ayer por el Banco Central Europeo (BCE) son claros: el crédito al sector privado profundiza su caída hasta el 0,6% desde el 0,4% anterior.

Las medidas adoptadas hasta la fecha por el BCE no han conseguido convertir las reservas de liquidez de los bancos en préstamos a los hogares, por lo que algunos analistas empiezan a plantearse medidas excepcionales para solucionar el problema. Una de ellas es establecer la facilidad de depósito en tipos negativos. Esto es, que la institución monetaria cobre a los bancos por guardar su dinero.

Lo que está claro después de conocer los datos del PIB del segundo trimestre, que se contrajo un 0,2% tanto en la zona euro como en los Veintisiete de la Unión Europea, la reunión del BCE de la próxima semana se vuelve fundamental. Ante la batería de opciones que maneja la entidad, la facilidad de depósito a intereses negativos es una opción atractiva para los expertos. "Pensamos que es una medida que se puede tomar y que a corto plazo podría ser positivo", explica José Luis Martínez Campuzano, analista de Citi.

Si bien se trataría de una medida excepcional y de corto plazo, sí que permitiría forzar a las entidades financieras europeas a destinar sus reservas a otras operaciones en lugar de aparcar su dinero en el BCE. Los antecedentes invitan al optimismo ya que, cuando el presidente de la institución, Mario Draghi, decidió rebajar a tipos nulos la facilidad de depósito, consiguió movilizar una buena parte de las reservas depositadas.

En concreto, el uso de esta caja ha pasado de una media de 800.000 millones depositados en los primeros días de julio, antes de que la medida se hiciese efectiva (el día 11), hasta los 333.000 millones actuales. A pesar de todo, esta cifra sigue siendo elevada, por lo que una medida así podría devolver al mercado una abultada cantidad de liquidez. Esta operación podría invitar a las entidades financieras a mover más su dinero y a destinar una parte al crédito privado, lo cual sería un alivio para muchos hogares y empresas y un motivo para confiar en la recuperación económica.

La medida también parece dar resultados lentamente si se mira el agregado monetario M3 (que contabiliza la liquidez de un mercado), que subió el 3,8% en julio desde el 3,2 por ciento anterior, según los datos publicados ayer por la entidad que preside Mario Draghi. Sin embargo, Campuzano invita a ser cautos, ya que "en alguna ocasión, los dirigentes del BCE han advertido de que esta media podría tener consecuencias negativas a medio y largo plazo".

También hay que tener en cuenta el abanico de posibilidades que dispone la entidad para reanimar la economía de la eurozona, como establecer un límite a los tipos de interés de la deuda soberana española e italiana, aunque los analistas se muestran más escépticos con esta medida, ya que, "para ser convincente tiene que ser casi ilimitado", advierte el analista, "por lo que tendría que asumir un riesgo elevado".

Además, entre su munición podría encontrarse una nueva inyección de liquidez a través de un nuevo programa de refinanciación a largo plazo (LTRO por sus siglas en inglés) que seguiría a los efectuados en diciembre de 2011 y febrero de 2012. En el informe trimestral publicado en agosto por la agencia de calificación Fitch advierte que los inversores creen que el BCE necesitará otro LTRO, aunque avisa de que no llegará antes de 2013. Además, hay que añadir que una buena parte de la liquidez que recibieron las entidades financieras fue dedicada a comprar deuda pública (carry trade) de los países periféricos, que ofrecía mayores rentabilidades.

La tasa del 'parking'

En estos tiempos complicados, donde los inversores desconfían de muchos actores presentes en el mercado, los activos refugio están haciendo su agosto. Tal es el caso de los países del núcleo europeo, que son percibidos como los más sólidos por los analistas.

La situación ha llegado al extremo de que los inversores están comprando la deuda pública de países como Alemania o Francia a tipos de interés negativos, o lo que es lo mismo, están cobrando al mercado por guardar su dinero. Esta situación se produce porque algunos inversores consideran que estos activos son más seguros que las propias entidades financieras, que sí ofrecen rentabilidades por sus depósitos.