Bolsa, mercados y cotizaciones
RSC.- La Coordinadora Estatal de Comercio Justo detecta un cambio "importante" en España, aunque también "retraso"
Esta forma de comercio "no piden nada a la gente", sino que "trata de cambiar actitudes y valores", más allá de una colaboración puntual
MADRID, 11 (EUROPA PRESS)
El vicepresidente de la Coordinadora Estatal de Comercio Justo, Fernando Contreras considera que el fenómeno del comercio justo ha evolucionado de forma "muy importante" en España, pese a su tardía incorporación. Desde que comenzara su trabajo en este sentido en 1997, cuando "nadie sabía de qué estabas hablando", Contreras explicó que el comercio justo "cada vez se conoce más".
En una entrevista concedida a Europa Press, señaló que las cifras, según un estudio de la propia Coordinadora, indican que el 25% de la población española conoce lo que es el comercio justo, es decir, uno de cuatro españoles, algo que a su juicio, "está muy bien" si pensamos que España se subió al 'tren' del comercio justo con más de 20 años de retraso.
Pese a ello, afirmó, "aún estamos lejos de las cifras europeas, que hablan de hasta el 60 u 80% de conocimiento", pero "el cambio ha sido sustancialmente importante en España, mucho más que en el resto de Europa". En este sentido, se refirió al "alto nivel de madurez en los mercados de comercio justo" en Europa por ejemplo, "muy superior al nuestro".
Entre las razones que lo explican, está que los españoles "han llegado más tarde" a conocer qué es comercio justo. En mucho otros países "llevan desde los años sesenta oyendo hablar de comercio justo y están mucho más familiarizados". No sólo en España sigue siendo una cosa "muy nueva", sino que los ciudadanos "son más de colaboraciones puntuales y menos de apoyo estable a lo largo del tiempo".
A su juicio, el comercio justo "no pide nada a la gente", sino que "intenta cambiar actitudes y valores". La 'clave' es no confundir la práctica de este comercio con la ayuda a las ONG, porque muchas personas aún creen que comprando estos productos una parte va a estas organizaciones. "El comercio justo es algo radicalmente diferente a esto", puntualizó Contreras en este sentido.
Estas ONG sólo actúan como intermediarias y trabajan directamente con las cooperativas de países del Sur, propiedad de los mismos trabajadores, para apoyarles en todo el proceso de producción y venta. Las principales importadoras en España son Intermón Oxfam, de la que Contreras es responsable de Distribución, además de IDEAS y Alternativas 3.
La finalidad más importante de la Coordinadora es precisamente que los ciudadanos "incorporen criterios nuevos a la hora de hacer sus compras", pero, evidentemente "esto no es algo que no se consiga de la noche a la mañana"; es un hábito que requiere tiempo. Actualmente, la venta de productos de comercio justo en España está entre los 12 y los 14 millones de euros al año, una cifra baja si tenemos en cuenta que en otros países llega hasta los 80, 90 e incluso 100 millones.
PASOS 'FIRMES'
Aunque los datos no son muy altos, especialmente si se comparan con otros países, Contreras consideró que se están dando pasos "muy firmes y muy buenos" en España, como la recién inaugurada iniciativa del Sello de Certificación de Comercio Justo, el 'Fairtrade', que ya está sirviendo para dar a conocer y sobre todo visualizar y distinguir estos productos. Con el Sello, los puntos de venta también se stán ampliando.
Además del desconocimiento de los ciudadanos, Contreras culpó a las propias organizaciones de que este fenómeno no sea aún mucho más generalizado: las ONG de comercio justo tienen la función de dar a conocerlo en España "y pueden hacer mucho más de lo que hacen".
Pero además, hay otro 'gran culpable' que es, a su juicio, la Administración pública, porque éste es un fenómeno que "no ha entendido durante muchos años", y que solamente en el último Plan Director de Cooperación aprobado hace un año se ha incluido como una nueva herramienta más de cooperación con países del Sur.
Además, las Administraciones tampoco 'predican con el ejemplo' y sólo algunas sedes como el mismo Palacio de la Moncloa hacen uso de productos de este tipo, en este caso, café, pero más como algo "simbólico", afirmó Contreras. Aún así, "ya es algo", pero, se sigue detectando "una evidente falta de interés por su parte".
"Indudablemente el comercio justo sigue siendo minoritario en España", apuntó Contreras, pero el objetivo es ahora que en el futuro "deje de ser un comercio alternativo", que formen parte de la red comercial ordinaria y sea "una opción más dentro del comercio convencional"; esto es, "que se normalice".
En este sentido, que la demanda se multiplique no es un problema para los productores del Sur que aportan estos productos a los mercados occidentales. A su juicio, generalizar y multiplicar su producción "es absolutamente viable", porque en la mayoría de los casos se opera con cooperativas que no sólo trabajan en el sector del comercio justo, por lo que "estarían preparadas para asumir ese aumento".
Si, por ejemplo, una cooperativa de café de Guatemala cuenta con cien campesinos que trabajan para ella, "podría tener 3.000, porque en la zona en la que trabajan hay disponibilidad de mano de obra". "Muchas veces tienen el problema contrario, que es que todos quieren formar parte de estas cooperativas porque los precios que reciben por su trabajo y por sus productos son mucho mejores".
"El problema es que no hay demanda", dijo, "no es un problema de oferta, sino todo lo contrario". Sólo en el caso del café orgánico podría haber problemas porque la certificación de los campos donde se cultiva se prologa hasta tres años y "no es fácil multiplicar la capacidad de producción de un día para otro".
RETOS DE FUTURO
Sobre qué se ha conseguido y qué queda por conseguir en materia de comercio justo, Contreras señaló que el primer paso "ya está dado", que es "dar a conocer qué es y el desarrollo de una estructura de tiendas y de puntos de venta muy importante ya", lo que significa poner "más al alcance del consumidor estos productos".
Si hace diez años, --cuando se creó la Coordinadora--, estos productos se vendían en apenas medio centenar de comercios en toda España, actualmente están presentes en más de 1.200 puntos de venta. Ahora que la distribución de éstos es adecuada, --"aunque aún muy mejorable"--, llega el momento de convencer al consumidor para que se implique. "Tiene que ver que con muy poco esfuerzo puede conseguir muchos cambios en otros países del mundo menos afortunados", apuntó.
Además, dijo, la idea de que estos productos son más caros "hay que romperla", porque "no es cierta". De cualquier modo, la calidad es además, "muy superior". La producción es artesanal en su mayoría y su precio no puede compararse con otras marcas, más baratas, pero también de calidad inferior. La 'lucha' está ahí en este momento: el objetivo es ajustar los precios, dijo, pero recordó que normalmente "la diferencia de precio es ridícula", a veces de céntimos de euro, lo que supone menos de 4 euros al año.
Pero con esa "mínima diferencia", se puede conseguir, sin embargo "importantísimas mejoras en las condiciones laborales y de vida los países productores, gracias a que los campesinos pueden llegar a percibir "hasta el doble" de lo que reciben vendiendo sus productos a través de los canales convencionales. "Si la gente se diera cuenta de esto, no dudaría". El problema es "hacerles llegar y escuchar este mensaje", concluye.
A nivel de compromiso de las grandes cadenas de distribución en este tipo de comercio, éste, afirmó Contreras, "es muy distinto dependiendo de cuál de ellos estemos hablando". Desde las más 'comprometidas', como Eroski, --que cuenta con productos de este tipo todo el año--, a las que 'reniegan' de él, como Mercadona, que esgrime que su compromiso es con los clientes y con el precio más bajo. Después de Eroski, Alcampo es otra de las compañías que más apuesta por este comercio.