Bolsa, mercados y cotizaciones

Los 'Portillos' americanos alimentan el hundimiento de los mercados



    El proceso de desapalancamiento del sistema financiero empieza a provocar suspensiones de pagos. Los problemas de exceso de apalancamiento en las inversiones no son exclusivos de nuestro Luis Portillo, sino que están muy extendidos por todo el sistema financiero mundial, en especial en EEUU.

    Y el proceso actual de desapalancamiento, es decir, de deshacer esas posiciones financiadas con deuda, amenaza con ser dramático porque ya está provocando numerosas suspensiones de pagos. Ayer le ocurrió a Carlyle Capital, una filial del fondo de capital riesgo Carlyle dedicada a invertir en activos respaldados con hipotecas. No pudo afrontar la demanda de garantías adicionales por parte de sus contrapartidas e incurrió en impago.

    La historia siempre es la misma: una entidad, compañía o persona toma una fuerte posición en un activo con dinero prestado (normalmente por un importe muy superior a sus propios recursos). Este activo baja de valor y, cuando pasa de un determinado nivel, los brokers solicitan al inversor que ponga garantías adicionales, es decir, más dinero en su cuenta para respaldar las pérdidas. Es lo que se llama 'margin calls'. Si el inversor no puede depositar ese dinero, el broker vende los activos, es decir, ejecuta las garantías.

    Crédito en el sistema financiero

    Este proceso de desapalancamiento, del que ya alertó Bolságora hace muchos meses, ha tenido como detonante la contracción del crédito en el sistema financiero mundial. El problema es que los bancos de inversión, agobiados por sus propias pérdidas, están recortando los préstamos, exigiendo más garantías y pidiendo la devolución anticipada de préstamos a hedge funds, compañías hipotecarias y otros inversores.

    Inicialmente, el problema sólo afectaba a aquellos expuestos a los activos relacionados con las hipotecas 'subprime', pero se ha extendido a los bonos respaldados con créditos de calidad. Y ahora está golpeando incluso a los inversores que poseen activos hipotecarios respaldados por las agencias semipúblicas Fannie Mae y Freddie Mac. Es el caso de la filial de Carlyle, que tenía 21.700 millones de dólares en este tipo de bonos teóricamente seguros.

    El hundimiento de los precios

    El temor del mercado es que otros muchos inversores similares reciban 'margin calls' y tengan que vender masivamente sus activos, incluidos los de mayor calidad. Eso provocaría el hundimiento de los precios y el colapso total de estos mercados.

    De hecho, los precios empiezan a recoger esta posibilidad. Algunos bonos hipotecarios respaldados por estas agencias tienen una rentabilidad tres puntos porcentuales por encima de los bonos de Tesoro, cuando lo normal es que ese diferencial sea de 1,25-1,50 puntos. Eso implica una caída de precios, que actualmente se encuentran muy baratos respecto a su media histórica. Pero esos precios no bastan para atraer compradores que solucionen el problema, lo que probablemente provocará mayores caídas de precio.

    Retrasar lo evidente

    "La economía de EEUU ha vivido 10 años de crecimiento del apalancamiento por culpa de la enorme disponibilidad de capital. Eso significa que el desapalancamiento va a tardar más de un trimestre", ironiza Andrew Chow, gestor de SCM Advisers, firma especializada en estos activos. Las autoridades norteamericanas están intentando retrasar lo inevitable mediante una intervención gubernamental muy extendida, añade.

    "Preferiría que el ajuste sea duro pero rápido. Aunque en cualquier caso va a ser doloroso", concluye Chow. Que se lo digan a Portillo.