Bolsa, mercados y cotizaciones
¿A qué se deben las divergencias en las políticas monetarias mundiales?
Una actitud que contrasta cada vez más con la de una Reserva Federal que ha bajado sus tipos en 2,5 puntos hasta el 3% desde que la crisis estalló en agosto. Y el BCE (o el Banco de Japón) no son los peores: el banco central australiano no sólo mantuvo tipos sino que los subió anteayer.
¿A qué se deben estas divergencias en las políticas monetarias mundiales? Evidentemente, a las presiones inflacionistas, que impiden que autoridades como el BCE o el Banco de Inglaterra bajen los tipos: su único mandato es mantener la estabilidad de precios, no estimular el crecimiento como en el caso de la Fed.
Estrategias
Ahora bien, esto nos plantea tres escenarios distintos según Justin Lahart, columnista del Wall Street Journal. El primero es que Bernanke se equivoque: de hecho, muchos analistas se quejan de que su política de dinero fácil está alimentando la inflación mundial por el lado de las materias primas (y de la caída del dólar), lo que dificulta que otros bancos centrales sigan su camino de bajadas de tipos.
El segundo escenario es que el resto del mundo esté aislado de los problemas de EEUU y que, en consecuencia, estén haciendo lo correcto al mantenerse al margen del rumbo de la política en Norteamérica. La idea que hay detrás es que, si la economía mundial se estuviera enfriando realmente, las materias primas estarían bajando, no subiendo.
Seguir los pasos de la Fed
Una tercera posibilidad, la más probable a juicio de Lahart, es que el resto del mundo en algún momento tendrá que seguir los pasos de la Fed. El propio banco central de Australia, aunque acaba de subir tipos, reconoce el endurecimiento del crédito y un empeoramiento del sentimiento de empresas y consumidores, por lo que augura un crecimiento por debajo de la tendencia en 2008... y eso que su economía se basa en gran medida en las materias primas. Otra pista viene de Canadá, donde su banco central ha empezado a bajar tipos porque espera que la crisis de EEUU tenga un impacto significativo en la economía global.
Si esto es así y las políticas de los bancos centrales tendrán que converger en el futuro, mejor pronto que tarde, según Lena Komileva, economista de la firma Tullett Prebon. Lahart concluye que "la lentitud en responder de otros bancos centrales (se refiere al BCE) significa que sus economías seguirán en crisis incluso después de que comience la recuperación de EEUU".