Bolsa, mercados y cotizaciones
Atenas contagia su caos: las primas de riesgo se disparan y el euro se desmorona
Grecia. Alfa y omega. Principio y final de la denominada crisis soberana. Fue en suelo heleno donde comenzaron a temblar los pilares de la otrora solvente deuda pública europea, y ahora, más de dos años después, vuelve a ser Atenas la cuna de las peores pesadillas.
Grecia está demostrando que una cadena es tan fuerte como su eslabón más débil. O lo que es lo mismo, el euro no es tan fuerte como Alemania, sino como Grecia... por el momento. Porque el caos institucional en el que está sumido el país tras las elecciones del 6 de mayo amenaza con sacarle de la Europa del euro. El problema, sin embargo, trasciende sus fronteras. Precisamente porque aún forma parte de esa cadena, los inversores temen la onda expansiva que puede provocar su marcha y la ruptura consiguiente de la moneda única. Por eso, cuando en el mediodía de ayer se confirmó la imposibilidad de crear gobierno en Grecia y la convocatoria de unas nuevas elecciones para junio, el caos se apoderó de los mercados.
Los inversores se batieron en retirada de aquellos activos de los que menos se fían. A saber, renta variable, deuda pública de los países más expuestos a la crisis y, por supuesto, el euro. En momentos así, la divisa europea actúa como pararrayos de la tensión. Y bien que lo viene sintiendo últimamente, puesto que acumula 11 bajadas en las últimas 12 sesiones contra el dólar. Ayer se depreció un 0,6%, hasta los 1,274 dólares, con un mínimo diario en los 1,273. Se situó así en su cambio más bajo desde enero, aunque en el ambiente late la sensación de que le esperan más caídas con acento heleno. Por el momento, se deja un 1,7% contra el billete verde en lo que va de año.
Regreso a un pasado cercano
Si la cadena en conjunto sufrió, el eslabón heleno sintió una tensión casi asfixiante. Sobre todo, su deuda pública, vapuleada por unas ventas que la situaron de nuevo en los niveles previos al canje de bonos planteado por Atenas con los acreedores privados entre febrero y marzo -ver gráfico-. El rendimiento de la deuda helena a 10 años saltó en un único día del 27,6 al 29,4%. A su rebufo, la prima de riesgo griega, medida por la diferencia entre la rentabilidad de los bonos helenos a 10 años y los alemanes con igual vencimiento, se disparó desde los 2.612 hasta los 2.793 puntos básicos.
La estela dejada por la deuda griega fue seguida por la española e italiana, que son las siguientes en la lista de preocupaciones. La rentabilidad de los bonos españoles a 10 años subió del 6,23 al 6,35%, el nivel más alto desde noviembre, mientras que la de los italianos repuntó del 5,70 al 5,86%. En cuanto a las primas de riesgo, la de España sufrió su segundo máximo histórico consecutivo, con un incremento desde los 477 hasta los 488 puntos básicos. La de Italia escaló de los 424 a los 439 puntos básicos, la brecha más elevada con respecto a los bonos alemanes desde enero.
También se tensionaron los seguros contra el impago (CDS) de estos países. El de España, hasta los 546 puntos básicos, que también supone un récord histórico, y el de Italia, hasta los 501 puntos.
Si se abre la veda...
Estos impactos reflejan con claridad el temor que invade los mercados en estos momentos. "Para Grecia sería un desastre salir del euro, pero el contagio generaría una crisis aún mayor para el resto de Europa", advierte Andy Howse, director de renta fija de Fidelity. En efecto, los inversores desconfían de los efectos que podría desencadenar la apertura de la caja de Pandora que representaría que un país saliera de la Unión Económica y Monetaria (UEM). "La salida de Grecia del euro supondría la pérdida inmediata de la credibilidad de la UEM, y no podríamos descartar ataques adicionales a la deuda soberana periférica", avisan igualmente desde Banif. Y concretando más, añaden: "Existe un elevado riesgo de que el contagio pudiese extenderse al resto del sistema financiero europeo, cerrándose aún más los mercados de financiación. Por tanto, que el episodio actual no adquiera tintes más sistémicos pasa porque la solución del jeroglífico griego sea lo menos traumática posible".