Bolsa, mercados y cotizaciones
Las agencias rebajan más el 'rating' de España que el de sus compañías
Rebajan en dos grados la deuda soberana frente al peldaño y medio de las cotizadas del Ibex 35. Repsol es la última en sufrir un recorte, ya que S&P le degradó la nota desde 'BBB' hasta 'BBB-'.
El último recorte de rating a España por parte de una de las tres principales agencias de calificación -antes de la rebaja llevada a cabo ayer por S&P- sucedió el 13 de febrero. En esa ocasión la protagonista fue Moody's, quien rebajó la nota de solvencia a la deuda soberana española en dos peldaños, desde A1 hasta A3, aludiendo al mayor déficit que presentó el Estado en el 8,51% y al menor crecimiento esperado para este año como motivos para acometer ese recorte. Emuló así la rebaja de dos escalones que hicieron Standard and Poor's (S&P) y Fitch el 13 y el 27 de enero respectivamente desde AA- hasta A.
Ayer sin embargo, fue S&P la encargada de llevar a cabo el recorte. Rebajó en otros dos escalones el rating de nuestro país, desde 'A' hasta 'BBB+', aludiendo al "aumento de los peligros en relación a su situación fiscal y flexibilidad, así como a la carga de su deuda soberana". Otro de los factores que pesó demasiado sobre España fue en esta ocasión el incremento de posibilidades de que el Gobierno necesite proveer de mayores ayudas fiscales a la banca.
Y es que tras el anterior recorte a España las calificadoras pusieron en el disparadero a algunas empresas españolas, y el balance que ha quedado tras los recortes posteriores a la deuda soberana es que las agencias han sido más indulgentes con las empresas del Ibex. De media les han reducido la nota un escalón y medio frente a los dos grados de recorte a España. Es más, incluso una empresa española a ojos de las calificadoras es más solvente que el Estado.
Aunque cada agencia tiene sus propios criterios y escalas a la hora de calibrar la calidad de la deuda de un agente, a grandes rasgos todas se basan principalmente en la capacidad e intención del emisor para cumplir sus compromisos financieros y en la protección ofrecida en caso de quiebra y otras causas que puedan perjudicar a los acreedores. De esta manera, generalmente a la deuda soberana se le presume una mayor calidad que la deuda colocada por empresas con pasaporte de dicho país. Esto es así porque un Estado posee más mecanismos que una compañía privada para hacer frente a sus obligaciones financieras, como pueden ser captar más recursos aumentando la presión fiscal o monetizar su deuda imprimiendo billetes. Eso no quiere decir que no existan compañías con un rating mejor que el del país donde tienen su sede social, y España no es una excepción.
Entre las empresas que forman parte del Ibex, quien destaca a este respecto es Enagás, ya que las tres principales calificadoras, Moody's, Standard and Poor's y Fitch, le dan una nota de A2, A+ y A+, respectivamente, frente al rating de la deuda soberana española de A3, A y A en cada caso (ver gráfico).
Las agencias han rebajado en los últimos tiempos la nota de solvencia a España con más frecuencia que a otros países de sus entorno. Pese a que el apalancamiento del Estado español es menor a la media de la eurozona. En 2010 la deuda pública respecto al Producto Interior Bruto (PIB) fue del 60,1%, frente al 85,1 de la zona euro. Aunque en 2011 según, datos del Banco de España, ya alcanzó el 68,5% y para este año el ministro de Economia y Competitividad, Luis de Guindos, augura que alcanzará el 80% del PIB. Una escalada en la que también ayuda que para este 2012 se prevé una contracción económica entre un 1,5 y un 2%.
Este panorama contrasta con el crecimiento que se le presume a Enagás que experimentaría un repunte de sus ganancias del 2,2%, según el consenso de mercado, y eso que esta compañía obtiene el total de sus ingresos en territorio nacional.
Efecto arrastre
Entre los argumentos esgrimidos por las calificadoras para acometer un tijeretazo a la calidad de la deuda española figuran las dudas que plantea el sector financiero español. De manera que tras producirse la rebaja al rating soberano se abrió la puerta a nuevas penalizaciones para las entidades financieras españolas. De hecho, ninguno de los siete bancos que forman parte del Ibex 35 se ha librado de al menos ser revisado por alguna de las tres principales agencias de rating. En este sentido, quien ha tenido la tijera más afilada ha sido S&P quien tras su rebaja a España, ha bajado la calificación a todos los bancos que forman parte Ibex. En un escalón a Bankinter, Banco Sabadell, Santander y BBVA y en dos peldaños a Banco Popular, Bankia y Caixabank.
Menos dura fue Fitch, que sólo ha puesto en su punto de mira a cuatro de los siete bancos del Ibex. En concreto, a Caixabank, BBVA y Bankia les rebajó la nota crediticia en un grado y al Santander, en dos. La menos agresiva ha sido Moody's. Sólo se ha pronunciado con los dos mayores bancos españoles, el Santander y BBVA, manteniéndoles la nota en Aa3, pero poniéndoles en perspectiva negativa.
Pero no sólo las entidades bancarias han sufrido el castigo de las calificadoras. Tanto la aseguradora Mapfre, como las vinculadas a la energía, Endesa y Repsol, han sufrido en sus carnes el castigo de las agencias después de tomarla por última vez con España, al ser degradadas en un grado por alguna de las tres agencias. La petrolera ha sido la última víctima, el jueves S&P recortó su nota desde BBB a BBB- a raíz de la expropiación de YPF.
Tres valores 'bono basura'
No han sufrido recientemente un recorte de rating pero ni mucho menos están para tirar cohetes en cuanto a solvencia. Se trata de Grifols, Abengoa y OHL, compañías cuya deuda tiene el sambenito de bono basura. Teniendo la empresa de hemoderivados y la compañía vinculada a las renovables un calificativo de riesgo sustancial por parte de Moody's y de S&P.