Bolsa, mercados y cotizaciones
El Ibex se olvida de las subidas en 2012
Chipre y Sri Lanka. Sólo las bolsas de estos países lo han hecho peor que la española en el primer trimestre de 2012. Los índices de esas naciones han caído entre un 10,8 y un 16,5 por ciento en este periodo. Y justo después, como el peor indicador entre los principales del mundo, figura el Ibex 35, con un retroceso del 6,52 por ciento.
Y eso que el viernes, en la última jornada de marzo, edulcoró los números rojos con una subida del 1,23 por ciento que, además, le permitió reconquistar los 8.000 puntos, ya que cerró en los 8.008. Pero fue un mero consuelo en la triste marcha que está protagonizando este año; ha terminado en negativo 7 de las 13 semanas celebradas -en la última se ha dejado un 3,3 por ciento-, además de que aún no ha conocido un mes alcista en 2012: en enero perdió un 0,67 por ciento; en febrero, un 0,51 por ciento; y en marzo, un 5,40 por ciento. Sólo una vez, en 1995, había hecho un pleno bajista en los tres primeros meses de un ejercicio.
Pero hay más. Comparar al Ibex con sus semejantes revela la magnitud del castigo que ha sufrido la bolsa española en el primer trimestre. En contraste, el Dax alemán ha sumado un 17,8 por ciento; el Cac 40 francés, un 8,3 por ciento; y el EuroStoxx 50, un 6,94 por ciento. Es más, hasta el italiano FT/Mib se ha anotado un avance del 5,9 por ciento, pese a que Italia también permanece bajo el foco de la crisis soberana. El índice español también se ha quedado descolgado de las subidas vistas en Wall Street. En los tres primeros meses, el Dow Jones ha sumado un 8,03 por ciento; el S&P 500, un 11,9 por ciento; y el Nasdaq Composite, un 21 por ciento.
La desconfianza manda
El decepcionante comportamiento del Ibex encuentra explicación en la desconfianza que envuelve a España. Aunque el Tesoro Público español se ha financiado sin problemas en el mercado gracias al apoyo de la extraordinaria política de liquidez del Banco Central Europeo (BCE), la renta variable no ha contado un apoyo tan privilegiado. Más expuesta, por tanto, a la presión vendedora, ha sufrido en sus carnes la incertidumbre proveniente de las dudas sobre el cumplimiento del déficit público, la profundidad de la recesión y la viabilidad y solvencia del sector bancario. "La confianza de los mercados hacia el país y sus finanzas es clave tanto para la evitar que el coste de nuestra deuda se dispare como para que la palabra vender deje de estar sobre el los valores de renta variable española. Hasta que España no genere esa confianza, y esto sólo ocurrirá con un cumplimiento de los objetivos que se planteen y que den la credibilidad al gobierno actual que perdió el anterior gobierno, los institucionales y particulares seguirán sin apostar por la renta variable española", asegura Soledad Pellón, de IG Markets.
Como consuelo queda la atractiva valoración en la que se encuentran las acciones españolas tras estas caídas. "En el momento que la reestructuración bancaria finalice con éxito y que España empiece a generar credibilidad, podemos ver cómo los inversores entran en España", explica Marc Ribes, analista de Blackbird Wealth Management. Y añade: "Cuando los inversores internacionales entren en la renta variable española, asistiríamos a una superación de los 9.000 puntos, en ese momento podríamos ver un efecto llamada y no nos extrañaría ver un repunte con cierta violencia si eso sucede hasta la zona de los 10.500-11.000 puntos antes de final de año. Pero antes, el mercado tiene que superar los 9.000".
El retorno de la confianza también ayudaría a la deuda pública. A pesar de que el Tesoro la ha emitido sin problemas, luego, en el mercado secundario -en el que cotizan los títulos tras haber sido subastados-, los títulos han estado sometidos a una alta presión. Desde finales de 2011, la rentabilidad de los bonos a 10 años ha pasado del 5,09 al 5,35 por ciento. A su vez, este repunte se ha trasladado a la prima de riesgo, medida por la diferencia entre el rendimiento de los bonos españoles y alemanes a 10 años. Esta brecha se ha ampliado de los 326 a los 356 puntos básicos durante el primer trimestre.
El euro se mantiene fuerte
El que ha mostrado una notable capacidad de aguante en el primer trimestre pese a la persistencia de las tensiones periféricas ha sido el euro. La moneda única se ha apreciado un 2,8 por ciento, hasta los 1,333 dólares. Aunque para fortaleza, la del petróleo. El barril Brent, de referencia en Europa, se ha encarecido un 14,3 por ciento, hasta los 122,8 dólares. También sube el oro, que ha sumado un 6,6 por ciento, hasta los 1.666 dólares.