Bolsa, mercados y cotizaciones
El dilema de la Fed: los mercados quieren al tiempo crecimiento... y estímulos
- Tienen que decidirse por un escenario o la decepción será inevitable
El testimonio del presidente de la Fed, Ben Bernanke, esta semana ante el Congreso no satisfizo ni a los que creen que la economía puede mantenerse por sí sola ni a los que quieren que el banco central siga teniendo un papel en los mercados.
Un día después de que la mayor parte de los activos de riesgo -bolsa y materias primas- sufrieran pérdidas por las declaraciones de Bernanke, las bolsas subieron ayer lo suficiente para anular esta caída.
Pero, más allá de la operativa, Wall Street parece tener cocinada su tarta de recuperación económica a la vez que quiere comer más relajación monetaria. Bernanke indicó que el reciente giro de los datos -industria, vivienda y empleo- le dan confianza en que la recuperación, aunque irregular, es un poco mejor de lo que anticipaba.
Jarro de agua fría
La interpretación del mercado fue que el presidente está justificando que no adoptará una mayor relajación monetaria de la que ha disparado los precios de los activos de riesgo. En un momento de la sesión del miércoles, el Dow Jones llegó a caer más de 125 puntos antes de reducir casi a la mitad sus pérdidas al cierre.
El discurso interrumpió el fuerte rally de las bolsas en lo que va de 2012 y también provocó una fuerte caída del oro y de otras materias primas sensibles a la inflación. De forma más general, estos movimientos demuestran que los mercados todavía son muy sensibles a las maniobras de la Fed.
"Esta reacción a punta a una sorprendente fragilidad de esta subida. Las bolsas parecían decepcionadas por que las señales de una fuerte recuperación económica -que antes se consideraba algo positivo, por supuesto- significaban que Bernanke no ve la necesidad de anunciar otra ronda de quantitative easing", según Julian Jessop, economista jefe de Capital Economics.
"Esto hace que uno se pregunte si los inversores habrían sido más felices si el presidente de la Fed hubiera hablado de debilidad económica y hubiera sugerido que hacen falta más estímulos monetarios", añade. A su juicio, esta reacción puede indicar un mercado que no está afrontando la realidad. "La lección que cabe extraer es que si los inversores están confiando a la vez en un crecimiento más fuerte y en nuevos estímulos monetarios para apoyar las valoraciones, es casi seguro que se van a ver decepcionados", concluye.
Ayer, en su segundo día de comparecencia, Bernanke no habló de estas cuestiones y se centró en la política fiscal. La reacción del miércoles parece representar una disminución de las expectativas inflacionistas que habrían venido con una tercera ronda de QE.
El argumento contrario es que esta retirada de la Fed de su histórica intervención en el mercado sería una señal de confianza. Desde el inicio de la crisis financiera la Fed ha desarrollado dos intervenciones de compra de bonos (el QE) y un tercer programa llamado Operación Twist, que ha provocado una expansión neta de su balance de 2,9 billones de dólares, pero no ha conseguido que las rentabilidades de los bonos bajen aún más.
"La Fed tiene que cambiar su mentalidad de crisis", afirma Jim Paulsen, estratega jefe de Wells Capital Management. A su juicio, la Fed debe empezar a preocuparse más por la inflación que pueden provocar sus políticas. Si los tipos de los bonos suben a lo largo del año pueden obligar al banco central a subir tipos en vez de adoptar una política todavía más acomodaticia