Bolsa, mercados y cotizaciones
La caja de Apple daría un dividendo de un 27% de rentabilidad
- El importe atesorado por la tecnológica se acercará a los 115.000 millones
Los usuarios que ya no pueden vivir sin la tecnología de Apple se mantienen ávidos por conocer el próximo producto con el que sorprenderá la empresa de la manzana. Pero no menos expectantes están los accionistas e inversores interesados en la compañía, a la espera de que en algún momento se decida a distruibuir parte de su caja, que a cierre de este año podría alcanzar los 115.000 millones de dólares, según los grandes bancos de inversión.
Para entender la dimensión de esta cantidad, su reparto total supondría un dividendo de hasta un 27 por ciento de rentabilidad a los precios actuales. Quizá sea el momento de permitir al accionista morder un poco del fruto que cosecha Apple (AAPL.NQ). Sólo con compartir alrededor del 15 por ciento de su caja ya se convertiría en la empresa más atractiva por dividendo del Nasdaq 100.
El debate sobre el destino de la elevada suma que acumula la tecnológica se ha reabierto después de que saliera nuevamente a relucir el importe de su caja en la publicación de sus resultados trimestrales. A estas alturas de ejercicio ya rebasa los 97.000 millones. Adquisiciones estratégicas, recompra de acciones, seguir atesorando efectivo o distruibuir en dinero parte de los más de 100.000 millones son algunas de las opciones más claras que puede estar planteándose la compañía. La última parecía muy poco probable, pero ya hay expertos que no la descartan.
"En EEUU y en empresas tecnológicas el sesgo es hacia recompras de acciones más que dividendos", indica Marc Batlle, de la sicav elCano. Si bien el analista plantea otras opciones. "Un dividendo especial es otra posibilidad. Microsoft lo hizo en el pasado", recuerda. Así es, la compañía que preside Bill Gates, y otra de las grandes generadoras de caja de Wall Street, abonó una entrega extraordinaria de 3 dólares por acción en 2004, que supuso un 11 por ciento de interés.
Reescribe su historia...
La presentación de las últimas cuentas de Apple fue histórica para la compañía en muchos sentidos. A la multitud de medallas que se ha colgado en los últimos años, la semana pasada se unió la de consolidarse como la empresa con mayor valor en bolsa de todo el planeta -ahora cotiza en torno a 424.000 millones de dólares-, tras estar disputando con la petrolera Exxon desde el día que la tecnológica presentó sus números. Este título no hace sombra, sin embargo, al que ostenta la empresa como la cotizada con mayor caja del mundo. Muy atrás deja a la siguiente compañía en este ranking, Microsoft, que atesorará en 2012 unos 47.400 millones.
Con estas cantidades, la capacidad de Apple para retribuir al accionista es innegable. Pese a que la multinacional californiana cotiza en sus máximos históricos -el miércoles rebasó incluso los 456 dólares- los casi 115.000 millones servirían para entregar un dividendo de un 27 por ciento de rentabilidad, ya que a cada accionista le corresponderían alrededor de 123 dólares por título.
Nadie se ha vuelto loco, nadie prevé que Apple comparta con sus accionistas toda la caja que ha ido engordando estos años. Es sólo un ejercicio hipótetico para comprender la magnitud de los números de los que se habla. Igual que a día de hoy no parece probable que se haga con algunos de sus competidores aunque no le falte efectivo para pagar. Nokia, por ejemplo, ahora sólo vale en bolsa unos 18.700 millones de dólares.
Pero lo que sí es totalmente factible es que o bien entregue un dividendo extraordinario más pequeño, que sólo suponga parte de esta caja, o, por qué no, que se plantee una política continuada de retribución. Si Apple quisiera convertirse en una compañía atractiva por dividendo entre las cotizadas estadounidenses no lo tendría muy complicado. Bastaría con que distribuyera unos 17.000 millones de dólares, un 15 por ciento del total de la caja que se espera para este año, para situarse directamente como la compañía que mejor remunera del Nasdaq 100, arrebantando el puesto a Paychex.
En el caso de que Apple diseñara una política encaminada a este objetivo, el accionista recibiría unos 18,25 dólares por acción al año, que le aportarían una rentabilidad superior al 4 por ciento a los precios actuales, que es lo que ahora ofrece Paychex.
Si se pusiera un mayor reto e intentara alcanzar el listón de rentabilidad que está poniendo uno de los sectores más atractivos por retribución, el de las telecos, Apple debería abonar unos 36,5 dólares anuales, que equivaldrían a desprenderse del 30 por ciento de la caja prevista a cierre de 2012 y con los que daría un rendimiento de alrededor del 8 por ciento.
...¿para volver al pasado?
El efectivo atesorado en los últimos años no es el único motivo para no descartar la retribución. Entre abril de 1987 y diciembre de 1995, un periodo en el que Steve Jobs no estuvo al mando de la empresa, Apple repartió entre sus accionistas un total de 34 dividendos. Durante la trayectoria de Jobs, nunca se planteó la idea de remunerar de nuevo, pero la pregunta que ronda ahora entre algunos inversores es si la nueva figura al mando de Apple, Tim Cook, seguirá los pasos de su antecesor o si por el contrario podría reestablecer el dividendo o, al menos, retribuir en momentos puntuales.
En su momento, ofrecía atractivos pagos. Las últimas entregas que abonó alcanzaron los 12 centavos por acción, lo que suponía una rentabilidad anual de alrededor del 5 por ciento. El importe abonado ahora puede parecer casi ridículo dado el precio que cuesta un título de Apple. Si entregara 12 centavos, apenas premiaría al accionista con un 0,026 por ciento de interés. Pero en aquel momento la cifra suponía un alto rendimiento debido a que las acciones de la compañía cotizaban entre 8 y 9 dólares en el último pago de 1995.
Además, hay que tener en cuenta que las empresas de Wall Street, sobre todo las del sector tecnológico, no ofrecen altas rentabilidades. De hecho, incluso un 57 por ciento de las cotizadas del Nasdaq 100 aún no retribuye al acccionista. Una de las razones es que prefieren destinar sus esfuerzos a no quedarse atrás respecto a sus competidores en la carrera por el desarrollo tecnológico. "Las tecnológicas americanas no dan dividendo porque necesitan tener fuertes niveles de caja para estar siempre preparadas para futuras inversiones que les permitan avanzar desde el punto tecnológico y para hacer compras. Aún tienen que ganar la confianza suficiente en lo que respecta a sus balances para empezar a pagar dividendo", opina Heinrich Riehl, responsable en Europa de la gestora TCW Investment Company.