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El crudo, a 140 dólares si Irán corta Ormuz



    Con el petróleo 'Brent', de referencia en Europa, cotizando por encima de 110 dólares, la principal preocupación es que la tensión en torno a Irán dispare los precios del crudo, empeorando la situación de la economía global. El corte del Estrecho de Ormuz, que sería el peor de los escenarios, dispararía los precios del petróleo un 22%.

    "No hay escasez de petróleo en ninguna parte del mundo". Estas declaraciones pertenecen a Abdalla el-Badri, secretario general de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP). Con estas palabras, el-Badri trataba de diluir uno de los grandes miedos actuales, que se dispare el precio del crudo en un contexto en el que tanto la OPEP como la AIE (Agencia Internacional de la Energía) han rebajado las expectativas de la demanda -hasta 1,06 y 1,01 millones de barriles diarios, respectivamente-, poniendo lastres adicionales sobre la economía mundial.

    El Brent (de referencia en Europa) ha estado por encima de 110 dólares el barril desde el comienzo de 2012. El pasado fue su tercer año seguido al alza, y lo cerró con una rentabilidad del 13,33%, gracias en parte a la remontada de los precios durante la primera parte del año, con la Primavera Árabe, y que marcó máximos en 126,65 dólares en abril, con la crisis nuclear de Japón.

    ¿Quién compra a Irán?

    Ahora, el nuevo año pone sobre la mesa otro conflicto que puede espolear los precios: que Irán suspenda su producción de petróleo o, lo que es peor, que cierre el paso del Estrecho de Ormuz. Por el momento, tanto EEUU como la Unión Europea (UE) han aprobado la imposición de sanciones al país que preside Mahmud Ahmadinejad, aunque éstas no empezarán a aplicarse hasta junio. La UE es el mayor importador mundial de petróleo iraní; según datos de Barclays, consume un 32% del crudo que exporta (en torno a 2.300 millones de barriles al día). Si se desglosan los datos, el 13% de las necesidades energéticas de España, Italia y Grecia se satisfacen con crudo iraní, mientras que en el caso de Turquía, el petróleo de ese país suple prácticamente la mitad de las fuentes de energía que importa. Fuera de la UE, Asia es el principal objetivo de Irán, pues vende a China e India (y en menor medida a Japón y Corea del Sur) el 64% de las exportaciones de esta materia prima. No obstante, es Arabia Saudí el país aliado de EEUU en la zona y el que más petróleo vende a ambos gigantes asiáticos, seguido del resto de emiratos del Golfo Pérsico.

    Irán acumula el 12,7% de las reservas probadas de petróleo de la OPEP, dato que le convierte en el tercer país de la organización con mayor número de reservas (después de Venezuela y Arabia Saudí). No obstante, su producción de crudo ha ido languideciendo a lo largo del último año, desde los 3.658.000 barriles diarios que se registraron en el segundo trimestre hasta los 3.548.000 barriles del cuarto trimestre. Durante 2011, produjo una media de 3.616.000 barriles -según datos oficiales de esta organización-,un 2,42% menos que la media de 2010. En un país donde el precio del petróleo equivale al 80% de los ingresos vía exportaciones y más del 62% de los ingresos fiscales anuales, según Barclays, las sanciones impuestas pueden estrangular la economía iraní.

    Algo que, de hecho, ya está sucediendo: según datos del Fondo Monetario Internacional (FMI), las sanciones que impuso el Consejo de Seguridad de la ONU en 2010 han incrementado considerablemente el coste de los negocios que puede hacer Irán. A la par, desde que EEUU aprobase sus propias sanciones la divisa iraní, el rial se ha depreciado dramáticamente, pues ha perdido la mitad de su valor.

    El termómetro de riesgo del petróleo

    Con todas estas variables ya expuestas, amén de que este invierno está siendo inusualmente cálido -si se excluye la ola de frío polar de esta semana- estimar el potencial de subida del petróleo se vuelve difícil, pero no imposible. En los últimos meses el concepto de prima de riesgo ha ido ganando popularidad, como el termómetro que mide la percecpión del riesgo de que un país pueda caer en impago, pero también se puede aplicar a la evolución del crudo. La cota psicológica para tener en cuenta son los 100 dólares por barril, el nivel que vigila Arabia Saudí. El pasado 16 de enero, su ministro del Petróleo, Ali-Naimi, fijó por primera vez en los tres dígitos el objetivo de estabilización del petróleo.

    En segundo lugar, es necesario contemplar dos escenarios que pueden determinar el comportamiento de los precios del crudo, para calcular la prima directa y la indirecta, y en los que se utilizarán los siguientes datos: la producción de crudo de Irán, 3,616 millones de barriles al día; la producción mundial, 82,215 millones de barriles; y la cantidad de crudo que circula diariamente en el Estrecho de Ormuz, entre 17.000 y 18.000 barriles diarios, un 18% de la producción mundial.

    El primer escenario es que Irán suspenda sus exportaciones de petróleo. Juan Ramón Caridad, de Swiss&Global, explica que para el cálculo de la primera es necesario dividir la producción de crudo de Irán entre el total de producción y multiplicar por cien. El resultado, un 4,4%, sería el incremento directo sobre el precio del petróleo: si Irán suspende la exportación, el precio del Brent podría escalar hasta 116,5 dólares el barril. El eventual corte del Estrecho de Ormuz es la referencia para calcular qué margen de subida tendría el crudo. Caridad explica que, de cumplirse este escenario, el precio del petróleo podría remontar alrededor del 22%, al volatilizarse la cantidad de petróleo que se transporta por esa zona. Esto implica que, si además de suspender la exportación, el gobierno de Ahmadineyad cumpliera sus amenazas al ordenar cortar la circulación en ese punto geoestratégico, entonces el petróleo podría dispararse hasta los 140 dólares por barril, un precio que remite a niveles de junio de 2008.

    ¿Qué probabilidades hay de que esto suceda? "Es probable que el mercado empiece a preparar posiciones para una ruptura al alza, pese a un mayor equilibrio global, basado en un grado mayor de relajación en las perspectivas macroecnomómicas y una evaluación más completa del contexto geopolítico", afirma Barclays en su último informe sobre materias primas.