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Países OMC se reunirán de nuevo, pero siguen posiciones divididas
Elena Moreno
Ginebra, 27 jun (EFECOM).- Los 149 países de la OMC, divididos y distantes, se enfrentan a partir del jueves a unas negociaciones cruciales para la Ronda de Doha, ya que deberán decidir las cifras y fórmulas para aplicar rebajas arancelarias a las importaciones de bienes agrícolas e industriales.
Considerada como la reunión de la "última oportunidad" para el futuro del comercio mundial y del mismo proceso de la Ronda de Doha, ha sido convocada por el director general de la Organización Mundial del Comercio (OMC), Pascal Lamy, a fin de intentar sacar esas negociaciones del punto muerto.
A Ginebra asistirán más de sesenta ministros de Comercio, que se reunirán desde el 29 de junio al 2 de julio en la sede de la OMC, con el objetivo de fijar las fórmulas y cifras que les permitan calcular el nivel de rebajas arancelarias que tendrían que aplicar a sus importaciones agrícolas e industriales.
Los países negocian desde hace casi cinco años la Ronda del Desarrollo de Doha, que busca profundizar en la liberalización de los intercambios comerciales en agricultura, industria y servicios, y que los principales beneficiarios sean lo países en desarrollo.
Pero sus posiciones siguen tan distantes que, a decir de alguno de los mismos negociadores, como el presidente del comité de Agricultura, el embajador neozelandés Crawford Falconer, haría falta un milagro, pero más que nada decisiones y compromisos políticos por parte de las capitales.
Falconer y el presidente del comité negociador de acceso a mercado para bienes industriales (NAMA), el embajador canadiense Don Stephenson, presentaron la semana pasada sus proyectos de modalidades, en los que persisten los elementos de desacuerdo, en espacial el de agricultura, con un total de 760 decisiones abiertas, con lo que lograr el consenso parece difícil.
"Para los que tengan fe religiosa se podría decir que si creen que Dios hizo el mundo en siete días, entonces será pan comido eliminar los 760 corchetes", ironizó Falconer.
No obstante, consideró que "técnicamente es posible, si se hacen progresos en los asuntos políticos", pero también subrayó que "sería la primera vez que se hacen tantos progresos en dos o tres días".
Si las intensivas negociaciones que se desarrollarán esta semana fracasaran, también lo haría el mismo sistema multilateral, han señalado en varias ocasiones los diferentes actores.
El pasado viernes, Lamy recordó a todos los países que tienen por delante unas negociaciones que además de ser "cruciales", son "una oportunidad, de esas que no se presentan más que una vez por generación, para corregir los desequilibrios en el comercio multilateral. Les pido que no la dejemos escapar".
Los países en desarrollo, liderados por el Grupo de los Veinte (G-20), que coordina Brasil, ponen toda su presión en obtener de Estados Unidos y de la Unión Europea (UE) una mayor reducción de los subsidios internos a la agricultura y más acceso a sus mercados agrícolas, respectivamente.
Washington y Bruselas, con el apoyo de los países más ricos e industrializados (G-10), que incluyen a Suiza y Japón, entre otros, piden más acceso a los mercados industriales de las economías emergentes, algo que éstas no están dispuestas sin lograr sus peticiones.
La urgencia en cerrar el grueso de las negociaciones entre esta semana y fines de julio, en que habrá otra maratón negociadora sobre servicios, se debe a que los países tienen que disponer del tiempo necesario para completar, antes de fin de año, el proceso de verificación técnica de miles de líneas arancelarias de cada uno de los sectores.
Además, otro problema en el horizonte afecta a uno de los grandes negociadores, EEUU, ya que la autorización ("fast track" o Autoridad de Promoción Comercial) que el Congreso da a la Casa Blanca para negociar acuerdos de comercio internacionales sin pronunciarse más que a favor o en contra, acaba en junio de 2007.
Las diferentes organizaciones no gubernamentales han dirigido duras críticas al proceso negociador, al considerar que excluyen de sus beneficios a la mayoría de la población del mundo, sobre todo a los más pobres de los países en desarrollo.
Un centenar de ONG se dirigieron hoy a los 149 países de la OMC para pedirles que rechacen lo que ya anticipan como un mal acuerdo para las economías en desarrollo y que cambien el rumbo del proceso, por otro más abierto e incluyente. EFECOM
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