Bolsa, mercados y cotizaciones

Los diez mandamientos de la crisis: ¿qué errores no debemos volver a cometer en el futuro?



    Ahora que la crisis ya forma parte del paisaje financiero, resulta pertinente tomar las decisiones oportunas que permitan solventar los problemas. Pero, además, conviene obtener las enseñanzas correspondientes para evitar que los excesos cometidos se repitan en el futuro.

    En 1942, el economista austriaco Joseph Schumpeter acuñó el concepto de la destrucción creativa. Lo situó como la piedra angular en torno a la que debe girar el sistema capitalista para poder desarrollarse.

    Es la caída de lo viejo y la irrupciónde lo nuevo lo que permite evolucionar. Observando lo acontecido en los mercados de crédito en los últimos meses, muchos se han acordado de ese término.

    Aunque en este episodio la destrucción no ha venido por el advenimiento de ningún adelanto o descubrimiento, sino por el estallido de una crisis, los viejos excesos pueden generar novedades positivas... siempre que exista la voluntad de aprender.

    ¿Extraerán los participantes en los mercados alguna lección creativa de los abusos cometidos en los últimos años para que no se repitan de nuevo? Eliminar lo malo; cuidar lo bueno Los expertos aseguran que sí.

    Para Marta Baker, responsable de préstamos de ABN Amro, resulta fundamental recuperar la verdadera dimensión de los riesgos: "No hay que olvidar que las estructuras y los precios de las operaciones siempre deberían reflejar el riesgo real asumido por los inversores.

    En los últimos años, parece ser que el mercado sufrió una disociación entre riesgo y recompensa, en parte por la facilidad con la que los bancos se podían deshacer de posiciones en los mercados, pero también debido a una actitud menos rígida por parte de los responsables de riesgos.

    También hay que reconocer que los modelos internos utilizados por los bancos para evaluar su apalancamiento, intentarán ajustar más los plazos entre su activo y su pasivo e incluso diversificar sus fuentes de financiación".

    Ahora bien, los expertos también aseguran que tampoco conviene pasarse de la raya. Vamos, que no hay que flagelarse por flagelarse, sino quedarse con lo bueno, que lo hay, y depurar lo malo. Y es que la titulización y otros mecanismos de financiación estructurada no son malos en sí mismos.

    Guía para no volver a repetir errores

    Pero siempre dentro de unos límites. "Si bien la flexibilidad en la ingeniería financiera, sobre todo en estructuración, permite un desarrollo de los productos y de los mercados de financiación a sectores que no contaban históricamente con ella ­subprime ­y que la liquidez se consideraba casi ilimitada, cualquier fallo o ajuste de los sistemas de valoración de riesgo real considerando volatilidades hace que los grandes beneficios se conviertan en grandes pérdidas", argumenta Jesús Verdasco, de Ahorro Corporación.

    El ejemplo español riesgos tampoco han funcionado como se esperaba". Noelle Cajigas, responsable de mercado de capitales de BNP Paribas, apela a la responsabilidad de los protagonistas del sistema financiero. "Creo que todos los partícipes del sistema hemos aprendido que un mercado sano debe tener límites, valorar la diferenciación y, sobre todo, dar su justo precio a las cosas. También que un análisis exhaustivo de las oportunidades de inversión es necesario. También hemos aprendido la importancia de la comunicación y la transparencia.

    Creo que todos debemos volvernos más realistas y razonables con los objetivos de apalancamiento, precio y demás", reconoce.

    Ricardo Gabilondo, de ABN Amro, también da su propia receta: "Las lecciones que han de extraerse son: evitar invertir en activos que no se conozcan; es el final del negocio de los vehículos de inversión estructuradas (SIV's) tal como los conocemos. Aunque algunos sobrevivan, limitarán La estricta vigilancia del Banco de España se ha revelado clave para contener los excesos Pablo Lladó, de Calyon, subraya al mismo tiempo la importancia de que los supervisores bancarios se muestren rígidos en sus tareas.

    España, una de las mejor preparadas

    Y pone como ejemplo el caso español. "Debemos sentirnos orgullosos porque el sistema financiero español es uno de los mejor preparados para afrontar esta crisis y en el que mejor han funcionado los sistemas de supervisión del Banco de España.

    Esa vigilancia, que en algunos casos nos pudo parecer excesiva, ahora se ha demostrado que era necesaria y que ha tenido resultados muy positivos", señala.