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Las seis lecciones de EEUU para el 'Euro-Tarp'
"Os lo dijimos". Ésa es la reacción de muchos banqueros y políticos norteamericanos hacia Europa. Desde que EEUU lanzó su programa de rescate bancario (Tarp) en 2008, los observadores en Washington y Nueva York han murmurado sobre la incapacidad de Europa para agarrar el toro de sus problemas bancarios por los cuernos.
Más específicamente, siempre se ha sospechado que los bancos de Europa estaban ocultando sus créditos fallidos. Y también ha quedado claro que algunos bancos necesitarían más capital, particularmente si tenían que provisionar la deuda soberana. Por tanto, la única solución para algunos en lo que podría llamarse Euro Tarp, una versión europea de las inyecciones de capital y los test de estrés que efectivamente frenaron la crisis bancaria norteamericana a finales de 2008 y principios de 2009.
Y todavía puede ocurrir. Los líderes de la zona euro aseguran que se están moviendo "tardíamente" en esa dirección. Pero antes de que los inversores se exciten, merece la pena echar un vistazo sin tapujos a lo que EEUU hizo entonces. Según Gillian Tett, comentarista del Financial Times, hay al menos seis lecciones "cinco malas y una buena" que Europa debe aprender:
1. El tamaño importa. Cuando el entonces secretario del Tesoro, Henry Paulson, anunció el Tarp en 2008, dijo que buscaba un "bazoka" para impresionar a los mercados y dar la vuelta al sentimiento. Entonces, 700.000 millones parecían suficientes para funcionar, puesto que esa cifra superaba las excpectativas del mercado. Las previsiones posteriores s einflaron y empezaron a pedirse niveles de un billón, pero las dudas no surgieron hasta que el sentimiento había cambiado.
2. La coordinación es crucial. Una razón por la que el bazoka de Paulson dejó atónito al mercado fue que fue empuñado por un único equipo, un grupo de oficiales del Tesoro y la Fed. Eso importó porque los inversores no tenían estómago para un retraso por un conflicto político.
3. El exceso de democracia no siempre ayuda. En la primera etapa del Tarp, los políticos estuvieron involucrados: el Congreso vetó inicialmente el plan de Paulson y tuvo que aprobarlo después del crash del mercado. Posteriormente, un pequeño equipo de burócratas tomó el control y logró disparar el bazoka con rapidez y en una línea recta. Recuerden cómo Paulson reunió a los principales ejecutivos de la banca en el Tesoro un domingo por la tarde y les obligó a aceptar inyecciones de capital. Jamás habría ocurrido si el Congreso huniera estado involucrado,
4. Los planes deben ser flexibles. Cuando Paulson creó inicialmente el Tarp, su equipo pensó que los 700.000 milones serían utilizados para comprar activos tóxicos de los bancos. Pero más tarde decidieron recapitalizar los bancos en su lugar. Los futuros historiadores de las finanzas debatirán eternamente sobre si fue la solución correcta, pero demostró que el Tesoro tenía una gran libertad para actuar.
5. Los test de estrés sólo funcionan si afrontan los puntos visibles de estrés que preocupan al público y a los mercados. Las pruebas de EEUU a principios de 2009 no fueron perfectos y sufrieron muchas críticas por dejar cosas fuera, pero atacaron la cuestión que preocupaba de verdad a los mercados: si había suficientes reservas para las hipotecas residenciales. Y eso, junto a su amplia naturaleza, los hizo parecer suficientemente creíbles para cambiar el sentimiento.
¿Reiterar en la acción?
¿Europa puede repetir este truco? Ciertamente, será difícil. Después de todo, las sensibilidades políticas dificultan que los reguladores europeos se centren en la parte de los test de estrés que importa de verdad a los mercados y que entienden: los bonos soberanos de la zona euro.
Y el sistema de gobierno europeo no puede actuar con velocidad o coordinación, sobre todo cuando los políticos están involucrados. No hay nadie en Europa como Paulson, que pueda demandar un bazoka y dispararlo rápidamente. Salvo quizá Trichet, que está de salida.
Pero si Europa puede superar ese obstáculo, hay un sexto punto que debe recordar:
6. En 2008, se asumía de forma general "al menos entre el público americano" que la mayoría de los 700.000 millones del Tarp se gastaban de forma permanente. Pero ahora, los oficiales del Tesoro aseguran que se han perdido menos de 50.000 millones. Porque, una vez que se lanzó el Tarp y el sentimiento se estabilizó, el valor de los activos subió junto con los beneficios de los bancos, lo que permitió que gran parte de ese dinero fuera devuelto.
Y este final feliz no es propio de EEUU: los gobiernos en Escandinavia y Japón también recuperaron los fondos cuando utilizaron mecanismos similares en crisis previas.
La buena noticia, por tanto, es que si se lanza un Euro Tarp, ese dinero puede que no se pierda a largo plazo; o no si las lecciones anteriores sobre velocidad, coordinación y flexibilidad se aprenden. La mala noticia es que eso sigue siendo una incógnita. No es extraño que los mercados se preocupen.