Bolsa, mercados y cotizaciones

La constructora presionará para elevar el porcentaje a repartir de los beneficios



    El golpe de poder de Sacyr ha vuelto a poner de actualidad del debate en torno al dividendo de Repsol. Ambas compañías habían mantenido agrias disputas por el recorte en el pago correspondiente a 2009 como consecuencia de la caída de las ganancias de Repsol, conflicto que había quedado -aparentemente- resarcido con el incremento del 23,5 en el dividendo para 2010, que devolvía la retribución a niveles de 2008. Las estimaciones del consenso de mercado apuntan a que esta retribución se incremente un 10% anualizado hasta los 1,54 euros en 2014.

    El dividendo, la tabla salvadora

    Dicha remuneración sirve a la compañía que preside Luis del Rivero para pagar los intereses del crédito sindicado que contrajo hace cinco años con una serie de entidades financieras para comprar la participación de Repsol, actualmente en fase de renegociación (ver página 6). En este contexto, el aumento del poder de la constructora en la toma de decisiones de Repsol contrarrestaría el efecto negativo de las últimas caídas de bolsa, que había mermado el valor de ambos valores. Los dos recibieron ayer un balón de oxígeno, al dispararse la constructora un 12,25% y la petrolera, un 4,15%.

    La constructora puede utilizar su nueva posición para presionar de cara a que se incremente la cuantía del pago de la compañía que preside Antonio Brufau. "Sacyr siempre ha querido más dividendo, y los posibles cambios en la presidencia podrían afectar a la toma de decisiones estratégicas", afirma Natalia Aguirre, de Renta 4. Desde Oddo explican que "Luis del Rivero pretende confirmar su autoridad como primer accionista y determinar el equipo gestor y la política de dividendos".

    Aquí se abre otro interrogante, con qué dinero se financiaría el nuevo dividendo. Actualmente Repsol destina en torno a un 60% de sus ganancias (pay out) a remunerar a sus accionistas. El consenso de mercado prevé que la petrolera gante unos 2500 millones de euros en 2011, con una deuda de 11.000 millones.

    Gracias a la disciplina financiera impuesta por Brufau, las previsiones de la media de analistas apuntan a que el endeudamiento de la petrolera se reduzca hasta los 7.733 millones de euros en 2014, al final del actual plan estratégico. En este sentido, la presión de Sacyr para elevar el dividendo elevaría la porción de pay out reduciendo los márgenes de beneficio operativo (ebitda) y mermando a su vez las posibilidades de inversión de la compañía. Este hecho podría frustrar la mejora del rating de Repsol: S&P lo puso en perspectiva positiva en marzo, atendiendo a las mejoras en el balance de la compañía.