Bolsa, mercados y cotizaciones

El mercado espera que Bernanke sólo dé alguna pista sobre estímulos económicos



    El retiro estival de los miembros de la Reserva Federal en Jackson Hole, Wyoming, se caracteriza por su repetitiva retórica y ausencia de novedad. Los funcionarios del banco central de EEUU utilizan esta cita anual para intercambiar impresiones en un contexto idílico, sin necesidad de atender a los vaivenes del mercado. Sin embargo, en el encuentro de hoy, Ben Bernanke será el único responsable de ofrecer aliento a los operadores de renta variable de todo el mundo si pronuncia las palabras mágicas: Quantitative Easing 3. En el caso contrario, la reacción de los principales índices bursátiles podría ser de lo más severa.

    Con la reunión del verano pasado todavía presente, muchos asumen que el guardián de la economía norteamericana repetirá su golpe de efecto al dejar caer una nueva ronda de recompra de activos. En 2010 Bernanke agració al mercado con una recompra de bonos y activos por valor de 600.000 millones de dólares, una operación que duró hasta el pasado mes de junio. Aún así, aunque las señales de estancamiento económico emulan a la perfección la trayectoria de hace un año, el contexto actual ofrece poco margen de maniobra para tomar medidas de tal calibre, especialmente con el fantasma de una posible deflación fuera de juego.

    El precio de la gasolina ha subido un 33%, la inflación ha crecido el doble que hace un año y su nivel supera con creces la cota que el presidente de la Fed consideró idónea para atisbar una remesa de estímulos cuantitativos durante su encuentro en Jackson Hole en 2010. La inflación subyacente ha subido un 1,8% en los últimos doce meses hasta el pasado julio, mientras que cuando Bernanke señaló nuevas medidas de estímulo el año pasado, dicha cifra era del 0,9%.

    Tampoco debemos pasar por alto que aunque el S&P 500 haya sufrido una caída del 12% durante el último mes, la acciones de EEUU registran todavía alzas del 12% si tomamos como referencia el cierre anterior al discurso de Bernanke desde Jackson Hole el año pasado. Si comparamos porcentajes, la renta variable sólo creció un 1,6% desde el 27 de agosto de 2009 hasta que en 2010 por estas mismas fechas dejase entrever una nueva barra libre.

    De hecho, los economistas ponen en duda la eficacia de una nueva compra masiva de bonos por parte del banco central de EEUU. Jari Stehn, de Goldman Sachs, señaló que aunque el QE1 y QE2 impulsarán el crecimiento económico en un 0,8 y un 0,2% respectivamente, una operación similar bajo las circunstancias actuales "podría tener un menor efecto". Si echamos un vistazo, es cierto que la dislocación de los mercados bursátiles es menor a la sufrida en 2008 y 2009, cuando se dio rienda suelta a la primera compra masiva de bonos para inyectar liquidez. A ello habría que sumar la obstrucción que registran los distintos canales de refinanciación de créditos e hipotecas y una posible oleada de subidas en los precios energéticos.

    En su primera intervención, entre diciembre de 2008 y marzo de 2010, el banco central de EEUU desembolsó 1,7 billones de dólares para adquirir buena parte de activos tóxicos hipotecarios. Posteriormente, entre noviembre de 2010 y junio de este año, puso en marcha una recompra de bonos del Tesoro por valor de 600.000 millones de dólares tras la ausencia de repunte económico y las dudas surgidas en los mercados sobre la recuperación. Con este panorama, Goldman adelanta que una compra masiva de bonos por parte de la Fed por un valor aproximado de un billón de dólares podría impulsar el creciemiento del PIB en un 0,5%. Cabe recordar que tras un sondeo elaborado por la cadena CNBC a comienzos de semana, el consenso de los operadores bursátiles ya descuenta un QE3 por valor de unos 300.000 millones de dólares.

    John Silvia, economista jefe de Wells Fargo, explicó en un informe que los problemas que enfrenta actualmente la economía de EEUU son estructurales, por lo que las opciones en manos de la Fed son mínimas: "La Reserva Federal ya ha disparado los grandes cañones, ahora debe combatir con munición mucho más pequeña". Al fin y al cabo, la ralentización económica que sufre el país no es fruto de una falta de liquidez, como pudo ocurrir hace aproximadamente un año.

    La posible decepción del mercado es casi una realidad. Mohamed El-Erian, consejero delegado de Pimco, la mayor gestora de bonos del mundo, aseguró ayer que, en estos momentos "Bernanke cuenta con herramientas imperfectas, poco apoyo y se enfrenta a un clima político cuya hostilidad continúa in crescendo". El mensaje de El-Erian al presidente de la Fed fue más que claro: "Bernanke no debe impulsar un QE3 en Jackson Hole".

    Quienes opinan al contrario, como el ex vicepresidente del Fed, Alan Blinder, el capitán del banco central de EEUU estaría orquestando un nuevo programa de estímulo, pero sin estar claro cuándo anunciará sus intenciones. Otros, como el economista Kenneth Rogoff, aseguran que en lugar de una compra masiva de activos, la Fed podría decantarse por compras mensuales a menor escala. Desde su punto de vista, Bernanke debe imponer un objetivo inflacionario y "comprar lo que sea necesario" hasta alcanzar dicho nivel.

    Otra opción en la chistera del presidente de la Fed está en una ampliación de la madurez de su balance de cuentas, algo que permitiría rebajar los tipos de interés a largo plazo. Aún así muchos consideran esta medida como poco productiva si tenemos en cuenta que la rentabilidad de los bonos del Tesoro de EEUU a 10 años operan ligeramente por encima del 2%. Entre otros recursos, se baraja una rebaja del interés que la Fed paga a los bancos por exceso de reservas hasta el 0% desde el 0,25%, una medida que muchos consideran podría tener consecuencias negativas en el mercado monetario a corto plazo.