Bolsa, mercados y cotizaciones

Reunión del BCE entre crecientes presiones para que compre deuda



    Hace un mes, el Banco Central Europeo (BCE) elevó los tipos de interés vigentes en la zona euro hasta el 1,5 por ciento.

    Y su presidente, Jean-Claude Trichet, confesó que la voluntad de la entidad consistía en seguir adelante con las subidas, después de que en abril de este año ya los hubiera incrementado del 1 al 1,25 por ciento. Para una institución como el BCE, en cuyo ADN está grabado a fuego que debe actuar en cuanto considere que hay riesgos de inflación, ese tipo de mensajes no constituye ninguna sorpresa.

    Pero ni siquiera Trichet, que presidirá su antepenúltima reunion de política monetaria antes de ceder el cargo, es dueño del destino. Ni de los mercados. Y un mes después, el panorama ha cambiado. A peor. La crisis periférica ha saltado definitivamente los confines de Grecia, Irlanda y Portugal y se ha instalado en Italia y España. Palabras mayores, porque la transalpina es la tercera mayor economía de la zona euro y la española, la cuarta.

    En esta tesitura, hasta el frío pulso del BCE puede derretirse. ¿Y eso qué significa? Pues que además de mantener los tipos en el 1,5 por ciento, Trichet podría rebajar la dureza de sus palabras en la comparecencia que protagonizará a partir de las 14.30 horas. "Será clave el discurso acerca de la situación actual y de las perspectivas a corto plazo. Dadas las condiciones actuales, consideramos que es muy probable que cambie el discurso y el mercado entienda que no habrá más subidas de tipos", pronostica Miguel Paz, de Unicorp.

    En efecto, si el BCE da un golpe de timón y telegrafía que se tomará un descanso antes de volver a subir los tipos porque entiende que los riesgos sobre la recuperación han crecido y que la amenaza inflacionista se ha moderado, el mercado recalculará sus previsiones. Hasta el momento, espera un repunte adicional en otoño, con lo que los intereses despedirían 2011 en el 1,75 por ciento.

    Lo puede hacer

    El contagio de los problemas a Italia y España también marcará en otro sentido la reunión que el Consejo de Gobierno del BCE celebrará hoy en su cuartel general de Fráncfort. Se trata, en concreto, de las crecientes presiones que está recibiendo la entidad para que retome las compras de deuda en el mercado con el fin de aliviar las tensiones. Como en los mercados de deuda la rentabilidad se mueve de forma inversa al precio -la primera baja cuando el segundo sube; y viceversa-, esas adquisiciones ayudarían a que los rendimientos de los bonos españoles e italianos descendieran.

    Los llamamientos a que el BCE actúe se deben a que la institución puede hacerlo. Es más, en mayo de 2010 activó un programa de compras de deuda en el mercado secundario (SMP, por sus siglas en inglés), la plataforma en la que cotizan los títulos tras haber sido emitidos. Fue una decisión que buscó reforzar la creación de la Facilidad Europea de Estabilidad Financiera (FEEF), rebautizado de forma más coloquial como fondo de rescate.

    "En 35 segundos"

    Hasta abril de este año, la entidad empleó 74.000 millones de euros en la adquisición de títulos periféricos. Y ahí se plantó, puesto que acumula 18 semanas consecutivas sin realizar compra alguna. Según fuentes del mercado, es la particular forma que tiene el BCE de presionar a los líderes europeos para que entiendan que la solución real de la crisis de la deuda soberana está en manos de los políticos, no de los banqueros centrales.

    Sin embargo, la gravedad que están adquiriendo los acontecimientos provoca que los expertos demanden una actuación del BCE. Citan, como ejemplo, el efecto tranquilizador que ya ejerció hace tres semanas el mero rumor de que la institución había comprado deuda. En realidad, "sólo preguntó por precios, pero el simple hecho de que ya se intuyera su presencia calmó la situación", asegura José Carlos Díez, economista jefe de Intermoney, en relación a lo acontecido en la jornada del 12 de julio, en la que, por ejemplo, la rentabilidad de los bonos españoles a 10 años pasó del 6,30 al 5,85 por ciento en una única sesión.

    "Si el BCE interviniera, le llevaría 35 segundos dominar el mercado", reconoce una operadora de renta fija de una entidad española. Eso sí, matiza que "sólo sería un parche y que la solución de los problemas no pasa sólo por ahí. Hacen falta reformas y políticas globales, pero es muy difícil lograrlo".

    Aplicar los acuerdos

    En este sentido, una de las posibilidades consiste en aplicar los acuerdos alcanzados por los líderes políticos europeos el pasado 21 de julio, entre los que figura la autoridad otorgada a la FEEF para comprar deuda con el asesoramiento del BCE. "Creo que es un buen momento para que las buenas palabras de los líderes europeos se traduzcan en acciones y que empiecen a comprar deuda, ya que en este entorno los inversores quieren irse de vacaciones con el menor riesgo en la cartera y por eso venden bonos españoles e italianos", reclama Joaquín Casasús, director general de Abante Asesores Gestión.

    El problema es que los acuerdos del 21 de julio aún no están refrendados, por lo que, hasta la fecha, sólo el BCE puede salir al mercado para detener o amortiguar la sangría. "Los gobiernos de la zona euro garantizaron la potestad de la FEEF para intervenir tanto en el mercado secundario como en el primario, pero esa autorización todavía no ha sido ratificada. Si la ampliación de los diferenciales continúa, el BCE podría intervenir en los mercados, como hizo en los casos de Irlanda y Portugal". En este sentido, recuerdan que el BCE compró deuda en el mercado cuando el rendimiento de los bonos irlandeses y lusos se movió "entre el 7 y el 9 por ciento".