Bolsa, mercados y cotizaciones

La crisis tiene un precio: España paga un 54% más en intereses que en 2010



    El agravamiento de la crisis de la deuda soberana durante 2011 está dejando una profunda huella en el precio que España debe pagar en los mercados para poder financiarse. En los siete primeros meses del año, el Tesoro Público ha emitido 99.000 millones de euros en letras, bonos y obligaciones a través de subastas -a los que se suman 10.000 millones adicionales en operaciones sindicadas-.

    Con los intereses registrados en las adjudicaciones del mismo periodo de 2010, el organismo hubiera tenido que afrontar unos intereses de 2.233,8 millones de euros. Este año, y como consecuencia de la creciente tensión en torno a la credibilidad española por su inclusión en el grupo de los periféricos, el coste se dispara en un 54%, hasta los 3.435,7 millones, una cifra cuya relevancia es aún mayor si se tiene en cuenta que entre mayo y julio de 2010 ya se dejaron sentir las primeras secuelas de la incertidumbre generada por el primer rescate de Grecia.

    Un alto precio

    Este incremento refleja el deterioro que ha sufrido la imagen de España en los mercados financieros en los últimos meses. A finales de 2010, la prima de riesgo, medida por el interés adicional que exigen los inversores a los bonos españoles a 10 años sobre los alemanes con igual vencimiento, se limitaba a 249 puntos básicos -o 2,49 puntos porcentuales-. En la actualidad, esa brecha se ha ampliado hasta los 386 puntos básicos -ayer incluso llegó a superar los 400-, el nivel más alto desde la incorporación de España a la Europa del euro.

    Junto a la evolución de la prima de riesgo, la tensión también se refleja en la curva de rentabilidades de la deuda española, es decir, la línea que resulta al unir los rendimientos de todos los títulos mediante los que el Estado se financia en el mercado, que van desde las letras a tres meses hasta las obligaciones a 30 años. En el último año, esta curva se ha desplazado con fuerza hacia arriba, un movimiento que demuestra que a España le cuesta más caro financiarse en todos los plazos.

    Un ejemplo: hace doce meses, el rendimiento de los títulos a dos años se limitaba al 1,85%; ahora asciende al 4,55%.

    Una colocación "clave"

    En este peligroso contexto, el Tesoro afrontará mañana otro examen, algo que, a golpe de crisis, se está convirtiendo en una costumbre en cada subasta que celebra en los últimos tiempos. En esta ocasión adjudicará bonos a tres y cincos años, operación con la que se ha propuesto captar entre 2.500 y 3.500 millones de euros.

    ¿Lo conseguirá? Por el momento, los expertos, que califican como "clave" la subasta, todavía confían en la capacidad de financiación de España; otra cosa es el precio. "La demanda sigue siendo alta y el Tesoro no está teniendo problemas para cumplir sus objetivos de financiación. Pero el mercado está como está, e impone unos intereses altos que, al final, son imposibles de esquivar", comenta un operador de una entidad española.

    En este sentido, todo indica que los costes crecerán de nuevo. En julio, los bonos a tres y cinco años se subastaron a una rentabilidad media del 4,29 y el 4,87%. Tomando como referencia la evolución que los rendimientos han registrado desde entonces en el mercado secundario, que es la plataforma en la que cotizan los títulos tras haber sido emitidos, el Tesoro se expone a pagar unos intereses entre un 15 y un 20% mayores que los de hace un mes.

    De confirmarse estas previsiones, prolongaría el encarecimiento observado en julio, mes en el que el reguero fue constante: las letras a 3, 6, 12 y 18 meses y los bonos a tres años se subastaron a los rendimientos más altos desde 2008; en el caso de los bonos a cinco años, hay que remontarse hasta 2002; y para las obligaciones a 10 y 30 años, las rentabilidades fueron las mayores desde 1997. Este balance, así como el acumulado en todo 2011, nubla un horizonte en el que España aún tendrá que vérselas con el mercado con asiduidad. Según las estimaciones de la Dirección General del Tesoro y Política Financiera, hasta final de 2011 el Tesoro aún tendrá que emitir deuda por valor de 81.000 millones de euros.

    Una factura cada vez mayor

    El incremento de los costes de financiación provoca que el pago de los intereses de la deuda sea un lastre cada vez más pesado. En 2007, antes de que la economía cambiara las vacas gordas por las flacas, los intereses de la deuda consumían una cifra equivalente al 1,5% del Producto Interior Bruto (PIB).

    En 2011, y según las previsiones recogidas en los Presupuestos Generales del Estado, esa factura crecerá hasta los 27.400 millones, cantidad que ya se come el 2,5% del PIB español, y teniendo en cuenta la evolución de los costes en los últimos meses, en 2012 podría superar ya el 3%. Sobre todo, porque a finales de 2011 la deuda en circulación ascenderá a 588.000 millones de euros, frente a los 540.800 de finales de 2010.

    Pero hay más, porque el incremento de los costes tiene más repercusiones. No en vano, fue uno de los argumentos esgrimidos el pasado viernes por la agencia de calificación Moody's para poner en revisión el rating español, un cambio que puede traducirse en una rebaja, desde 'Aa2' hasta 'Aa3', en octubre.