Bolsa, mercados y cotizaciones
El empleo en EEUU se empeña en ser el mayor lastre de la bolsa mundial
Los analistas ya lo advertían el martes: los inversores estaban sobrereaccionado ante la noticia, aún no confirmada, de que Alemania estaba dispuesta a dar su brazo a torcer y posibilitar un segundo rescate a Grecia que salvara al país heleno de una reestructuración. Y así se demostró ayer.
Los índices anduvieron un tanto perdidos y sin un sesgo claro hasta que se encontraron con Wall Street. Sin embargo, el encuentro les dejó un sabor de boca amargo. Y todo, por culpa de los datos macroecómicos.
Dos eran los que captaron el interés de los inversores: el índice ISM manufacturero y el dato de empleo privado de la consultora ADP. Y ambos defraudaron. El primero bajó en mayo hasta los 53,5 puntos, frente a los 60,4 de abril y el segundo dato arrojó una creación de 38.000 puestos de trabajo, frente a los 179.000 de abril. Todo ello no sólo sentó mal a los inversores estadounidenses (Wall Street registraba a media sesión caídas superiores al 1 por ciento y el Vix, que mide la volatilidad del S&P500 escalaba un 11,7 por ciento). También contagió a las plazas del Viejo Continente. Así, el Ibex marcó mínimos diarios justo tras conocerse el dato de empleo en los 10.313 puntos, aunque consiguió acabar la sesión en los 10.339 puntos, lo que supone una caída diaria del 1,3 por ciento.
Aún así, la presión vendedora no anuló la fuerte subida del día anterior. Algo que los analistas de Ecotrader consideran positivo. "Se han mantenido abiertos los huecos que se generaron en la apertura. Mientras no se cierren no vemos motivos para dar por canceladas las posibilidades de asistir a una reestructuración alcista", comentaban.
Por valores, hubo algunos que se salvaron de los números rojos gracias principalmente a las opreaciones corporativas. Por ejemplo, Abengoa celebró con un alza del 5,80 por ciento la venta de Telvent y Grifols marcó máximos anuales tras recibir el visto bueno de EEUU para la compra de Talecris.
A diferencia de otras ocasiones anteriores, las caídas del mercado bursátil español no encontraron su réplica en el mercado de bonos. La rentabilidad de la deuda pública a diez años cayó del 5,36 por ciento al 5,33 por ciento y el diferencial con respecto al bono alemán se estrechó hasta los 233 puntos básicos. Sin embargo, los inversores no fueron tan permisivos con otros bonos periféricos. La rentabilidad del griego se disparó hasta el 16,16 por ciento y la del portugués, hasta el 9,77 por ciento, pese a las declaraciones de la Comisión Europea (CE) asegurando que las negociaciones con Grecia sobre sus nuevas medidas de ajuste han registrado "progresos notables" y anunciando que confían en que se puedan cerrar en los "próximos días".