Bolsa, mercados y cotizaciones

¿A quién afectaría más una quita griega? Francia y Alemania, los más expuestos



    La Comisión Europea tuvo ayer que salir otra vez al paso de los rumores cada vez más intensos que circulan por los mercados sobre una inminente reestructuración de la deuda griega. "Lo negamos rotundamente. No existen conversaciones al respecto", afirmó una portavoz de la Comisión Europea.

    Desmentía así, una vez más, las declaraciones de un ministro griego, que quiso no ser identificado, al diario alemán Die Welt, afirmando que "la cuestión ahora no es ya si reestructuramos, sino simplemente cuándo lo hacemos".

    Una idea que ya vienen descontando los mercados desde hace tiempo y que explica cómo es posible que la rentabilidad de los bonos a dos años griegos supere el 20%, que el diferencial del bono a diez años con respecto a su homólogo alemán, el bund, rebase los 1.120 puntos básicos o que el seguro contra el riesgo de impago (CDS, por sus siglas en inglés) sobrepase los 1.280 puntos básicos.

    También desde Alemania

    Pero los mercados no sólo se han dejado llevar por las declaraciones de los miembros del Ejecutivo heleno. También por las realizadas por algunos integrantes del Gobierno alemán, cuyos bancos son, junto con los franceses, los que más exposición tienen a Grecia (40.253 millones y 59.364 millones de dólares, respectivamente) en particular y a los países de la periferia europea en general (ésta supone el 12% del PIB de cada país).

    Precisamente, ayer fue Clemens Fuest, presidente de la Comisión de Asesoría Técnica, quien declaró a Reuters que la reestructuración de la deuda helena es inevitable. "Hay que reconocer las realidades (...) estoy esperando un descuento".

    Y hace seis días fue su jefe, el ministro de Finanzas germano, Wolfgang Schäuble, quien afirmó que "ha aumentado el riesgo de una reestructuración de la deuda griega", con la cabeza puesta en el Mecanismo Europeo de Estabilidad que tendrá la UE a partir de 2013. Y esas primeras dudas fueron con las que se inició el enésimo capítulo de la crisis de la deuda periférica, que aún perdura.

    Alemania fue, por tanto, quien abrió la caja de Pandora. Y eso a pesar de que es este país, concretamente sus bancos, los que junto con los franceses son los que más exposición tienen a Atenas.

    Su exposición

    Según los datos del Banco Internacional de Pagos (BIS, por sus siglas en inglés), entre ambos suman un 64% del total de exposición que tienen los bancos de Europa a Atenas. Por no mencionar que en el caso de que esa reestructuración helena terminara por contagiarse a otros países de la periferia (Irlanda sería quien tendría, tras Grecia, las mayores papeletas), también convertiría a Alemania y Francia en los grandes damnificados de la eurozona, ya que invierten en sus economías 435.221 millones y 330.922 millones de dólares, respectivamente.

    Por ello, no son pocos los que se preguntan por qué Alemania, que a priori sería uno de los grandes perjudicados si se produjera una quita del Gobierno griego, ha decidido con las declaraciones de algunos miembros de su Gobierno reanimar el debate sobre la reestructuración de la deuda helena. Y la respuesta es que, aunque ésta es una posibilidad que ya se descontaba desde un principio, no ha sido hasta ahora cuando el país está preparado para asumir esa quita.

    "Lo que se ha hecho con el Fondo de Rescate es dar tiempo a los bancos para que sanearan sus balances, pero se sabe que en algún momento se tendría que reestructurar la deuda y ahora los bancos han saneado sus balances por lo que, sobre todo para Alemania, es un problema que ya se puede digerir", afirma Juan Ramón Caridad, director en España de Swiss&Global.

    ¿Por qué? Porque Alemania se ha ganado a pulso el título de locomotora de Europa. De hecho, el Bundesbank ha elevado recientemente sus perspectivas de crecimiento para este año y considera que cerrará el ejercicio con un crecimiento del 2,6%, apoyado por unos tipos de interés que, aunque se hayan incrementado hasta el 1,25%, siguen siendo bajos.

    La previsión del Gobierno alemán es superior a la que baraja Francia para su economía, del 2%. Su capacidad, por tanto, para enfrentarse a una reestructuración de deuda no sería tan boyante como la alemana. Además, el país galo ha disminuido su previsión de crecimiento para 2012 del 2,5% al 2,25% por el alza de las materias primas. Y es que no hay que olvidar que los bancos franceses son los más expuestos a la economía griega (ver gráfico).

    Es inevitable la quita

    Las cada vez mayores exigencias de los inversores para comprar deuda periférica, unido a los cada vez mayores costes de asegurar esas inversiones contra el impago y a las vagas previsiones de crecimiento de muchos de estos países son los ingredientes del cóctel de la previsible reestructuración. Sobre todo en el caso griego.

    Por ejemplo, si bien las rentabilidades de sus bonos a dos años, del 20%, podrían ser atractivas para los inversores, hay que tener en cuenta que los seguros contra el riesgo de impago de este país han superado los 1.280 puntos (12,80 puntos porcentuales). Es decir, a ese 20% habría que descontar un 12% por lo que la rentabilidad real sería del 8%, lo que explicaría por qué, pese a las atractivas rentabilidades, cada vez son menos los inversores foráneos que acuden a las subastas de deuda griega. Y el riesgo seguiría siendo el mismo.

    "Grecia está hundida y ningún país normal puede emitir bonos a dos años pagando un 20% por mucho tiempo", afirma Robert Maxwell, director de inversiones de Tressis Gestión.

    Ante esta situación, Grecia tiene dos opciones: que el Fondo de Rescate refinancie la deuda helena aumentando el plazo, -la opción que defiende Maxwell- o reestructurar su deuda, la posibilidad que cada vez defienden más expertos.

    "Si debes un 120% del PIB y pagas el 5% de interés al BCE, que es de donde Grecia está recibiendo ayuda, tendrías que crecer más de ese 5% para poder reducir la deuda", afirma Juan Ramón Caridad. Y las perspectivas de crecimiento para la economía de Atenas distan mucho de acercarse a ese 5%.

    De hecho, el Fondo Monetario Internacional (FMI) estima que su PIB se contraerá el 3,03% y que se incrementará un 1,07% en 2012. Y tampoco demasiado halagüeñas son las expectativas que se esperan para Irlanda o Portugal. El FMI prevé que la primera crezca un 0,54% en 2011 y que la economía de la segunda se contraiga un 1,51%. Y mientras, la rentabilidad de sus bonos sigue en aumento: la de la deuda irlandesa a 10 años tocó el 9,65% y la de la portuguesa, el 10,15%.

    No se teme aún por España

    El caso español, sin embargo, aún puede presumir de guardar cierta distancia con respecto a sus vecinos del sur de Europa. No sólo porque la Unión Europea no puede permitirse su rescate (según el BIS, los bancos europeos tienen 726.000 millones en España), sino porque la rentabilidad de sus bonos, 5,5%, aunque elevada, sigue estando muy debajo de los niveles de Grecia, Portugal o Irlanda.

    "A España no le hace falta un rescate, ni le hará falta. Ya no es uno de los PIGS, aunque tampoco es un país de 5 jotas", afirma Maxwell. De momento, la ministra de Economía, Elena Salgado, afirmó ayer que la subida de la prima de riesgo "no tendrá prácticamente efecto" por las reformas acometidas y que no influirán en los presupuestos.