Bolsa, mercados y cotizaciones

¿Cómo combatir la 'radiación inflacionista'? Los bonos indexados son la alternativa



    Las tensiones inflacionistas han hecho su aparición en escena tras varios años en el ostracismo como consecuencia de la crisis económica. Su vuelta al mercado no se ha producido por una mejora general de la situación económica o porque se empiece a ver un repunte preocupante del consumo, sino que tiene en los altos precios de las materias a sus principales locomotoras. No en vano, el crudo ha escalado hasta los 114 dólares por barril, lo que supone un rebote del 19 por ciento en 2011 y materias primas agrícolas, como el algodón, cacao y café, acumulan revalorizaciones de entre el 12 por ciento y el 44 por ciento en el año.

    Sin embargo, estas causas han sido suficientes como para que los bancos centrales de los países, principalmente emergentes, hayan empezado a subir los tipos de interés para frenar estas presiones inflacionistas. Una medida que parece que también hará suya el presidente del BCE, Jean- Claude Trichet, quien ya ha apuntado que la próxima reunión del mes de abril puede concluir con un incremento de los tipos de interés, que el mercado espera en 25 puntos básicos, hasta el 1,25 por ciento, tras el repunte de la inflación en la eurozona, actualmente en el 2,4 por ciento.

    Y eso a pesar de que la mayoría de los expertos considera que esta decisión puede ser precipitada. "La subida de la inflación en la zona euro es consecuencia de una serie de factores como los impuestos más caros, las materias primas más caras pero no reflejan presiones inflacionistas", afirman en Schroders. Muy similar es la situación a la que se enfrenta el Banco Central de Inglaterra. Tanto que desde Barclays consideran que "en el Reino Unido no sería de extrañar que asistiéramos a una subida de tipos en mayo".

    ¿Cómo funcionan?

    Pero los bancos centrales no son los únicos que deben preocuparse por la subida de precios; también los inversores deben hacerlo. En su caso deben cubrirse contra el efecto que una alta inflación pueda tener en su bolsillo. Ése es uno de los objetivos que se marcan los inversores institucionales en general, y BlackRock en particular: "Los inversores buscarán protegerse de la inflación y sus subidas previstas dentro de un marco general de reducción de riesgos y protección de las carteras". Los fondos de materias primas son una de las opciones, pero si hay unos activos que pueden cumplir con el papel de limitar el efecto de una subida de los precios en la cartera, esos son los bonos ligados a la inflación.

    Son unos productos muy específicos que cuentan con un distintivo: vinculan sus rentabilidades a la marcha de los precios. Es decir, permiten al inversor cubrirse de la embestida inflacionista. Lo hacen sumando al precio del bono el porcentaje en que suban los precios. Por ejemplo, puede darse el caso de un bono cuya cotización asciende a 100 euros y que siempre abonará un cupón del 2 por ciento del precio. Si la inflación repunta un 2 por ciento, el precio del bono pasará a ser automáticamente de 102 euros, y el inversor recibirá en intereses el 2 por ciento de esa cantidad. Así, sin inflación recibiría 2 euros en intereses; luego, y como el porcentaje de la subida de los precios se incorpora, cobraría 2,04 euros. O lo que es lo mismo, un 2 por ciento más, que es justo el incremento que ha experimentado la inflación. Por tanto, no están expuestos a los efectos adversos de la inflación.

    ¿Significa, entonces, que ahora es un buen momento para estos bonos? En general, los bonos indexados son una buena alternativa cuando las expectativas de inflación superan las previsiones que tenía el mercado. En ese caso, su atractivo crece frente a los bonos tradicionales. Y esta situación ya se está reflejando en los resultados alcanzados por los fondos que invierten en estos títulos, la vía más sencilla que tiene el inversor de comprarlos. Por ejemplo, en el último año, mientras que los fondos de deuda pública gubernamental han acumulado pérdidas del 1,73 por ciento, los fondos que invierten en bonos ligados a la inflación obtuvieron ganancias medias del 1,48 por ciento, según los datos de Morningstar. Similares diferencias se están viendo en lo que va de año. Así, mientras que los primeros pierden un 0,94 por ciento de media, los segundos ganan un 0,30 por ciento.

    Y eso a pesar de que el cupón que suelen pagar estos bonos, en la mayoría de los casos emitidos por los estados (Tailandia lanzará los primeros en el mes de mayo) aunque también hay algunas empresas que los emiten, es muy inferior a su equivalente de Gobierno. "Los cupones reales no superan el 1 por ciento de rentabilidad y a esto se añade la inflación trimestral, semestral o anual, dependiendo de los plazos del bono", afirma Miguel Llorente, analista de CapitalatWork. Precisamente uno de los fondos de esta gestora, Capital atWork Inflation at Work, se coloca entre los más rentables del último año (sólo se incluyen aquellos que estén denominados en euros para eliminar el efecto que los movimientos de divisa puedan tener en la cartera). Ha ganado en los últimos doce meses un 6,87 por ciento y tiene sus principales posiciones en países de la zona euro como Italia y Francia, además de en Australia. Otros, como Natixis Global Inflation o FF Global Inflation Linked Bond, optan por las emisiones de habla inglesa ya que invierten sobre todo en Reino Unido y EEUU. Precisamente la rentabilidad de los bonos ligados a la inflación a 10 años de Reino Unido, que cae cuando sube el precio de los títulos, ha pasado del 0,83 al 0,63 por ciento en el último mes y la de los bonos estadounidenses al mismo plazo ha retrocedido del 1,02 al 0,90 por ciento en dos semanas, enriqueciendo a quien tenga estos bonos en cartera.

    Y es que, pese a que son los mercados emergentes los que cuentan con una inflación más acusada, los expertos recomiendan centrarse en mercado desarrollados. "Hay que tener en cuenta que los emergentes compensarán la subida de la inflación con subida de tipos y los desarrollados no tienen tanto margen de maniobra para fuertes subidas en el precio del dinero", afirma Llorente. Eso sí, recomienda en todo caso que quien invierta lo haga en plazos cortos (entre 3 y 6 meses) ya que "a corto la inflación sí puede ser un problema, no a largo". Sobre todo si los bancos centrales consiguen su objetivo de frenarla.