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El uranio a 100 dólares puede ser más problemático que el crudo a 100 dólares

    Mina de Uranio en la República Checa. <i>Foto: Bloomberg</i>.


    El Renacimiento Nuclear se complica. Las subidas de precio de la libra de uranio en los mercados, unido a la creciente demanda y a la dificultad para incrementar la oferta forman un mix que en los próximos años pondría en peligro el desarrollo de este tipo de energía. Los precios del petróleo tienen en vilo al mundo, pero un uranio por encima de 100 dólares podría ser un gran problema, según un análisis de CNNMoney.

    Como recoge la cadena, actualmente vivimos un Renacimiento Nuclear similar al que se vio en los años 70, antes de Chernobil. Y la primera consecuencia es también un incremento de la fiebre especulativa del uranio.

    Esta materia prima, que alcanzó un máximo histórico de 136 dólares por libra en 2007 para después desplomarse por la crisis financiera, ha alcanzado a comienzos de febrero los 73 dólares, máximos de tres años.

    Y esta subida podría no quedarse aquí. Los analistas calculan que la libra podría superar los 100 dólares aunque también hay predicciones que apuntan a que podría llegar mucho más lejos. Los analistas de CRU Group, consultor de materias primas, auguran por ejemplo que en la próxima década la libra de uranio podría superar este máximo histórico de 2007.

    Los problemas de la oferta y la demanda

    "Vamos a ver grandes cambios en la situación de la oferta y la demanda en los próximos 20-30 años", explica a CNNMoney Mark Hibbs, analista de política nuclear en el Carnegie Endowment for International Peace. "Sin embargo, las incertidumbres nunca han sido mayores que ahora".

    Estas incertidumbres provienen principalmente de dos fenómenos concurrentes: la caída del llamando mercado secundario (el del uranio que ya ha sido extraído) y el propio incremento de la demanda.

    En cuanto al uranio ya existente, el primer factor problemático proviene del programa de desmantelamiento del arsenal nuclear soviético (Megatons to Megawatts), que acaba el año que viene. Y es que este programa transforma para uso civil el uranio de las armas nucleares soviéticas y ha estado añadiendo cientos de toneladas de producto al mercado.

    De hecho, junto al las reservas actuales de uranio, apenas cubre la mitad de las necesidades mundiales de uranio. Y esto quiere decir que la producción anual de uranio apenas cubre el 40-50% de las necesidades, por lo que parece imprescindible un incremento de la producción.

    El consejero delegado de la canadiense Cameco, Gerald Grandey, calculaba recientemente en una conferencia que el mundo consume unos 180 millones de libras de uranio al año, pero produce sólo 140 millones. Cuando acabe el programa de desmantelamiento nuclear y se acaben las reservas de uranio construidas durante al Guerra Fría, se necesitarán nuevas fuentes de producción, según Grandey.

    Este vació de producción se podría agrandar por el segundo factor: el incremento de la demanda. China, por ejemplo, quiere incrementar su potencia nuclear en 110 gigawatios en la próxima década, cifra que supone el 25% de la energía nuclear total del mundo a día de hoy.

    En ese mismo periodo, 10 años, Cameco calcula que se van a añadir en todo el mundo hasta 100 nuevos reactores, lo que podría ahondar aún más el problema de la oferta.

    Problemas para incrementar la producción

    Ante esta situación, la solución podría venir de un incremento de la producción. Sin embargo, aquí aparece un tercer factor problemático: el tiempo que pasa desde que se descubre nuevo uranio hasta que se comienza a producir.

    Este desfase temporal es de al menos 10 años y a veces puede ser incluso de 15. Por ello, aunque haya mucho uranio bajo el suelo, el problema sería incorporarlo al mercado lo suficientemente rápido como para sustituir al uranio que va a dejar de llegar desde el antiguo arsenal soviético, según Cameco.

    Por ello, países emergentes como China e India, con gran interés nuclear, así como otras naciones más desarrolladas como Corea del Sur y Japón, están moviéndose agresivamente para llegar a acuerdos y lanzar joint ventures con los productores de uranio, especialmente en la antigua Unión Soviética.

    China, además, podría estar acumulando sus propias reservas de uranio. "La cantidad de compras de China el año pasado nos ha sorprendido", explica Philip Macoun de CRU. "Ciertamente han contribuido a la subida de los precios".