Bolsa, mercados y cotizaciones
Miles de personas aguardan en el Prat entre la impotencia y la resignación
En la planta de "salidas" de la T1, el ambiente es relativamente tranquilo y la gente respeta el orden en que ha llegado pese a que las largas colas de pasajeros que se han formado ante los mostradores de facturación de las aerolíneas no alcanzan a la vista.
La indignación contra los controladores aéreos es la norma entre los afectados, como Paula, en la treintena, que ha llegado procedente de La Rioja con su familia para coger un vuelo con destino a Holanda y ya calcula que perderá el dinero que han pagado para reservar sus apartamentos.
"Es indignante. Hemos dejado las vacaciones de agosto para ahora y no podemos volar. Si fueran asalariados como nosotros, si fuera gente que cobra poco... ¡Pero es que cobran más que los ministros!", clama.
"Es impresentable. No tienen vergüenza", sentencia a su vez Elvira, que ve como su proyecto de pasar cinco días de puente de la Purísima y la Constitución en Londres se esfuma. "Yo soy médico, y si yo no acudo a mi lugar de trabajo y pasa algo, se me cae el pelo".
"A mí me han bajado el sueldo un siete por ciento y me he callado", prosigue. "¿Dónde están los políticos ahora?" Elvira defiende que "su obligación es fletar un vuelo" para que todo aquel que se ha quedado en tierra pueda ser embarcado "en cuanto se abra el espacio aéreo a las once" de esta mañana, lo que no sucederá.
Y es que la desinformación es precisamente uno de los elementos con los que tienen que lidiar los pasajeros, que no saben a ciencia cierta si los vuelos se retomarán a las once, a las doce, a las siete de la tarde o en los próximos días, según las noticias que llegan a las amplias salas del aeropuerto desde distintas fuentes.
"AENA te dice: 'no vayas, que las colas están llenas'", detalla Elvira, quién se pregunta "para qué ha servido" la toma de los puestos de control por parte de militares. "No me voy de aquí hasta que me solucionan el problema", clama en dirección a un puesto de información de AENA.
También son muchos los extranjeros afectados, como los irlandeses Kyran Kennedy y Pat Hanraan, dos hombres de negocio en la cincuentena que, como centenares de personas, han decidido acercarse al aeropuerto a pesar de las advertencias en sentido contrario de AENA.
"Nos enteramos anoche" de que el espacio aéreo estaba cerrado. Explican los irlandeses que ni en la página web del Aeropuerto ni en la de su aerolínea han encontrado "información clara" acerca de la situación, algo que sólo han conseguido en la página web de una compañía aérea de bajo coste de su país.
Con una sonrisa siempre en los labios, hacen gala de una mezcla de estoicismo -"enfadarse no sirve de nada cuando no tienes poder sobre ello"- y buen humor:
"Es irónico que nos pase esto cuando Portugal y España pueden seguir a Irlanda y necesitar un rescate. Los alemanes deben de estar frotándose las manos", ríen.
De momento, dudan de que vayan a salir antes del miércoles, por lo que ya han dado orden a su hotel de que les guarde las habitaciones.
Según les han dicho, el vuelo que los ha de llevar de Barcelona a Londres, desde donde habían de partir para Irlanda, aún no ha salido de la capital británica. "Seremos los últimos de la cola".