Bolsa, mercados y cotizaciones

El mundo visto desde Wall Street



    Las incertidumbres internacionales contrastan con la mejora de la economía nacional. No es tan malo para las bolsas americanas.

    Tomemos un respiro, olvidémonos por un momento del desastre europeo y miremos el mercado desde la perspectiva de un inversor estadounidense. Es cierto que Europa es una fuente de preocupación por el impacto negativo de la austeridad al estilo alemán sobre el crecimiento y sobre la demanda para las empresas norteamericanas.

    El dólar está subiendo pero no de forma preocupante -todavía no- para las empresas de EEUU, dados los bajos niveles que hemos visto este año. La misma historia en China, cuyo crecimiento se está desacelerando pero desde un nivel tan alto que no es -todavía no- un problema para el S&P 500 en su conjunto.

    Ahora fijémonos en la economía y esto es lo que vemos: olvidémonos de la Fed porque los tipos y el QE2 proveerán a la economía con liquidez más que suficiente para crecer. La mayoría de los indicadores adelantados están mejorando y la confianza está subiendo, aunque desde niveles muy flojos. La utilización de capacidad está por encima de su suelo, el mercado laboral está mejorando y los ingresos y gastos personales están creciendo sin que la inflación levante cabeza.

    Obviamente, la economía todavía está por detrás de lo que era una recuperación normal en el pasado, pero no hay duda de que la trayectoria del crecimiento ha mejorado y la demanda interna está alejándose claramente de sus mínimos. Puede que ya empecemos a notar las consecuencias de un desapalancamiento del sector privado -empresas y familias- más rápido de lo que se esperaba hace un año.

    Este es, en resumen, el escenario para cualquier analista en EEUU: no es una bonanza pero tampoco podemos hablar de un dolor para las bolsas a medio plazo. Ciertamente, esto contrasta con el exagerando sentimiento de los inversores que mostraban las encuestas justo antes y después del lanzamiento del QE2. Las expectativas excedían la capacidad de satisfacerlas de la economía, lo que provocó la corrección que hemos visto en las dos últimas semanas.

    Obviamente, Europa no ha ayudado y tampoco una valoración del S&P500 poco atractiva en zona de máximos del mercado. Pero, ¿esto es realmente un entorno tan negativo para la bolsa? Lo dudo, ya que sospecho que la mejoría -lenta pero constante- de la economía tiene ahora la consistencia como para cortar las tentaciones bajistas sin que el mercado caiga en recortes recurrentes.

    Dense cuenta de que las perspectivas alcistas tampoco son muy halagüeñas, al menos a corto plazo. Los mercados todavía carecen de los catalizadores para 'comprar una historia', y todo lo que espero es un nuevo intento de volver a los máximos que hemos visto este año. En definitiva, el año puede haber terminado y puede que tengamos que esperar un par de meses antes de tener la gasolina para impulsar estas expectativas. No es muy excitante, pero posiblemente un puerto seguro viendo la caldera en que se ha convertido Europa. Y nada negativo para el dólar...