Bolsa, mercados y cotizaciones

El pasaporte de BBVA y Santander se convierte en su peor tarjeta de visita



    Gráfico BBVA Gráfico SANTANDER

    El mercado no está para muchos matices. Pese al empeño de las empresas españolas por subrayar que su negocio cada vez está más diversificado, no pueden evitar la nacionalidad que figura en su DNI.

    Y eso, en estos momentos, es castigado por los inversores. Lo están sintiendo hasta las compañías más sólidas, que sufren el contagio de las dudas que envuelven a la solvencia española. Es el caso de los bancos BBVA (BBVA.MC) y Santander (SAN.MC). Poco parece importar que el primero genere el 70 por ciento del negocio fuera de España, porcentaje que alcanza el 83 por ciento en el segundo. Da igual. El mercado sigue ponderando que son españolas.

    Como ayer, jornada en la que las dos entidades fueron duramente penalizadas. Para empezar, sus respectivos seguros contra el riesgo de impago (CDS) se afianzaron como los más altos entre los mayores bancos del mundo. El de BBVA se encuentra en los 220 puntos básicos y el del Santander, en los 203 puntos básicos. Ambos, además, registran el mayor incremento en 2010 entre los pesos pesados de la banca mundial, con subidas que rondan el 150 por ciento.

    Aunque permanecen lejos de los niveles en los que habitan los CDS de los irlandeses Anglo Irish Bank o Allied Irish Bank, que superan los 900 puntos básicos, y de los portugueses Banco Espirito Santo y Banco Comercial Portugues, que rondan los 650 puntos básicos, resulta sintomático que se encuentren por encima de las entidades con las que rivalizan en la elite de la banca internacional. Por ejemplo, los escudos anti-impago del alemán Deutsche Bank o el francés BNP Paribas se sitúan en los 103 puntos básicos y los de JP Morgan, en los 91,5 puntos básicos.

    Pesado lastre

    Junto a los CDS, el castigo del mercado también se materializó en los parqués. Los títulos del Santander retrocedieron un 4,03 por ciento, hasta los 8,18 euros, y los de BBVA, un 3,87 por ciento, hasta los 7,94 euros. En ambos casos, se trata de sus cotizaciones más bajas desde junio. Es decir, desde la anterior oleada bajista provocada por la crisis de la deuda soberana. Además, fueron los dos valores que más cayeron ayer dentro del índice EuroStoxx 50. En el extremo opuesto, dos compañías alemanas, ajenas al contagio de la crisis irlandesa. La automovilística BMW subió un 1,8 por ciento y la tecnológica BASF, un 0,8 por ciento.

    Ambas comparaciones, las ofrecidas por los seguros contra el impago y la caída bursátil, certifican el preocupante escenario actual, caracterizado por una realidad: el mercado ya está pensando quién es el siguiente tras Grecia e Irlanda. Y como son Portugal y España, esas quinielas perjudican a las entidades financieras españolas de forma directa, puesto que son las más expuestas a la deuda de ambos países.

    Según el Banco Internacional de Pagos (BIS), la exposición de las entidades españolas a la deuda lusa ascendía a 78.288 millones de dólares en junio de 2010. "La banca española cayó porque es la que tiene más exposición a los países periféricos. Son los más grandes y líquidos y, por lo tanto, en los que resulta más fácil ponerse cortos en ellos, por lo que también existen razones especulativas en su caída", expone Daniel Pingarrón, analista de IG Markets.

    Los medianos también sufren

    La estela de BBVA y Santander fue seguida por los bancos medianos tanto en el parqué como en los CDS. De los que forman parte del Ibex 35, Sabadell y Bankinter cayeron un 4,2 por ciento; Banesto, un 3,7 por ciento; y Popular, un 3 por ciento. En cuanto a los seguros contra el impago, el de Sabadell repuntó a los 340 puntos básicos; el de Popular, a los 329; y el de Bankinter, a los 264,6.

    En conjunto, el castigo que sufrieron ayer las entidades españolas en el mercado constata que el rescate de Irlanda no ha servido, por el momento, para calmar la incertidumbre. Y eso, en última instancia, se traduce en que el contagio sigue su curso. "España no es igual que Grecia. La situación de Irlanda dista mucho de la española. Los problemas de Portugal tampoco se pueden extrapolar a España. Ni son similares a los de Irlanda. Pero todos ellos presentan una importante coincidencia: son países que pertenecen al euro", comenta José Luis Martínez Campuzano, estratega en España de Citi.

    Y agrega: "La crisis del euro finaliza cuando tengamos claro, y los mercados lo asimilen de que hablamos cuando nos referimos al Proceso de Moneda Unica; me refiero a temas ahora en cuestión como el gobierno económico, convergencia fiscal o simplemente solidaridad ente una crisis económica tan dura y complicada como la actual".