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Los préstamos rápidos en España son lo más parecido a las hipotecas basura de EEUU



    "¿Quiere dinero ya? En sólo cinco minutos le respondemos, y en 24 horas se lo ingresamos". Por lo general, hasta 6.000 euros. Así de fácil. Ésta es la carta de presentación de las entidades que se dedican a ofrecer créditos al consumo rápidos, una de las grandes modas de los tres últimos años, que ahora comienzan a mirarse con cierto recelo. ¿Por qué?

    En España no existe un producto similar a las polémicas hipotecas basura estadounidenses -denominadas subprime-, concedidas a particulares para la compra de una vivienda con un complicado historial de crédito, y que tantos quebraderos de cabeza están provocando. Pero existen los créditos al consumo exprés, que exigen unos requisitos flexibles para poder conseguir hasta una media de unos 6.000 euros.

    El cliente lo paga caro

    En la mayor parte de los casos el tipo de interés real anual (TAE) ronda el 20 por ciento. "Son préstamos pequeños, sencillos de conseguir aunque a unos intereses leoninos", indica una entidad financiera.

    Pero esto parece no ser un problema para su contratación, ya que en los últimos años este tipo de préstamos ha tenido un fuerte crecimiento. Según un estudio publicado por el Instituto de Estudios Económicos, el volumen de créditos para el consumo, en el que se incluyen los préstamos exprés, ha llegado a duplicarse en los últimos seis años y creció el 189 por ciento en 2006, hasta llegar a los 92.000 millones de euros, lo que representa el 9,4 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB).

    No es oro todo lo que reluce

    Eso sí, fuentes bancarias indican que hay que saber separar el grano de la paja. Frente a las grandes conocidas del sector, como las extranjeras Cofidís, Eurocredito (BNP Paribas) o Citifinancial (Citigroup) y las españolas Crediágil (Grupo Santander), Dinero Express (BBVA) o Vivaline (Banco Popular), que están supervisadas por el Banco de España, algunas entidades se quejan de que hay en el mercado empresas que están ofreciendo "el oro y el moro" y no están bajo ningún tipo de supervisión. Y, por consiguiente, no cuentan con ningún tipo de amparo.

    La lista de estas entidades ha crecido en los últimos años como la espuma. Hasta tal punto, que fuentes del sector indican que es imposible hacer una lista exhaustiva con estas sociedades porque no tienen ningún tipo de control supervisor.

    De hecho, las más grandes de los préstamos rápidos, que suelen funcionar por Internet, se han preocupado en sus web de aclarar que están bajo el paraguas del Banco de España. Toda una garantía de fiabilidad. Junto a esto, su pertenencia a grandes grupos también es sinónimo de seguridad.

    Pero no sólo los créditos rápidos corren peligro de ser abandonados por sus dueños ante la incapacidad de pagarlos, los de las reunificadoras de créditos, que mueven unos 1.000 millones, también son potencial carne de cañón. Estos intermediarios financieros se ofrecen a acumular todas las cuotas de los préstamos de sus clientes en una sola y, como es lógico, son un buen apoyo para los que tiene más complicado pagar la letra.

    Tras un duro debate por su supervisión, las reunificadoras de créditos siguen bajo la tutela de Consumo y no del Banco de España. Además, desde hace poco el Gobierno ha dado los primeros pasos para regular estas entidades tras aprobar el borrador de la nueva ley que gobernará a este sector.

    Y como no hay dos sin tres, los riesgos no quedan aquí. Desde una gestora apuntan que también las ampliaciones de hipotecas ofrecidas por los bancos para financiar el consumo pueden vivir tiempos difíciles. ¿Recuerda el anuncio que descubría que "si su casa vale más, ¿porqué no aprovecharse de ello"? Igual la tortilla se da la vuelta.