Bolsa, mercados y cotizaciones
¿Conoce el mercado de corros? Un vistazo al mapa del tesoro bursátil
En los mapas de las cuatro bolsas españolas -Barcelona, Bilbao, Madrid y Valencia- hay escondidas más de 30 empresas cotizando a través de esta modalidad bursátil en la que se negocian los títulos a viva voz, como en una subasta. Pero tratar de saber en cuáles de ellas hay un tesoro enterrado no es una tarea nada fácil, ya que este mercado ha caído en el olvido, al contrario de lo que ocurría hasta hace no mucho tiempo...
La época dorada
En concreto, hasta 1989 todas las acciones del mercado español se negociaban en corros. Los operadores de las sociedades y agencias de valores se reunían en el salón de contratación de cada una de las bolsas y, puestos en un corro, cara a cara y a viva voz, realizaban las negociaciones de cada compañía en función de las órdenes que había recibido de sus clientes.
De ahí surgió el nombre de corros, como en la actualidad se conoce a este sistema de negociación. Sin embargo, la llegada de las nuevas tecnologías ha provocado que este mercado quede en un segundo plano para los inversores y prácticamente ninguna firma de inversión tenga marcada en sus cartografías del mercado las indicaciones para sacar oro del mismo.
Tan sólo queda un pequeño reducto de bucaneros que, todos los días a partir de las once de la mañana, navegan por este mercado, aunque su volumen cada vez es más escaso.
Un 0,01 por ciento del volumen negociado
En Madrid, donde cotizan 13 empresas en corros, se mueve diariamente entre medio y un millón de euros, el 0,01 por ciento de todo lo negociado en una sesión: aproximadamente unos 6.000 millones.
Sin tener en cuenta las sicav -los vehículos financieros preferidos por los grandes patrimonios que todavía cotizan en este segmento y aún no han pasado al segmento MAB- en este mercado se pueden encontrar empresas tan diversas como Compañía Logística de Hidrocarburos (CLH), la minera Hulleras Vasco Leonesas, las inmobiliarias Ahorro Familiar, Cevasa o Barcino o la firma agrícola Agrofruse.
Estos valores tienen las mismas obligaciones legales, formales y de información ante sus accionistas, el Registro Mercantil o la CNMV que los valores cotizados en el Mercado Continuo. Por tanto, en la web del regulador se puede acceder a las cuentas anuales y trimestrales, las auditorias, los hechos relevantes y las participaciones significativas de estos valores.
Lo mejor y peor
Sin embargo, ser pirata de este tipo de empresas es difícil y para buscar valor hay que ser un gran corsario, porque hay algunos contratiempos que superar. Uno de los mayores, la escasa contrapartida existente, que puede provocar que el inversor se quede atrapado en la compañía sin poder vender sus acciones.
Hay que tener en cuenta que empresas como Inmobiliaria del Sur intercambia menos de 1.000 títulos en una jornada, un volumen ridículo en comparación con los grandes pesos del parqué como Santander (SAN.MC), que en una sesión es capaz de negociar más de 100 millones de acciones.
Los expertos aseguran que este mercado sólo es idóneo para el particular que invierta a medio plazo entre 1.000 y 10.000 euros. Sin embargo, no sirve para grandes inversores o para especuladores a corto plazo, ya que pueden tener problemas a la hora de comprar o vender el valor al precio que les gustaría.
En este sentido, las empresas más líquidas son la cervecera Damm, que cotiza en la Bolsa de Barcelona o CLH -que se negocia tanto en Valencia como en Madrid-, aunque apenas llegan a intercambiar en una sesión más de 60.000 euros.
Diamantes en bruto
Otro de los inconvenientes es que estas empresas no están a la vista de cualquiera. Para observar qué negocia cada una de las compañías del mercado de viva voz el inversor tiene que acudir a las páginas web de cada bolsa. En este sentido, la autoridad de cada una de estas islas bursátiles trata a las acciones de forma diferente, ya que no hay conexión entre los corros de una a otra.
Quizá se podría ver como otro problema el escaso número de analistas que las siguen. Esto provoca que el inversor tenga pocas señales de referencia que le permitan decidir si una compañía merece la pena o no.
Pero para un buen pirata este escollo se transforma en ventaja ya que, según los expertos, algún valor puede ser una joya en bruto: "Las compañías que no son seguidas por las casas de análisis tienden a desaparece del radar, por sus volúmenes bajos, su escasa liquidez y transparencia. De hecho, pueden llegar a cotizar con un descuento de más del 50 por ciento sobre su valor real", asegura Javier Rodríguez, director de la Asociación Española para las Relaciones con Inversores (AERI).
A contrarreloj
Como los buenos piratas, los inversores que se atrevan a poner rumbo hacia los valores de corros deben hacerlo a la mayor velocidad posible, ya que estos mercados tienden a desaparecer. Además este factor puede jugar a su favor, ya que si entran a tiempo luego pueden beneficiarse de los cada vez más frecuentes saltos de las empresas que cotizan en corros al Mercado Continuo -plataforma electrónica en la que las acciones se negocian de forma continuada-.
Algunas de las últimas compañías en hacerlo (Fersa, Elecnor (ENO.MC), Prim (PRM.MC), Inypsa o Cleop (CLEO.MC) …) figuran entre las más revalorizadas de las bolsas españolas en los últimos tiempos. Por ejemplo, la empresa de energías renovables Fersa sube más de un 188 por ciento en lo que va de año, hasta los 7,18 euros. Y todavía podría haber más valor, según la firma de inversión Ibersecurities, que establece un precio objetivo en 13,6 euros, lo que le concede un elevado potencial.
La razón de este buen comportamiento reside en que muchos operadores y fondos de inversión no pueden invertir en acciones de corros -por su baja negociación -y sí lo hacen cuando entran en el continuo. Por tanto, si un pequeño inversor se anticipa comprando estas acciones en corros, se encontrará con una demanda importante si éstas consiguen llegar a cotizar en el Continuo.
Cómo contratar
En la mayoría de los bancos y cajas de ahorros se puede comprar acciones de corros. Antiguamente todas las acciones de la bolsa se contrataban únicamente en corros y el inversor tenía que ir físicamente al parqué y allí elegir a su agencia de valores para poder adquirir los títulos de su inversión. Aunque las agencias siguen teniendo un hueco en las cuatro bolsas, ya todo es más sencillo.
Para comprar o vender en corros hay que llamar por teléfono o acudir personalmente al banco. Algunas entidades como La Caixa o Inversis permiten operar online a través de la web; sin embargo, los expertos de esta última firma no aconsejan entrar en este mercado e incluso no siguen este tipo de valores.
Los analistas aseguran que aquí lo más importante es conocer cómo se ejercita la orden. Lo mejor es que se puedan ejecutar en el momento, sin embargo, es un poco complicado porque no se lanza el comunicado hasta que llega el operador de corros.
"Por estos motivos es muy fácil observar como casi siempre las cotizaciones de corros parece que se muevan con un día de retraso con respecto a los índices, ya que la orden se realiza con tardanza", comentan los creadores del índice Corrox. Los expertos no recomiendan acudir a las firmas que retienen las órdenes, ya que hasta que no se cursa la petición el dinero no se puede utilizar, una operación bastante arriesgada.
Si se piden acciones de un valor que negocie poco volumen de acciones, la operación puede tardar varios días en realizarse, pero no se permite mover el dinero que se ha destinado. Es como quedar atrapado en un puerto y ver como el barco con rumbo a la rentabilidad se aleja en el horizonte.