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La doble vida de Wall Street: motivos para no fiarse de los resultados bancarios
Los resultados del segundo trimestre de los grandes bancos y brokers de Wall Street están a punto de publicarse. Y seguramente mostrarán balances bastante saneados, niveles de riesgo tolerables y toda la parafernalia típica de las compañías bien gestionadas. Pero quizá no sea oro todo lo que reluce. Según David Weidner, de MarketWatch, no hay que creerse "ni una sola palabra" de lo que digan.
"Si el segundo trimestre es como han sido el resto de trimestres en los últimos dos años, el riesgo subirá y el capital bajará", señala Weidner, que afirma que Wall Street es "una industria construida sobre las mentiras a los clientes (Enron, Grecia y Parmalat, por nombrar algunas), ¿por qué iba a ser sincera con sus propias cuentas?", sentencia.
La semana pasada, Bank of America fue la última firma financiera que reconoció manipulación en sus cuentas de cierre de trimestre. En una carta remitida al regulador bursátil, la SEC, BoA afirmó haber enmascarado parte de su nivel de endeudamiento entre 2007 y 2009 realizando seis transacciones que tenían como único fin maquillar los números en la jornadas en las que se hacían públicas las cuentas.
Un pasado de trucos contables
Esta herramienta, bautizada como repo 105, llegó a ser de uso común por parte de muchas entidades. En abril, el diario Wall Street Journal publicó una lista de 18 bancos que, según datos de la Reserva Federal de Nueva York, habían recurrido a estos trucos contables. Lista en la que figuraban por ejemplo Goldman Sachs, Morgan Stanley y JPMorgan, que maquillaron sus números durante cinco trimestres consecutivos, incluyendo el que terminó el pasado mes de marzo.
Eso sí, antes de que nadie se lleve las manos a la cabeza, hay que tener en cuenta que en el pasado, en la era de la no regulación, estas prácticas eran perfectamente legales, igual que lo eran los acuerdos de recompra a corto plazo o sacar activos de balance creando entidades llamadas vehículos de própósito especial (SPV).
Podría parecer que esta falta de transparencia ha supuesto algún perjuicio o incluso ha provocado la ira de los analistas, cuyos análisis de la firmas se han basado en resultados sesgados. Sin embargo "la mayoría de analistas todavía leen los datos financieros sospechosos que han recibido trimestre tras trimestre y los tratan como si fueran una verdad incontestable". Es más, las firmas que han mejorado su consejo sobre BoA o JP son mayoría.
"No sólo se trata de que el emperador no lleva ropa; es que además a nadie en el reino parece importarle", ironiza Weidner.