Bolsa, mercados y cotizaciones

Nada supera a la bolsa: la renta variable es la inversión más rentable desde 2000



    Se dice que en bolsa hay dos tipos de inversores. Los inquietos, especuladores, que tratan de beneficiarse de los movimientos a corto plazo de los títulos bursátiles. Y los que compran las acciones y echan raíces con la esperanza de que su inversión le proporcione una buena rentabilidad anual, superior a la que obtendrían con cualquier otro producto.

    Los primeros son capaces de ganar en tres horas lo que los segundos en muchos meses, pero también de perderlo.

    Los números favorecen a los más calmados: son los que obtendrían una mejor rentabilidad, incluso superior a la que hubiera obtenido un inversor en renta fija o un ahorrador en el sector inmobiliario desde el año 2000.

    Esta fecha no está elegida al azar. En marzo de este año fue cuando los títulos españoles alcanzaron su último máximo histórico y comenzaron la cuesta abajo contagiándose del pinchazo de las compañías tecnológicas. Esto da relevancia a este análisis, ya que mide el rendimiento de los títulos españoles con una caída por delante y la posterior recuperación, los dos escenarios ante los que se puede encontrar el inversor.

    Dura competencia

    Pues bien, desde marzo de 2000, la media de los valores del Mercado Continuo -sin dar más peso a una compañía sobre otra como se hace en los índices- avanza un 13,1 por ciento anual, un 136,4 por ciento en los siete años. Un inversor de renta variable superaría de sobra el IPC anual, la media de la subida de una vivienda adquirida en 2000 y unos bonos españoles a diez años comprados en el mismo ejercicio, teniendo en cuenta que desde entonces estos dos últimos activos han vivido algunos de sus últimos años de esplendor.

    Por ello, la bolsa se podría considerar, dada su robustez, el baobab de la inversión . Este árbol, protagonista de un capítulo de El Principito, de Antoine de Saint-Exupery, y considerado un icono en el continente africano, deslumbra tanto por su tamaño, que se dice que existe uno tan grande que en su interior se aloja una estación de autobuses donde perfectamente pueden esperar hasta 40 personas.

    La mejor inversión

    Entre las acciones españolas, desde Inypsa , la mejor compañía del Mercado Continuo desde marzo de 2000 con una subida del 2.430 por ciento, hasta Terra, la que peor ha evolucionado en el mismo periodo hasta su exclusión de bolsa con una caída del 96 por ciento, un inversor español expuesto a la renta variable no habría tenido queja del comportamiento medio de sus títulos, siempre que hubiera invertido el mismo dinero en todos los valores.

    La vivienda sería la segunda inversión más rentable año a año desde 2000, lo que le convertiría en el roble dentro de las carteras españolas. Y no se puede quejar, éste es un árbol considerado por los expertos como majestuoso y puede superar los 40 metros de altura. Así, las inversiones inmobiliarias han subido de media un 11,7 por ciento desde el comienzo de la presente década.

    Como un roble

    Sin duda, durante los últimos años la vivienda española ha vivido su mejor racha de la historia. El boom inmobiliario ha hecho que una vivienda adquirida hace siete años en España haya más que doblado su valor de media.

    La tercera en discordia es la renta fija, la palmera de la inversión por dos razones: su menor rentabilidad frente a la vivienda y la bolsa, pero la mayor tranquilidad que ofrece a sus inversores que sólo se tienen que tumbar a esperar su porcentaje de ganancias asegurado. Así, un ahorrador que hubiera adquirido bonos españoles a diez años a comienzos de 2000 lo hubiera hecho en uno de los mejores momentos de este activo durante los últimos años, con una rentabilidad por ejercicio del 5,78 por ciento, pero que supone un rendimiento muy por debajo del de la renta variable y la vivienda.

    Sin embargo, hay que tener en cuenta que ni la bolsa ni la inversión inmobiliaria tienen la seguridad de la renta fija. Además, el que hubiera vendido este bono a diez años durante los siguientes ejercicios hubiera ganado una rentabilidad adicional, haciendo este activo mucho más atractivo para el inversor. Por ejemplo, en el caso de que un ahorrador quisiera deshacer en estos momentos su posición, además del cupón equivalente al 5,78 por ciento que se llevó una vez al año desde 2000, obtendría una rentabilidad adicional del 11 por ciento. Las buenas jugadas también son posibles en la renta fija.

    Aún así, hay que tener en cuenta que la rentabilidad procedente de la renta fija en el mejor de los casos se queda por debajo de la media de la bolsa y la vivienda en el mismo periodo.

    Otra opción bursátil que se quedaría por debajo de la renta variable desde 2000 son los hedge funds (fondos de inversión libre, en español), cuyo principal índice avanzó un 7 por ciento anual desde 2000 a 2005. Sin embargo, hay que tener en cuenta que estos fondos caen menos durante los periodos inestables.

    El mejor ladrillo... el cotizado

    Dentro de la inversión más rentable, los títulos cotizados, resulta curioso que muchos de los valores que mejor se han comportado desde marzo de 2000 hayan sido los que se beneficiaban del boom inmobiliario. Es decir, que cualquier inversor podría haber obtenido la misma rentabilidad que los grandes promotores inmobiliarios con tan sólo acudir a la bolsa y elegir valores como Cleop, Colonial, Montebalito, Urbas, Metrovacesa, Inbesòs y Sotogrande, todos entre los 20 títulos que más suben desde ese momento con revalorizaciones nunca inferiores al 500 por ciento -ver cuadro-.

    Por encima de ellas sólo se encuentran cuatro compañías, todas con una revalorización digna de elogio: Inypsa , Arcelor , Prim (PRM.MC) y Elecnor . La mejor de ellas, la empresa de ingeniería Inypsa, ha pasado de valer 0,3 euros por título en marzo de 2000 a los más de 8 euros que marcó ayer, lo que equivale a proporcionar una rentabilidad anual a sus accionistas ¡del 58 por ciento!

    Como no podía ser de otra forma, el lado de las pérdidas lo lideran dos empresas especializadas en Internet, Terra y Jazztel (JAZ.MC), que sufrieron como las que más en el parqué la burbuja puntocom. También figuran en este apartado empresas que dejaron el parqué como Telepizza (TPZ.MC), TPI (TPI.MC), Cortefiel, Parques Reunidos, Amadeus y Recoletos.

    Un futuro incierto

    La pregunta del millón es que ocurrirá en el futuro. ¿Conviene buscar el cobijo de los inmuebles, acudir a la sombra de las acciones españolas -a pesar de que están muy próximas a sus máximos- o tumbarse bajo el resguardo de la renta fija? En principio, todo apunta a que las acciones y títulos del Mercado Continuo seguirán comportándose mejor que los otros dos activos.

    Si durante los últimos siete años, con una gran caída como la del Ibex de los 12.800 puntos de marzo de 2000 a los 5.364 puntos de noviembre de 2002, sus valores han conseguido escalar una media de un 136,39 por ciento, parece que aunque tuvieran que corregir desde los 15.000 puntos también podrían lograr una gran revalorización como la de los últimos siete años, pero siempre mirando a largo plazo.

    Por su parte, la vivienda no atraviesa su mejor momento con el miedo a un pinchazo inmobiliario, que ha tumbado a muchas de sus compañías en el parqué, como Astroc . Sin embargo, una caída de la renta variable convierte a la vivienda en uno de los activos refugio, algo a tener en cuenta.

    Y para rentabilidades seguras, sin sustos que perjudiquen el corazón de los inversores, la renta fija. Aunque los activos de largo plazo europeos como el bono español todavía están a medio camino de su mejor momento, ya están cerca del 4,5 por ciento.