Bolsa, mercados y cotizaciones
Diez claves básicas para entender los consejos de los asesores financieros
¿Cómo se puede estar seguro de que las recomendaciones de nuestro asesor se ajustan a nuestras necesidades si no comprendemos lo que dice? "Según un estudio reciente, la mitad de los clientes no entienden los consejos de su asesor financiero, aunque cerca del 90% de los profesionales pensaba que lo había hecho bien", señala la firma de asesoramiento y servicios de inversión Gestiohna, que ha publicado un decálogo de términos clave en tiempos de crisis.
Un reciente informe elaborado por el Observatorio Inverco, apunta que, cuanto más dinámico y joven es el inversor, mejor conoce los productos financieros. Sin embargo, el perfil del ahorrador español es de un hombre mayor de 50 años y de carácter conservador en cuanto a sus inversiones, señala Gestiohna.
"Además, la crisis económica ha hecho que se empleen a diario conceptos hasta hace poco desconocidos: planes de rescate gubernamentales, hedge funds, pérdida de la calificación triple A...", enumera la firma.
Pistas para entender a un asesor
De entre todos los términos que puede utilizar un gestor a la hora de tratar con sus clientes, hay algunos que son más habituales. Sobre todo desde que en 2007 estalló la crisis financiera, que entre otras cosas ha provocado que los inversores se interesen más por la forma en la que se gestiona su dinero.
Así, el primero de los 10 Conceptos clave que todo inversor debe conocer en tiempos de crisis, según Gestiohna, es la beta, "el indicador de riesgo que refleja la sensibilidad de una acción a las fluctuaciones del mercado. Con una beta inferior a uno, la acción tenderá a recoger sólo parcialmente los movimientos del mercado, por lo que es más estable y hablamos de un valor defensivo", explica.
Precisamente, a las fluctuaciones del mercado se las denomina volatilidad, un "parámetro que sirve para medir el riesgo de precio de los activos financieros en términos de fluctuaciones o variaciones en el precio a lo largo de un periodo de tiempo".
A fondo
Quizá una de las industrias que más terminología poco conocida utiliza es la de fondos de inversión. Así, según Gestiohna un fondo es "en el entorno económico actual, el producto más indicado para el inversor particular, porque le permiten construir una cartera que maximice la rentabilidad sin incurrir en riesgos elevados".
Aunque no todos están al alcance de los inversores minoritarios, como sucede con la mayoría de los hedge funds, o "fondos de alto riesgo que en su momento fueron señalados como uno de los grandes culpables de la crisis por sus posiciones especulativas y que, durante el último año, han protagonizado una salida histórica de capital que ha supuesto la desaparición de gran parte de esta industria".
Una de las cosas más importantes de un fondo es la diversificación de su cartera, o realizar una exhaustiva "selección de valores, títulos, sectores o países que no tengan una relación muy marcada entre sí para reducir el riesgo que asume el inversor".
Además, los productos deben ser adecuados al perfil de cada inversor, que son las "características del ahorrador que determinan sus inversiones en función de sus expectativas y su capacidad para asumir el riesgo", apunta Gestiohna.
En clave de crisis
Sin embargo, más allá de sectores concretos, hay expresiones que antes de la crisis, o bien no existían, o bien no eran nombradas con tanta frecuencia.
El ejemplo más claro es la denominación de subprime que se le ha dado a esta crisis, un "problema crediticio de los deudores de riesgo (personas sin ingresos, ni empleo, ni bienes) en el mercado residencial estadounidense, que puso de relieve las deficiencias de un sistema basado en hipotecas basura y fue uno de los desencadenantes de la crisis económica mundial".
A raiz de ese problema, que comprometió la estabilidad del sistema bancario global en general, y de la banca de inversión en particular, se pusieron en marcha planes de rescate, inyecciones "de dinero público que están llevando a cabo los gobiernos de distintos países para la reactivación de sus economías nacionales".
Uno de los grandes efectos tardíos de la crisis, probablemente del que más se habla en estos días, es la presión a la que está sometida la calificación crediticia de paises hasta ahora incontestables, aquellos que ostentan una triple A.
La AAA es la "máxima calificación de la calidad crediticia de la deuda pública de un país otorgada por agencias como Moody's. España se convirtió recientemente en el primer Estado con calificación Aaa en afrontar una posible pérdida de esta nota. Actualmente, España mantiene la máxima calificación aunque, según el último informe de Moody's, su ajuste fiscal será prolongado y doloroso", explican desde Gestiohna.
El rating es especialmente importante porque, cuanto mejor sea, mejores condiciones de financiación puede conseguir un estado o una empresa, en un momento en el que las emisiones de deuda están en auge.