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Cambian las tornas en la guerra de los chips: ahora el perdedor es AMD



    La encarnizada guerra que viven en los últimos años los dos mayores fabricantes de procesadores del mundo, Intel y AMD, parece haber tomado un nuevo rumbo. Hasta ahora, AMD era el claro ganador: había arrebatado a su eterno rival casi la totalidad del negocio de servidores, y le robaba cada vez más cuota de mercado en PCs de sobremesa y portátiles.

    Sin embargo, cuando a uno le va la vida en ello, suele contraatacar. Sobre todo, cuando uno tiene la mayor capacidad de I+D en tecnología del mundo entero. Y ése es Intel. Así que, ya el año pasado, el gigante de los chips respondió a la afrenta de AMD con bajadas de precios generalizadas, aun a costa de sacrificar sus resultados del cuarto trimestre.

    Esta estrategia empieza a dar sus frutos: ayer, AMD tuvo que dar un 'sales warning', es decir, una advertencia de que sus ventas fueron inferiores a lo estimado en el primer trimestre. Concretamente, espera unos ingresos de 1.225 millones de dólares, un 19% por debajo de los 1.550 millones previstos por el consenso de analistas.

    Detrás de estos problemas, por supuesto, está la continua caída de los precios de los chips –ayer mismo anunció una nueva rebaja de sus principales productos-. Pero también menores ventas, es decir, la pérdida de cuota de mercado a favor de su enemigo.

    Hasta ahí, todo entra más o menos dentro de la lógica de los negocios y los mercados. El colofón habría sido un desplome ayer de AMD en el Nasdaq… y ahí es donde falla la lógica. El valor se disparó casi un 5%.

    Recorte de costes para compensar

    ¿Cómo es posible? Pues porque esta advertencia fue acompañada de un anuncio positivo; el viejo truco de los directores de comunicación, que los españoles habíamos inventado hace siglos en los chistes: 'Tengo una noticia buena y otra mala'.

    La buena noticia de AMD ayer fue un recorte de gastos de inversión en 500 millones desde los 2.500 que había presupuestado para mejorar su proceso productivo y para atender la demanda de nuevos clientes como los gigantes Dell y Lenovo (la firma china que compró el negocio de portátiles a IBM). Para algunos analistas, el recorte de costes o una ampliación de capital eran las únicas salidas para una empresa que podía enfrentar serios problemas de liquidez por la caída de sus precios y sus ventas.

    De ahí que el mercado recibiera con alegría el anuncio de AMD. La empresa no se quedará sin caja. Incluso ayer UBS decía que se trataba de una 'capitulación bienvenida', porque significa que los gestores por fin están encarando el problema del 'cash flow'.

    La tecnología deja de crecer

    Muy bien, pero si lo analizamos un poco nos damos cuenta de que se trata de un fenómeno muy triste para la tecnología: las empresas suben y reciben buenas recomendaciones cuando recortan costes y empleos, recompran acciones o suben el dividendo. Y cuando anuncian inversiones para desarrollar nuevos productos o recortes de márgenes para ganar cuota de mercado, el mercado las castiga duramente.
    'Hemos aprendido la lección de la burbuja', dicen algunos. Es posible. Pero que la tecnología haya perdido el afán de crecimiento –incluso AMD, una de las compañías más agresivas de los últimos años junto a Google, Apple o Nokia- significa dos cosas: que va a ser muy difícil que recupere el liderato del mercado, perdido en los últimos años a favor de las petroleras y otras empresas de la vieja economía; y que el Nasdaq va a tardar mucho todavía en volver a los máximos históricos del año 2000. Y es que la velocidad es mucho más lenta que entonces.