Bolsa, mercados y cotizaciones
Las bolsas descansan sólo a medias en vacaciones: los últimos siete años subieron en Jueves Santo
Una de las películas que no suele faltar en el menú especial que las televisiones preparan para Semana Santa es Los diez mandamientos. Es raro que la pobladísima y blanca barba de Charlton Heston -en el papel de Moisés- y la mítica calva de Yul Brynner -que interpreta a Ramsés- no se asomen a las pequeñas pantallas durante estas fechas.
Al fin y al cabo, se trata de una semana en las que las tradiciones y un espíritu entre festivo y vacacional lo abarcan prácticamente todo. Pero no por completo. En las bolsas, al menos, sólo se cumple a medias uno de los mandamientos entregados a Moisés en el monte Sinaí. En particular, el que se refiere a la santificación de las fiestas.
Y es que los parqués no guardan un descanso absoluto durante estos días. Aunque no habrá sesión mañana -Viernes Santo- ni el lunes -Lunes de Pascua-, los parqués sí abrirán hoy las puertas. Es decir, puede que los inversores, o al menos muchos de ellos, se encuentren ya de vacaciones, pero las cotizaciones aún no han hecho las maletas. Habitualmente, la jornada bursátil de Jueves Santo reúne dos características: un descenso de la contratación y un tono alcista. Por lo menos, así ha ocurrido en los siete últimos años.
Menos dinero, pero alcista
Particularmente sensible es el asunto de la negociación. Cuanto menos dinero -o liquidez- circula en los mercados bursátiles, mayor es la probabilidad de que las cotizaciones oscilen con más fuerza. Al haber un número menor de inversores y operaciones, los saltos de precios pueden ser mayores porque hay menos oferta y menos demanda, con el consiguiente riesgo de que las variaciones puedan ser más pronunciadas que cuando hay más actividad. Por este motivo, jornadas como la que tiene lugar hoy pueden esconder regalos envenenados en forma de movimientos que, si bien no son ilegítimos, al menos sí se producen sin el respaldo ni la consistencia que aporta una negociación mayor.
De los últimos siete ejercicios, la única excepción a la caída del volumen en la jornada de Jueves Santo tuvo lugar en 2005. En esa ocasión, la contratación ascendió a los 3.763 millones de euros, por encima de la media diaria de 3.370 millones que se vivió durante todo ese año. En los restantes casos, la negociación fue notablemente inferior. De hecho, en 2001 y 2006 no llegó ni a la mitad del promedio registrado durante esos ejercicios.
Pero, curiosamente, la menor negociación de Jueves Santo se ha visto acompañada en los últimos años de un tono claramente alcista. No en vano, esta sesión se ha saldado con ascensos en los siete últimos años. De hecho, en cuatro ocasiones -2000, 2002, 2003 y 2004- los avances diarios han superado el 1 por ciento.
Atentos al empleo
Sin embargo, este año los inversores no sólo se encontrarán en plenas vacaciones con la jornada bursátil de hoy. Mañana, y pese a que tampoco hay sesión en Wall Street, en Estados Unidos se publicarán varias referencias que no son precisamente irrelevantes. Todo lo contrario, ya que tienen que ver con el mercado laboral y los salarios, es decir, dos referencias que en los últimos meses han estimulado las presiones inflacionistas y, por lo tanto, figuran entre las estadísticas que impiden que la Reserva Federal baje los tipos de interés, que están en el 5,25 por ciento.
Por un lado, se anunciarán -a las 14.30, hora española- las cifras de creación de empleo de marzo. Según las previsiones, la primera economía mundial podría haber sido capaz de generar 133.000 puestos de trabajo. En ese mismo momento también se anunciará cómo evolucionaron los salarios en marzo. Los pronósticos contemplan una ligera contención, que limitaría el incremento de los doce últimos meses del 4,1 por ciento de febrero al 4 por ciento del último mes.
La relevancia de ambas referencias reside en determinar si continúan alimentando los temores inflacionistas, y por lo tanto invitan a la Fed a seguir posponiendo el posible recorte los tipos; o si, en cambio, relajan esos miedos y permiten que el banco central norteamericano prepare el terreno para un próximo recorte de los intereses. Así, si EEUU creó 135.000 o más empleos y los sueldos subieron en vez de moderarse levemente, la combinación sería eminentemente inflacionista, por lo que el sueño de una inminente bajada de los tipos se esfumaría por ahora.
Por lo tanto, sería una mala noticia para las bolsas y la deuda pública, donde podrían imponerse las ventas cuando los parqués reabran sus puertas, y un acicate para el dólar, que podría reaccionar al alza. Por el contrario, si Estados Unidos no crea tanto empleo y los salarios se contienen más de lo previsto, las bolsas y los bonos podrían acogerlo con compras, pero el dólar podría verse penalizado.
¡Ojo!, si las cifras de creación de empleo caen en picado, a las bolsas tampoco les gustaría porque arreciarían las dudas sobre el riesgo de recesión en EEUU. En ese supuesto, el dólar también sufriría y el dinero se iría a los bonos.