Bolsa, mercados y cotizaciones
El Tesoro se enfrenta hoy a la reválida: emite hasta 3.000 millones en bonos
El Tesoro español se enfrenta hoy a una dura prueba. Emitir bonos a tres años por un importe entre los 2.000 y los 3.000 millones de euros. El problema de esta colocación es que se pretende realizar en un entorno muy complejo y que ha cambiado bastante en las últimas semanas. España vuelve a jugar en Champions: crecen las acusaciones de improvisación económica.
La desconfianza se siente en todas las esquinas del mercado y se centra con especial dureza en los países denominados Pigs -Portugal, Italia, Grecia y España-. Sobre todo, tras la mala acogida que tuvo ayer una colocación de Portugal.
El país luso había fijado un lanzamiento de letras a 12 meses con el que pretendía obtener en torno a 500 millones de euros. Sin embargo, los inversores no estaban por la labor de financiar con facilidad las arcas portuguesas ante el riesgo existente en la actualidad, con lo que se volvieron más severos. De hecho, si el 20 de enero realizó una colocación de títulos a un año con un interés al 0,928%, ayer se le exigió una rentabilidad del 1,379%.
Además, la adjudicación tampoco se completó, ya que tan sólo se alcanzaron los 300 millones de euros, 200 millones menos de los estimados. Hubo una demanda de 1.200 millones de euros, menos de la mitad de la anterior, en la que se alcanzaron peticiones por 2.800 millones.
Con este precedente a modo de aviso, el Tesoro español sale hoy al escaparate del mercado para ofrecer bonos a tres años. Otro anticipo revela que no lo tendrá fácil. Ayer, el rendimiento de los títulos españoles a tres años repuntó del 2,519% al 2,613%, el mayor aumento diario desde finales de octubre.
Este incremento respondió a que los inversores vendieron con fuerza estos bonos, ya que la rentabilidad sube cuando el precio de los títulos baja. Con esta maniobra, los inversores sacaron de sus carteras el papel ya existente a ese plazo y metieron presión para que los bonos que se subasten paguen unos intereses mayores. De ese modo, hoy podrán hacerse con unos títulos que abonarán un rendimiento más atractivo.
La última colocación a tres años que realizó este brazo del Ministerio de Economía fue el 6 de octubre de 2009. Entonces, los títulos salieron al mercado con un rendimiento medio del 2,26%, mientras que el bono a ese vencimiento se encontraba al 2,249%. Hubo una demanda de 6.191 millones de euros y se adjudicaron 4.479 millones de euros.
"Si al principio las dudas venían por la parte de Grecia, tras las bajada de rating por las tres agencias de calificación -ahora posee una BBB+ por Fitch y Standard & Poor's y una A2 por Moody's-, ahora las incertidumbres se están centrando en Portugal y España, como claramente lo estamos viendo en los mercados", comenta un operador de renta fija que no quiso ser citado.
El mercado refleja las dudas
De hecho, el mercado fue ayer un claro espejo de la realidad a la que se enfrenta el Tesoro. La prima de riesgo sobre la deuda española -se mide como la rentabilidad adicional que los inversores le piden a los bonos españoles frente a los alemanes- se disparó hasta los 88,8 puntos básicos. Hay que tener en cuenta que a principios de enero este diferencia no superaba los 59 puntos básicos.
"Vemos posible que el diferencial del bono español con el alemán pueda tocar techo en niveles próximos a los 100 puntos básico, con lo que se acercaría a su peor cotización reciente, que fueron los 130 puntos básicos en el momento de máximo pánico", explicó Banca March.
Esta prima de riesgo también se amplió para Portugal, que alcanzó los 147,9 puntos básicos, el nivel más alto desde enero de 2009, y se quedó a menos de 20 puntos del de Irlanda, que se encuentra en los 161 puntos básicos frente al país germano. Es una cifra bastante alta, sobre todo, si se tiene en cuenta que a principios de año el diferencial entre la renta fija lusa y alemana se limitaba los 68,18 puntos básicos.
Pero hay más efectos. Conforme el riesgo sobre estos países se amplía, los inversores demandaban seguros de crédito -conocido por sus siglas en inglés CDS (credit default swap)- para cubrir sus carteras en la posibilidad de impago. El seguro de España se diparó hasta los 147 puntos básicos, el nivel más alto desde marzo del ejercicio pasado.
Esto provoca que si un inversor quiere cubirse del riesgo español para una inversión de 10.000 millones de euros, se necesitarían 147 millones de euros. El problema que ven los gestores es que es ahora se está metiendo en el mismo saco de Grecia a España, con lo que el miedo perjudica tanto al mercado de renta variable como de renta fija: la bolsa cayó más de un dos por ciento en la sesión y el bono a diez años pasó de ofrecer una rentabilidad del 4,056% al 4,112% -la caída del precio del bono provoca subidas en la rentabilidad de este tipo de activos-.
"Está pesando mucho el hecho de que constantemente nos estén incluyendo en el grupo de cola de la zona Euro junto a Grecia y Portugal. Parece que las medidas propuesta no convencen y eso afecta en todo el mercado", comenta Juan José Fernández Figares, director de análisis de Link Securities.
Una emisión ajustada
Una de las consecuencias de estas dudas se pudo ver en la emisión que realizó ayer el Instituto de Crédito Oficial (ICO), que tuvo que aumentar el interés su emisión ante las mayores exigencias de los inversores. Aunque consiguió colocar los 1.000 millones de euros, tuvo que ofrecer 65 puntos básicos sobre el midswap -el tipo de interés de referencia para estas emisiones-, que ofrecía un cupón anual del 3,25%. No obstante, fuentes consultadas por Blomberg aseguran que el ICO el martes pretendía ofrecer un diferencial en torno a los 50 puntos básicos.
Aunque son cada vez más las voces que advierten del riesgo que tiene España -Nouriel Roubini, FMI o incluso el propio Paul Krugman ayer-, hay expertos que confían en que la situación no será tan dramática. "La situación en Europa es diferente a la de EEUU, ya que los países europeos no pueden devaluar su moneda. La quiebra de un país sería una malísima noticia, pero creo que Grecia no caerá en impago porque el Banco Central Europeo no le dejará", explica Alex Over, vicepresidente de Standish (gestora de renta fija de BNY Mellon).