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Venezuela mantiene el racionamiento eléctrico pero suaviza su alcance



    "Esto es un toque de queda", se lamentaba a principios de semana en Caracas Marietta Toro, angustiada frente a su restaurante vacío por las restricciones de horarios impuestas por un racionamiento eléctrico que luego fue suavizado por el gobierno venezolano.

    Desde el 1 de enero, todos los centros comerciales de Venezuela deben respetar un nuevo horario establecido por el gobierno del presidente Hugo Chávez, para ahorrar al menos un 20% de energía y aliviar un sistema colapsado. Así, las tiendas abrirán una hora más tarde y cerrarán en el horario acostumbrado.

    Pero, finalmente, las actividades consideradas de "bajo consumo" de un centro comercial no se verán afectadas. Ante el alivio de la población, cines, restaurantes, teatros, consultorios médicos, gimnasios o peluquerías situados en estos grandes almacenes podrán finalmente mantener sus horarios normales.

    "Hay actividades que son de bajo consumo eléctrico, cuyo funcionamiento se equilibra con otras medidas de ahorro tomadas por los centros comerciales para disminuir el consumo", aclaró el vicepresidente venezolano Ramón Carrizález tras reunirse con los responsables de los centros comerciales.

    "Antes de las once y después de las nueve habrá servicios de salud, alimentación, recreación o teatro que podrán seguir funcionando ya que trajimos pruebas de que en estos horarios y con esos locales abiertos se cumple un ahorro del 50 al 80%", estimó José Francisco Mata, vicepresidente de la Cámara Venezolana de Centros Comerciales.

    Desde el 1 de enero, los clientes y responsables de estos locales mostraron su descontento y preocupación ante estas medidas. "La mayoría de mis clientes viene entre las ocho y la nueve de la noche. ¿Qué hago ahora?", se preguntaba Marietta Toro.

    En una ciudad como Caracas, una de las más peligrosas de América Latina, los centros comerciales son el eje del ocio de la población y refugio frente a la inseguridad.

    Desde esta semana, los cines ya habían comenzado a poner en práctica nuevos horarios donde la última sesión era a las seis de la tarde. "Vine al cine y ando molesta porque veo que la hora me la impuso el gobierno", aseguraba una espectadora.

    Según el gobierno, la sequía, que colocó en "zona de alarma" la principal hidroeléctrica del país, y el consumo irresponsable causaron esta crisis, que ya ha provocado también desde octubre severos recortes en el suministro de agua.

    Además de los centros comerciales, ciertas industrias ligeras deben reducir en un 20% su consumo mensual para no ser objeto de cortes en el servicio, las salas de bingo y casinos podrán abrir únicamente seis horas al día y las vallas publicitarias verán su exposición restringida.

    Un grupo de "inspectores" vigilará el cumplimiento de estas medidas.

    Desde octubre, alarmado por una demanda que crece entre un 6 y un 8% al año, el gobierno aplica un plan de ahorro que incluyó en un primer momento incentivos o sanciones fiscales, reducción del consumo en organismos públicos y un mayor control en la importación de electrodomésticos, entre otros.

    Para Chávez, que ya recomendó a los venezolanos ir al sanitario por la noche con una linterna y tomar duchas de no más de tres minutos, estas restricciones eléctricas son como una "dieta" para perder peso.

    "Lo único que se va a eliminar es un poco de iluminación porque no se van a apagar, por ejemplo, los aires acondicionados que son los que más consumen energía", consideró por su parte a la AFP José Manuel Aller, ingeniero eléctrico y profesor universitario.

    Según la patronal, Fedecámaras, estas restricciones eléctricas serán un nuevo obstáculo para la producción industrial, que ya retrocedió un 7,2% en 2009.