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El oro camina entre dos tiempos: el dólar y la inflación



    Nueve años sin descanso, siempre mirando hacia arriba, lleva el oro a sus espaldas. Su último ejercicio bajista data de 2000, cuando cedió un 5,5%. Desde entonces, no ha dejado de ascender. Y 2009, por supuesto, no va a suponer la excepción.

    Es más, a cuatro semanas para que cambie el calendario, el metal precioso camina hacia su saldo anual más alcista desde 1979. Hasta la fecha, presenta un avance del 32,5%, superior al 31% de 2006. Una ascensión tan prolongada también ha deparado una lluvia demáximos históricos. Ya en 2008 acaparó la atención al traspasar la frontera de los 1.000 dólares, de la que posteriormente se apeó en medio de la volatilidad que padecieron los mercados en la segunda mitad del pasado ejercicio.

    Pero ha sido durante este año, y más en concreto en los dos últimos meses, cuando el oro se ha desmelenado por completo. Lo ha hecho haciendo bueno el sobrenombre con el que se le conoce en el mundo financiero: el antidólar. Y es que su fortaleza se ha nutrido de la debilidad de la divisa estadounidense, su antagonista desde que ambos separaron sus pasos en 1971, cuando el entonces presidente de EEUU. Richard Nixon, puso fin a la vinculación entre el metal precioso y la moneda estadounidense.

    Como, además, la fragilidad del dólar está agotando la paciencia de no pocos países, varios de ellos han incrementado la compra de oro en las últimas semanas para diversificar sus reservas y que éstas no dependan tanto de la divisa estadounidense. Países como India o Rusia figuran entre los ejemplos más destacados. "El sentimiento de los inversores hacia el oro semantuvo alcista por la caída del dólas y las compras de los bancos centrales", certifican los expertos de Deutsche Bank.

    Más alto que nunca

    Siguiendo la estela del dólar, el oro no sólo ha reconquistado la cota de los 1.000 dólares, sino que se ha disparado hasta los 1.100 y los 1.200 en un abrir y cerrar de ojos. La última barrera la ha derribado esta semana, en la que le dio tiempo a elevar su plusmarca hasta los 1.226,5 dólares en la jornada del jueves.

    Ahora bien, el oro no sólo se alimenta de la debilidad del billete verde. También hay un segundo elemento que le hace crecerse en determinados momentos: la inflación. La pérdida de poder adquisitivo que conlleva siempre este problema provoca quemuchos inversores busquen el refugio delmetal precioso cuando los precios se calientan.

    Aunque la sombra de la inflación no es nada alargada en estos momentos, sí se espera su retorno si la economía confirma su recuperación en 2010. O lo que es lo mismo, en el horizonte se vislumbra otro aliado potencial del oro.

    El metal precioso, por tanto, transita entre dos momentos: el presente, gobernado por la debilidad del dólar y efectos colaterales como la diversificación de las reservas de los bancos centrales; y el futuro, en el que el regreso de la inflación puede tirar de él. El problema puede ser cómo se mueve entre uno y otro. Es decir, cómo se comporta entre ambos momentos, ya que hasta que retorne la inflación -si lo hace-, el dólar puede recuperarse, frenando así al oro.

    Un buen ejemplo se observó ayer. La onza cayó un 3%, en su mayor descenso desde enero, hasta los 1.169 dólares. ¿El motivo? Un buen dato de empleo en Estados Unidos propició la remontada del billete verde.