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RSC.- Una sindicalista argelina alaba el cambio de mentalidad masculino a la hora de aceptar el sindicalismo femenino



    Karima Boudrouaz cree que la ley "estipula la igualdad pero hay que luchar para conseguir que se aplique"

    MADRID, 2 (EUROPA PRESS)

    La sindicalista argelina Karima Boudrouaz alaba, en una reciente entrevista concedida a la Confederación Sindical Internacional (CSI), el cambio de mentalidad experimentando por los hombres en el país ya que, tras haber superado su desconfianza, "comprendieron que las mujeres pueden ser eficaces en el sindicalismo".

    Como secretaria de la Comisión de la Mujer de su 'wilaya' (región), Bordj-Bou-Arriridj, Karima cifra en 3.000 el número de mujeres afiliadas en la región y señala que "incluso hay hombres que vienen a plantear sus problemas a la comisión de la mujer". "Es increíble el cambio que ha experimentado la situación al cabo de tres años", destacó.

    De cualquier manera, la sindicalista cree que "lo primero y principal es conocer la Ley. La ley estipula la igualdad pero hay que luchar para conseguir que se aplique". En opinión de Karima, el segundo obstáculo que debe sortear la mujer es el acoso sexual, "tan presente en mi 'wilaya' como en todo el resto del país".

    Respecto al acoso sexual, la sindicalista recuerda el caso de una trabajadora "trasladada por su jefe de servicio por haber defendido a una compañera víctima de acoso sexual". "Cuando habló con el sindicato estaba asustadísima. Hablamos con el director del hospital y éste se comprometió a devolverle inmediatamente su puesto. La noticia se propagó como un reguero de pólvora y eso reforzó mucho la imagen del sindicato, al que se le presentaron después otros cinco casos de acoso sexual", afirma.

    En cuanto a las acciones que ha llevado el cabo el sindicato, Karima recuerda que, en el sector sanitario, "se han mejorado las condiciones de salubridad en el trabajo". "Además, las embarazadas pueden disponer de ginecólogo durante toda la gestación", señala.

    La lucha de Karima contra las injusticias también se refleja en su propia trayectoria. "Comencé a trabajar a los 22 años, en el sector de la educación, como profesora de filosofía. Me afilié al sindicato en el Liceo porque me sublevaban las discriminaciones que se hacían a las mujeres que estaban en mi entorno".

    "Por ejemplo, si una mujer falta al trabajo, se le aplica una sanción pero si es un hombre el que falta, no sucede nada. También es flagrante la discriminación en materia de ascensos. Aunque la mayoría de los docentes son mujeres, algunas de ellas tienen 25 años de antigüedad pero nunca se les dio el más mínimo ascenso", recuerda.

    Para Karima, "ser sindicalista significa ser defensora de los pobres". "Es mejor hacer que decir", asevera y recuerda que siempre ha contado con el apoyo de su familia y sus amigos. "Mi padre es un hombre inteligente que considera que la mujer tiene derecho a la libertad y que el único límite de ésta es la libertad de los demás. Es una cuestión de responsabilidad individual", indica.

    LOS JOVENES Y EL DESEMPLEO

    En su entrevista, Karima también hace alusión a las dificultades de los jóvenes de Argelia, cuyo principal problema "es el desempleo, sobre todo, en las grandes ciudades". "Todo el mundo querría tener un trabajo estable. Muchas veces, al cabo de seis meses de trabajo, los jóvenes vuelven a quedarse sin trabajo y no tienen derecho al más mínimo subsidio.

    Entre los desempleados jóvenes hay muchos universitarios, ingenieros, médicos", enumera. Por todas estas razones, la sindicalista cree que sería necesario crear una comisión de jóvenes pero "aún no se ha concretado".

    La entrevista realizada a Karima se enmarca en una iniciativa de la CSI, en colaboración con las Federaciones Sindicales Internacionales (FSI) sectoriales, que está desarrollando a nivel mundial una campaña que promueve la sindicalización de las trabajadoras denominada 'Los sindicatos para las mujeres, mujeres para los sindicatos'.

    Un total de 55 centrales sindicales afiliadas a la CSI y cerca de una veintena de sindicatos de las FSI participan en la iniciativa, que sigue la senda marcada por la campaña que en 2002 lanzó la extinta Confederación Internacional de Organizaciones Sindicales Libres (CIOSL).