Bolsa, mercados y cotizaciones
Gestión Activa: la clave para navegar la incertidumbre con éxito
Nerea Heras Mendaza, Ricardo Santos Rodríguez
La historia no es lineal, hay décadas en las que no pasa nada, y hay semanas en las que pasan décadas. Lo hemos visto con el COVID-19, la guerra de Ucrania y también en esta primera mitad de 2025, con un entorno financiero dominado por la volatilidad: negociaciones geopolíticas, guerras, inflación errática, falta de visibilidad en política monetaria y hasta apagones. Del mismo modo que la relevancia del factor humano se pone de manifiesto en otros ámbitos como en el de la electricidad o el tráfico aéreo para garantizar un buen funcionamiento y prevenir y solucionar problemas, es en este tipo de situaciones donde la gestión activa se erige como un faro para los inversores que buscan optimizar la relación rentabilidad/riesgo.
A diferencia de la gestión pasiva, que se limita a replicar los índices del mercado, la gestión activa, se basa en la destreza de los gestores para seleccionar activos estratégicamente, adaptarse a los cambios y generar alfa, es decir, rendimientos superiores al mercado ajustados al riesgo. Según el artículo "When the Equity Premium fades, Alpha shines" de CFA Institute, en un contexto donde la prima de riesgo de la renta variable (en adelante "equity premium") se desvanece, es donde la gestión activa se convierte en una herramienta indispensable para capitalizar oportunidades.
La relevancia de la Gestión Activa
La gestión activa brilla en mercados que distan de ser completamente eficientes. En períodos de incertidumbre, los índices generales suelen registrar rendimientos modestos y/o volátiles. Sin embargo, las dispersiones de precios ofrecen oportunidades únicas para que los gestores activos puedan "sembrar" ideas de inversión que sentarán las bases de su "cosecha" de rentabilidades futuras, en base a su capacidad para identificar empresas con fundamentos sólidos, sectores infravalorados o tendencias emergentes. Por ejemplo, durante la crisis del COVID-19, los gestores que invirtieron en empresas del sector de Salud lograron rentabilidades significativas en relación al riesgo. En este sentido cuando el "equity premium" se reduce debido a valoraciones elevadas o a perspectivas de menor crecimiento económico, es cuando la habilidad de los gestores para diferenciarse se vuelve crucial.
La flexibilidad es un pilar fundamental de la gestión activa. A diferencia de los fondos pasivos, que están ligados a índices y no pueden desviarse de su composición, los gestores activos tienen libertad para ajustar sus carteras en tiempo real frente a eventos inesperados, como una crisis sanitaria, energética, de ciberseguridad o un cambio en las exigencias regulatorias. Esta agilidad es especialmente valiosa en mercados complejos y fragmentados, donde las discrepancias en los rendimientos entre sectores o regiones son más pronunciadas. Esta capacidad de maniobra en entornos de alta dispersión/volatilidad permite a los gestores activos capturar alfa aun cuando los índices generales se estancan o "lateralizan".
Una reinvención silenciosa impulsada por la innovación
La gestión activa está evolucionando para mantenerse competitiva en un mundo saturado de información y ruido como señala el artículo "Amid the noise, active management quietly reinvents itself" de CFA Institute. La integración de tecnologías como la IA y el análisis de big data permiten procesar grandes volúmenes de datos con una precisión y rapidez que antes eran impensables, permitiendo escenarios dignos de "ciencia ficción", como algunos de los ejemplos mostrados recientemente en las conferencias de Google I/O 2025 de hace apenas unas semanas. En el ámbito financiero la IA permitiría, por ejemplo, poder detectar señales de mercado como cambios en el sentimiento de los inversores a través de las redes sociales antes incluso de que se reflejen en precio. De esta manera, al adoptar las innovaciones tecnológicas, la inteligencia se vuelve ubicua, hay más disponible para todos los actores de mercado y permite mayores capacidades y un salto de productividad para todos. Esta "democratización" y "aumentación" tecnológica nivela el terreno de juego, permitiendo que firmas boutique compitan con gigantes de la industria de gestión de activos.
La especialización es otro motor de esta reinvención: los fondos temáticos, centrados en sectores de alto potencial como la transición energética, la inteligencia artificial, la biotecnología o la ciberseguridad, están captando la atención y los recursos de los inversores, acelerando de esta manera los cambios que provocan estas mismas tendencias. Este enfoque, más concentrado y especializado, permite desarrollar un conocimiento más profundo en cada sector, aumentando las probabilidades de generar alfa. Por ejemplo, un fondo temático especializado en biotecnología puede identificar empresas emergentes y disruptivas antes de que se conviertan en nombres conocidos.
Desafíos y el camino hacia el futuro
A pesar de sus fortalezas, la gestión activa no está exenta de desafíos: los gestores deben demostrar valor añadido y resultados de una manera consistente en el tiempo. La presión por generar rentabilidades a corto plazo, impulsada tanto por los inversores como por los medios de comunicación, puede desviar la atención de las estrategias de largo plazo que son las más propensas a generar alfa sostenible.
Sin embargo, creemos que estos retos también son una oportunidad para que la gestión activa se adapte y refine su propuesta de valor. Asimismo, la educación financiera juega un papel clave: los inversores más informados son los más propensos a valorar la relevancia que tiene la experiencia y la flexibilidad que ofrece la gestión activa en tiempos de incertidumbre.
Conclusión: liderando un mundo complejo
La gestión activa se consolida como una estrategia vital en un entorno donde el "equity premium" se debilita y las dispersiones de precios aumentan. La capacidad del "factor humano" para adaptarse a cambios inesperados, aplicar el sentido común, capitalizar ineficiencias y generar alfa, la convierte en una opción atractiva y ganadora a medio/largo plazo. Como siempre, el futuro viene de la unión entre la máquina y el conocimiento y el factor humano; impulsada por la adopción de las innovaciones tecnológicas y por una mayor especialización, la gestión activa no solo sobrevive, sino que liderará el camino en un mercado financiero cada vez más complejo y ruidoso.