Bolsa, mercados y cotizaciones
Deutsche Bank anticipa que el fin del dominio del dólar será muy diferente a lo que todo el mundo imagina
- "El fin del dominio del dólar no tiene que ser ni abrupto ni binario"
- Se producirá una erosión progresiva y lenta de su hegemonía en los mercados
- Emergerá un sistema multipolar en el que varias divisas competirán
Vicente Nieves
Desde la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, los mercados financieros se han enfrentado a una volatilidad inusitada que ha llegado a generar cierto pánico y caos en ciertos momentos. En algunas sesiones daba la sensación de que el mundo, tal y como lo conocemos hoy, iba a terminar de la noche a la mañana. Parecía que el fin de EEUU como hegemón (y el dólar) y la irrupción de otra nueva potencia (probablemente China) estaba a la vuelta de la esquina. Este sentimiento llevó a que los inversores vendieran a toda prisa sus activos denominados en dólares (una suerte de fuga de capital), mientras que la divisa que lleva décadas reinando en los mercados no paraba de depreciarse contra sus pares. La percepción de que un cambio rápido, abrupto y disruptivo estaba a la vuelta de la esquina era una tendencia casi dominante que todavía hoy se puede respirar.
Sin embargo, entre tanto pánico hay quien pide calma y ve una transición ordenada, lenta, tranquila y multipolar. Esta llamada a la calma no quiere decir que todo vaya a seguir como antes, simplemente que, aunque el dólar pierda su corona (o una parte de ella), este derrocamiento no tiene que ser ni sangriento ni violento. Los analistas de Deutsche Bank creen que el fin del dominio del dólar es una posibilidad que ha ganado enteros, pero falta de un sucesor claro, que no está ni se le espera, y el todavía dominio económico y militar de EEUU retrasarán este cambio. Además, unas economías y finanzas muy interconectadas podrían llevar a una sucesión ordenada y multipolar en la que, más allá de algún susto, la sangre no llegue al río en ningún momento. No todo cambio tiene que ser drástico y destructivo, muchas veces las transformaciones se producen de forma progresiva, casi sin darnos cuenta y sin hacer mucho ruido. De hecho, es lo que lleva sucediendo en la economía global desde hace tiempo, aunque de forma muy lenta y casi imperceptible. A día de hoy el dólar sigue dominando el mundo en todos los ámbitos, por ello desde DB creen que el fin del reinado del dólar todavía es evitable, aunque cada vez menos probable.
¿Por qué es el dólar el rey?
Desde la Segunda Guerra Mundial, el dólar ha sido la principal moneda de reserva global. El dólar desempeña tres funciones importantes en el sistema financiero internacional que hasta la fecha nadie más puede cumplir, según explican los expertos del banco alemán, liderados por Jim Reid, en un denso informe esta semana. En primer lugar, el dólar es dominante en la facilitación de los flujos internacionales de comercio y capital. Es, con diferencia, la moneda número uno para la facturación comercial (es la moneda que se usa en el comercio internacional y en los mercados de materias primas), la emisión de valores internacionales y los préstamos transfronterizos. En segundo lugar, pese al reciente descenso del que se ha hablado mucho, el dólar es la moneda dominante en las reservas oficiales de divisas (alrededor del 60% de todas las reservas globales) que almacenan los bancos centrales. En tercer lugar, el dólar también es la moneda preferida del sector privado como reserva de valor (son muchos los hogares y empresas que ahorran en dólares). Esto queda demostrado en períodos de crisis económicas y aversión al riesgo, que suelen provocar una 'huida hacia la calidad' en las carteras del sector privado hacia el dólar, aseguran los economistas del banco alemán (al menos había sido así hasta ahora).
La gran prueba del máximo dominio del dólar llegó durante la última gran crisis financiera: "A pesar de la considerable literatura sobre posibles sustitutos del dólar durante las últimas dos décadas, su posición parecía relativamente inexpugnable. La crisis financiera de 2008/2009 se originó en EEUU. Pero en lugar de debilitar el papel del dólar en el sistema financiero internacional, fortaleció el alcance regulatorio de Estados Unidos y subrayó la importancia sistémica de la Reserva Federal en las finanzas internacionales mediante líneas de swap de emergencia".
Algo se ha roto en el dólar
Sin embargo, durante esta última crisis se ha podido ver todo lo contrario. El dólar se ha depreciado con fuerza frente a otras divisas (sobre todo frente al euro, algo que no había ocurrido antes), mientras que el euro, el franco o el yen han emergido como refugio, comenzando a dar forma a este nuevo orden multipolar al que quizá se encamina de forma progresiva el sistema monetario.
La hegemonía global del dólar estadounidense podría enfrentarse a un lento pero constante debilitamiento como resultado de una serie de transformaciones estratégicas, económicas y diplomáticas iniciadas por la propia política de EEUU. Según el informe especial de Deutsche Bank, la retirada del país norteamericano de su tradicional rol como "proveedor de bienes públicos globales" —como el liderazgo en el comercio multilateral, la cooperación regulatoria o la gestión de crisis globales— tiene implicaciones profundas: "La retirada de EEUU de su papel de garante de las reglas del juego del comercio internacional puede aumentar los costes del comercio y fragmentar la cooperación global".
La confiscación de los dólares que tenía Rusia en el balance de su banco central antes de iniciar la invasión a Ucrania también ha marcado un antes y un después. ¿Qué país no aliado va a querer conservar sus reservas en dólares si ante un conflicto puede perderlas? Esta mayor desconfianza estaría detrás el rápido aumento de la demanda de oro y del rally que está viviendo el precio de este metal precioso, que ya alcanza los 3.400 dólares por onza y subiendo.
Otro de los pilares que sostienen el dominio del dólar es su papel como bien público global: una moneda ampliamente aceptada para el comercio, la inversión y las reservas internacionales. No obstante, tal como advierte el informe, "algunas voces cercanas a la administración estadounidense ya han cuestionado los costes de mantener ese estatus de reserva global, sugiriendo que alimenta desequilibrios comerciales y perjudica a la industria nacional". Aunque el presidente Trump ha expresado su intención de conservar este estatus, propuestas como el llamado Mar-A-Lago Accord —que contempla aplicar comisiones a los tenedores extranjeros de bonos del Tesoro— han hecho saltar las alarmas sobre un posible debilitamiento deliberado del atractivo del dólar.
No se requiere un cambio explícito
Más allá de decisiones puntuales, Deutsche Bank advierte de que "la pérdida del papel global del dólar no requiere necesariamente cambios de política explícitos". Bastaría con que EEUU deje de actuar como un socio fiable en ámbitos clave como la defensa, el comercio o la diplomacia para que países tradicionalmente aliados comiencen a diversificarse hacia otras monedas. En este sentido, el informe advierte de una posible "erosión progresiva del poder relativo de EEUU", algo que "podría minar la percepción de seguridad asociada a los activos denominados en dólares en tiempos de tensión".
Además, el abandono del liderazgo estadounidense está impulsando cambios en la estructura de poder global que también socavan el estatus del dólar. Según Deutsche Bank, "el aumento del gasto en defensa en Europa, con Alemania a la cabeza, está orientado a lograr una mayor autonomía estratégica frente a Washington, no a reforzar su poder". Esta reconfiguración de alianzas reduce la capacidad de EEUU para proyectar su influencia, un factor clave para sostener el papel del dólar como refugio de valor.
Aunque la caída del dólar como divisa hegemónica no es inevitable ni será abrupta, en caso de producirse, el informe concluye que el contexto actual sí marca "el comienzo de una nueva era". Como resume Deutsche Bank: "La pérdida de la preeminencia del dólar podría no ser un proceso binario, pero sí un lento desplazamiento hacia un mundo multipolar, en el que varias monedas compitan por el dominio regional y financiero".
La progresiva erosión del dólar
Aunque ahora se ha mostrado con mayor intensidad este principio del fin, desde DB dejan claro que "hasta cierto punto es anterior a la actual administración estadounidense. Si bien los efectos de red dejan al dólar como la moneda preferida por la gran mayoría de los usuarios, los avances de la última década, incluida la internacionalización del yuan y la adaptación de los estados al mayor uso de la coerción financiera estadounidense en la última década, significan que el coste de oportunidad de las alternativas ha disminuido considerablemente", explican.
Aunque desde DB creen que EEUU aún está a tiempo de revertir esta tendencia, el principio del fin del dominio del dólar ha comenzado: "La inercia juega un papel importante cuando se trata del uso de monedas de reserva. Los cambios pueden llevar tiempo. La cuota de la libra esterlina solo cayó por debajo de la del dólar en las reservas de divisas mundiales en la década de 1950, más de medio siglo después de que el Reino Unido dejara de ser la economía más grande del mundo. En resumen, aunque debemos ser cautelosos ante las drásticas decisiones políticas de EEUU que podrían resultar en una rápida desdolarización global (las amenazas a la independencia de la Reserva Federal o el uso agresivo del dólar como arma contra los aliados de EEUU son dos que me vienen a la mente), un resultado más probable puede ser, en cambio, la erosión gradual del uso del dólar", apostillan desde Deutsche Bank.
Un sistema monetario con varias divisas
El resultado más probable de este desenlace no es el que muchos esperarían: un mundo dominado por otra gran divisa, sino que "podría surgir un mundo multipolar, en el que el dólar, el euro, el renminbi y quizás otras monedas más pequeñas desempeñen un papel importante, especialmente en las esferas regionales de influencia", aseguran los economistas del banco alemán.
De hecho, investigaciones recientes han sugerido que la existencia de múltiples monedas de reserva en competencia puede ser más cercana a la norma que a la excepción cuando se trata de la historia de la organización económica internacional, especialmente durante períodos sin una clara potencia económica hegemónica dominante. "En este mundo, el desafío para los responsables políticos será establecer un equilibrio colaborativo en lugar de antagónico para las relaciones financieras internacionales", apuntan los expertos de DB.