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De guardianes a piratas del metal: así asaltan el mercado del aluminio por la puerta de atrás

  • Istim Metal ha encarecido la tasa de reingreso en sus almacenes
  • La empresa controla casi la mitad del almacenamiento total en el London Metal Exchange
Aluminio. Bloomberg.

Javier Fernández Sánchez

Istim Metal tiene contra las cuerdas al mercado de futuros del aluminio. La principal compañía de almacenamiento del London Metal Exchange (LME), el mayor mercado de contratos a futuro de metales en el mundo, ha encontrado una brecha en el sistema por la cual está llenando sus bolsillos a costa de las empresas que, ante los cuellos de botella, deciden reingresar la mercancía. Se trata de la última jugada de la familia Whelan, saga vinculada al negocio del metal que fue arquitecta de dos de los mayores escándalos del LME, acontecidos a principios del presente siglo y que amenazaron con tumbar el sistema.

El tablero del LME, está siendo sacudido por uno de sus principales jugadores. Fundado en 1877 ante la incertidumbre de que los precios y las fechas de entrega de los metales que llegaban de ultramar fueran diferentes una vez llegados a Londres, el LME se ha encargado desde entonces de arbitrar los contratos de futuro de metales como el níquel, el zinc, el cobre o el aluminio. Este último, empleado en la fabricación de aviones o materiales de construcción, está siendo objeto de una estrategia por parte de la gran empresa de almacenamiento del LME que está distorsionando su precio, poniendo patas arriba al mercado y situando a los operadores contra las cuerdas.

Istim Metals, la principal compañía de almacenamiento de aluminio del LME, ha descubierto una rendija en el manual regulatorio del mercado metalúrgico de futuros, valorado en 15 billones de dólares, que le está permitiendo obtener cuantiosos beneficios. Esta empresa, poseedora de casi la mitad de todo el almacenamiento metalúrgico del LME, aprovechó los cuellos de botella del año pasado en el mercado global para incrementar la tasa de reingreso del metal que deben pagar aquellas empresas que deciden devolver el material que habían pedido extraer inicialmente. Estos nuevos registros se fueron incrementando a medida que los atascos aumentaban, y como el LME no establecía un tope a dicha tarifa, Istim Metals vio oportunidad para sacar tajada.

Un puñado de dólares por cada tonelada

Así, la compañía aumentó la tarifa por el almacenamiento en sus instalaciones ubicadas en la ciudad malasia de Port Klang, las cuales albergan más de tres cuartas partes de todo el depósito del LME. Concretamente, Istim Metals elevó la tasa de la horquilla habitual de 5 y 10 dólares la tonelada a 50 dólares la tonelada. Aunque este verano la compañía redujo el precio hasta los 27,50 dólares, al calor de investigaciones por parte del LME, el coste continúa siendo notablemente más caro de lo usual.

Este contexto deja pone en jaque a los operadores de futuros cuyos contratos culminan este mes. Habitualmente, estos 'traders', que actúan como árbitros para mantener el equilibrio entre los precios reales del mercado y los precios de los futuros, pueden renovar dichos contratos a un precio asequible para protegerse de las fluctuaciones del mercado. Sin embargo, las colas, que en Port Klang han alcanzado los 280 días, han encarecido los nuevos contratos a futuros, dejando en una posición muy delicada a los operadores.

Por otro lado, Istim Metals no parece haber jugado sola. El pasado mes de mayo, Trafigura, uno de los mayores operadores de materias primas del mundo, colocó una enorme cantidad de aluminio en los almacenes de Istim Metal en Port Klang. Grandes noticias para la empresa de almacenaje, ya que estas compañías cobran una tarifa por tener el metal en su stock. Sin embargo, firmas rivales de Trafigura, como Squarepoint y Citigroup, reaccionaron rápidamente mediante un pedido coordinado de extracción de metal. Aquello generó una enorme espera para operadores más pequeña, cuya duración, a finales del mes de agosto, se estimaba que durará más de nueve meses.

Fue en este preciso instante, aprovechando que algunas empresas decidían registrar de nuevo el metal que habían solicitado en los almacenes de Istim Metals, cuando esta firma incrementó la tasa de reingreso de la mercancía. Un movimiento que no pilló desprevenida a Trafigura, firma que por aquel entonces tomó una posición en largo en los contratos a futuro de mediados de noviembre, esperando un incremento del beneficio.

Antecedentes e interés de Goldman Sachs

Así las cosas, parece que la familia Whelan, fundadora de Istim Metals, ha vuelto a salirse con la suya. Su CEO, Michael, es hijo de William, fundador de Metro International Trade Services, firma que distorsionó gravemente el LME en dos ocasiones en la primera década del siglo XXI. Así, en 2002, Metro comunicó la imposición de una tasa para abrochar de forma segura la mercancía transportada por camión extraída de sus almacenes en el LME. Aquello encareció los costes del mercado, y llevó al LME a empujar a Metro a dar marcha atrás en sus planes

Sin embargo, Metro volvió a la carga diez años más tarde. Aunque tras la gran recesión, la demanda de aluminio cayó por los suelos, Metro tejió una red de acuerdos con operadores y productores para guardar dicho material en sus instalaciones, elevando artificialmente el coste de almacenamiento de un material que nadie quería. El negocio llamó la atención de Goldman Sachs, firma que adquirió Metro en 2010 por 451 millones de dólares.

Posteriormente, Metro, ya bajo control de Goldman Sachs, organizó cuellos de botella intencionadamente para lucrarse con las tasas de almacenamiento. Como consecuencia, ambas firmas fueron investigadas por el Senado de EEUU, tras lo cual Goldman vendió metro, accediendo a pagar una multa de 10 millones de dólares a LME por las distorsiones provocadas.

Aquello, no obstante, no desanimó a Michael Whelan, quien volvió al ruedo metalúrgico al frente de Istim, nombre creado a partir de las siglas de Metro leídas al revés. Su última estrategia, fundamentada -según la propia firma- en un plan para proteger su beneficio en un negocio de poco margen de ganancias, está poniendo contra las cuerdas a los operadores de futuros, colocando en una posición muy delicada a toda la estructura del LME.

De momento, algunas empresas como CME han rechazado registrar su metal en las instalaciones de Istim localizadas den Gwangyang (Corea del Sur) tras el negativo 'feedback' obtenido por la dicha firma de agentes en el LME. Resta saber si London Metal Exchange se verá forzada a modificar sus estatutos para impedir este método de negocio tan lucrativo para Istim Metals.