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¿Ánimos en la renta variable? La volatilidad da síntomas de remitir
El Ibex pugna por sostener los 8.000 puntos, cuando hace quince días nadie se atrevía a asegurar que no iba a perder los 5.000. Un giro que ha provocado que, pese a los nefastos datos macroeconómicos, se alcen voces que afirman que los parqués pueden continuar avanzando, aunque la mayor parte de los expertos se muestren todavía escépticos.
Se produzca una cosa u otra, los inversores en contratos por diferencias (CFD) cuentan con muchas posibilidades de aprovecharlo. Bien uniéndose a la corriente de quienes opinan que el mercado se moverá hacia arriba, para lo que pueden operar con productos cuyo subyacente es un índice y adoptar una postura alcista (comprando un CFD), o bien posicionándose bajistas con algún índice bursátil (vendiendo un CFD) si consideran que tendrán lugar nuevas correcciones.
A la espera de señales
Aunque ésta puede ser la operativa más sencilla, un mercado en recuperación, o que la anticipa, también ofrece otras alternativas, como aprovechar todo lo que sucede cuando la renta variable comienza a dar visos de recuperación: la anterior, que se produjo a partir de 2003, vino acompañada del ascenso del petróleo y del descenso de la volatilidad. Ésta última es una de las claves que indicaría que los ánimos se están calmando de verdad.
Su caída desde los máximos históricos ha sido importante, pero se mantiene en los mismos niveles desde que comenzó el ejercicio. De esta manera, los expertos creen que la tendencia a largo plazo de este indicador será bajista en la medida en que se vaya asentando la recuperación en los parqués bursátiles, que es lo que sucedió en la anterior recuperación.
Una vez ésta arrancó con firmeza en la primavera de 2003, la volatilidad cayó tendencialmente (con episodios de repuntes) hasta 2007 y no se disparó al alza hasta el curso siguiente.
El índice del miedo
Para ligarse a esa tendencia a través de contratos por diferencias, lo que se debería hacer es vender volatilidad. Las plataformas que ofrecen este tipo de producto calculan su CFD sobre el índice VIX, que mide la inestabilidad del indicador estadounidense S&P 500.
Son contratos que están construidos sobre futuros, por lo que ofrecen la ventaja de que se puede invertir mediante un producto normal (que otorga mayor posibilidad de ganar, pero también de perder, ya que se ganan o pierden 1.000 dólares por cada punto que se mueve) o un mini contrato (en este caso, se ganan o pierden 200 dólares por cada punto).
La desventaja es que, como están construidos sobre derivados, resulta necesario estar atentos a los vencimientos, puesto que si, cuando llega la fecha de expiración del CFD, el cliente no ha dado orden de que la posición se mantenga, ésta se cierra, y si uno desea volver a abrirla se ha de ordenar que se realice un roll over, algo que tiene coste.
Las comisiones que se cobran por estos productos equivalen a la diferencia entre el precio de compra y venta, y sólo se desembolsan al abrir la operación.