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Los Tesoros abren el cofre: avalanchas de deuda pública
Plan Paulson, plan Obama, plan Zapatero, plan Brown, plan Merkel... Distintos apellidos, pero mismo nombre. Las principales potencias mundiales y los mercados emergentes más pujantes se han visto obligados a acudir al rescate de sus respectivos sistemas económicos y financieros en los últimos meses. Los Estados necesitan financiación y sus emisiones de deuda van a ser históricas.
Y aunque cada uno ha definido las medidas adoptadas en función de sus necesidades, todos ellos se han topado con el mismo problema: la necesidad de financiarlas y de cubrir los déficits públicos derivados de ellas.
Este denominador común ha sembrado una semilla que florecerá en 2009 y que hará de éste un año histórico: nunca antes se ha emitido tanta deuda pública en un sólo ejercicio. "En el sector público, en general, todos los países van a tener unas mayores necesidades de financiación en 2009 derivadas de la ralentización económica y de los programas de apoyo a los distintos sectores de la economía", confirma Javier Guzmán, responsable de bonos para el sector público de Société Générale CIB.
Hiperactividad
Por el momento, y como no puede ser de otra forma, no hay datos definitivos, sino sólo pronósticos, pero son de lo más elocuentes. Tal y como manifestó esta misma semana el presidente del Instituto de Crédito Oficial (ICO), Aurelio Martínez, los Estados emitirán deuda soberana por valor de 4,5 billones de euros "para prestar, dar liquidez y respaldar las medidas de saneamiento a todas las entidades financieras". Si esa cifra acaba confirmándose, será equivalente a la riqueza que es capaz de producir la economía española (Producto Interior Bruto, PIB) en cuatro años y medio.
Ésta y otras previsiones -las más prudentes mencionan emisiones de al menos 2 billones de euros- ponen de manifiesto que este año los respectivos Tesoros Públicos, los organismos encargados de emitir la deuda pública, van a tener que multiplicarse para financiar las arcas estatales. De hecho, esta hiperactividad ya es más que evidente. Valga como ejemplo el caso del Tesoro español. Consumido el primer mes del ejercicio, se ha empleado a fondo: ha llevado a cabo siete subastas de distintos títulos, frente a las cuatro realizadas en el mismo periodo de 2008. En ellas, este organismo ha obtenido 16.641 millones de euros, el doble que durante el primer mes del pasado año.
Y esta realidad va a ser una constante, tal como constata la Estrategia de Financiación anunciada por el Tesoro el 21 de enero. Para el conjunto de 2009, las necesidades de financiación neta se disparan hasta los 86.500 millones de euros, un 68,6% más que en 2008. Este sustancial incremento llenará el calendario de subastas, que crecerán tanto en número como en variedad de títulos emitidos, ya que el Tesoro recurrirá a letras a tres, seis y doce meses; bonos a tres y cinco años; y obligaciones a diez, 15 y 30 años.
Efectos secundarios
Pero hay más. Que los Tesoros figuren en el guión de 2009 con un papel tan protagonista provoca efectos... nada positivos.
El primero, que la abundancia de colocaciones inundará el mercado de títulos, lo que obligará a los Estados a incrementar los intereses que ofrecen por el papel que emitan. En este sentido, el panorama ha cambiado por completo con respecto a los últimos años. Antes, la favorable situación fiscal permitía a los Tesoros tener la sartén por el mango: como emitían poco y seguía existiendo demanda por parte de inversores como las aseguradoras o fondos de pensiones, podían financiarse a unos reducidos intereses. Ahora, el poder ha pasado a manos de los inversores: va a haber tanto donde elegir, que los clientes elegirán aquellos más fiables... y que ofrezcan rendimientos más atractivos.
Y el segundo, que los Tesoros van a representar una competencia para los emisores privados -tanto empresas como entidades financieras- en un momento en el que la liquidez sigue a la defensiva en los mercados de crédito. "Respecto a la avalancha de deuda pública, ésta va a encarecer, en primer lugar sus propios costes y más tarde el coste de las demás. Por ello, la emisión de deuda pública no va ayudar a los emisores pequeños y medianos, puesto que los inversores preferirán comprar deuda pública -que irá pagando cada vez unos diferenciales mayores- o bien corporativa -que paga mucho más margen- antes que financiera", valora Juan Carlos García Centeno, Consejero Delegado de RBS para España, Portugal y Latinoamérica.
"La deuda pública -dado el repricing de la misma y los diferenciales atractivos que ofrece en estos momentos- junto con las emisiones garantizadas de bancos supondrá una fuerte competencia para la deuda financiera -sin aval- y corporativa", reconocen igualmente los expertos de Santander.
El Tesoro, a toda máquina
Principales referencias para 2009.
Fuente: Tesoro Público y Bloomberg