Bolsa, mercados y cotizaciones

El caudal del mercado de crédito sigue seco en 2009: el dinero no fluye



    En 2008, el sector financiero se acostumbró a las inyecciones gigantescas de liquidez con las que los bancos centrales intentaron solucionar la sequía de crédito que azotó la economía mundial. Pocos días después de la quiebra de Lehman Brothers, por ejemplo, seis de ellos se coordinaron para poner en circulación 180.000 millones de dólares.

    Los guardianes de la política monetaria esperaban que, una vez abiertas las compuertas, el crédito fluyera por el sistema hasta llegar a su destino final: el tejido empresarial.

    Vana esperanza. "Las tuberías que debían llevar esa liquidez a su destino -los bancos- siguen agujereadas por la falta de confianza", explica Víctor Abad, de ING Wholesale Banking, que añade que "la situación no cambiará mientras esas tuberías no se reparen". Hasta que eso ocurra, la banca de inversión deberá acostumbrarse a sobrevivir en un escenario radicalmente distinto al de los últimos años, y que les ha obligado a cambiar sus hábitos de la noche a la mañana. Y es que, tal y como apunta todo el sector de manera unánime, la recuperación no llegará en 2009.

    Menos dinero...

    Si hay una frase que se ha repetido incansablemente durante el último año es "no hay dinero". Alfonso López-Barajas, director de Mercado de Capitales de Banesto (BTO.MC), señala que "el ejercicio empezó con las incertidumbres que ya se arrastraban desde finales de 2007, y esas dudas se acentuaron a partir de septiembre, coincidiendo con la quiebra de Lehman y las intervenciones públicas en bancos extranjeros".

    Con la desconfianza en el sector en máximos históricos, la consecuencia inmediata fue que "el coste de financiación de los bancos se disparó hasta el punto de limitar la capacidad de éstos de prestar dinero", apunta Juan Carlos García Centeno, consejero delegado de Royal Bank of Scotland para España, Portugal y Latinoamérica.

    Y esta situación no tardó en reflejarse en el mercado. García Centeno recuerda que "aunque la actividad de fusiones y adquisiciones se mantuvo más o menos plana respecto a 2007, los volúmenes de préstamos tradicionales corporativos decrecieron un 50% y los leveraged buy outs -LBOs, compras apalancadas, típicas del capital riesgo- disminuyeron un 60% y muchas transacciones se cancelaron o pospusieron debido al inestable entorno financiero".

    España no escapó a esta tendencia. Según los datos de Société Générale Corporate & Investment Banking, la actividad de préstamos sindicados cayó en 2008 un 21%, hasta los 72.380 millones de euros. Y José Antonio Olano, responsable de préstamos sindicados de la firma francesa, matiza además que "el volumen de operaciones realmente nuevas ha sido inferior al aparente, porque una parte de ellas está relacionada con extensiones o refinanciaciones de operaciones cerradas en los dos años anteriores".

    ... más caro...

    Por supuesto, y como ocurre en cualquier mercado regido por la oferta y la demanda, la restricción de la primera llevó, irrevocablemente, a una subida del precio del producto en cuestión: el dinero. "Los spreads -el diferencial entre el tipo de interés que se fija en un préstamo y el del índice que sirva de referencia, por ejemplo el euribor- se han disparado y una compañía que antes podría estar pagando 40 puntos básicos a 5 años ha visto como sus costes de financiación se multiplicaban por cinco", señala Aitor Elustondo, responsable de Créditos Sindicados de Santander.

    Y ésta es una tendencia que, probablemente, todavía no ha terminado. Kim McNamara, responsable de préstamos sindicados de Citi para España, explica que "cada operación es más cara que la anterior".

    La escasez, sin embargo, no es el único motivo que explica la fuerte subida en el precio de los préstamos. McNamara reconoce que "los bancos están ahora más enfocados en el perfil crediticio de sus clientes", es decir, que "revisan con más detenimiento su nivel de deuda y la capacidad para repagarla durante la vida del préstamo". Javier Álvarez Rendueles, de Calyon, añade que "los balances de los bancos son ahora mucho más limitados, y tenemos que obtener más rentabilidad con menos riesgo, así que todos nos hemos vuelto mucho más selectivos".

    ...y en plazos más cortos

    Con este nuevo escenario en el mercado, las condiciones de los préstamos han variado notablemente. Por un lado, los plazos se han acortado: "No hay bancos que estén dispuestos a firmar operaciones a más de 2 o 3 años, muchos ni siquiera dan precio", dice Álvarez Rendueles. Fuentes de BBVA (BBVA.MC) señalan que en el caso de las financiaciones amortizables -aquellas en las que el principal del crédito se paga a plazos- ya no se firman operaciones con vencimientos más allá de cinco años. En el caso de las estructuras de repago bullet -aquellas en las que las empresas devuelven el dinero del préstamo en un solo plazo, a su vencimiento-, esa cifra se reduce hasta los tres años.

    También han aparecido nuevas formas de fijar precios. Por ejemplo, el market based pricing, que se fija en la cotización de los credit default swaps -CDS, seguros sobre el crédito de una compañía- a la hora de determinar el margen que pagará el prestatario.

    Pero, sobre todo, la consecuencia principal ha sido la desaparición prácticamente total de las operaciones aseguradas. Es decir, aquellas en las que los bancos directores de un préstamo sindicado se comprometían con el cliente a cubrir el importe total del préstamo, incluso por encima de la cantidad que inicialmente estuvieran dispuestos a asumir, si no eran capaces de encontrar a más entidades que participaran en la sindicación.

    Álvarez Rendueles señala que "el precio que se pagaba por estos aseguramientos no compensaba el peligro que supone quedarse con un ticket -la participación de cada entidad en un préstamo- mayor del que realmente podías asumir, pero como en los últimos años todo se colocaba con suma facilidad, era una manera de obtener ingresos extra".

    Posición defensiva

    Ahora, en cambio, esa facilidad ha desaparecido, y ya nadie está dispuesto a correr riesgos. El club deal se ha convertido en la operación más habitual. En ella, cada entidad aporta su cuota del préstamo, pero no garantiza correr con una parte mayor si no acuden bancos suficientes. El ejecutivo de Calyon recuerda que "este proceso ya se vivió en el mercado de emisiones de bonos, del que han desaparecido las emisiones aseguradas, y quizá estemos asistiendo a una tendencia similar: es posible que en el futuro no vuelvan a hacerse operaciones de préstamos sindicados asegurados".

    El predominio de los club deals, por otro lado, viene dictado por otra de las condiciones impuestas por el nuevo panorama del mercado crediticio: la reducción de los tickets que cada banco está dispuesto a asumir en una operación. "Hay pocos recursos y todos estamos en una posición muy defensiva"; justifica Víctor Abad, mientras que en Santander (SAN.MC) reconocen que "es necesario encontrar un mayor número de entidades con el objetivo de cubrir el importe total de la operación".

    Los problemas de escasez se cebaron especialmente con el sector inmobiliario. Muchas de las operaciones de 2008 tuvieron a promotoras como protagonistas, pero García Centeno, de RBS, señala que se trata de "reestructuraciones de operaciones de años anteriores, para adaptarlas al parón de ventas". Y las constructoras, que habían ocupado un lugar preferente en el mercado en los últimos años, han tenido que vender activos para reducir su endeudamiento. En el extremo contrario se situó el sector energético, cuyos ingresos "se consideran más estables y regulados" y que cuentan con "activos en régimen de concesión", detalla López Barajas, de Banesto.

    Todas estas tendencias que marcaron 2008 se repetirán en 2009, o incluso "se acentuarán", en palabras de López-Barajas, de Banesto. García Centeno afirma que "no esperamos una inmediata mejoría de la situación del mercado del crédito corporativo".

    Sin cambios en 2009

    "La situación macroeconómica, con la recesión española, europea y mundial, el paro, la falta de liquidez y de capital del sistema financiero, la bajada del consumo privado, el empeoramiento en la calidad crediticia de las empresas y su traducción en los recortes de los ratings... todo apunta a una evolución negativa del precio del crédito corporativo", añade el consejero delegado de la entidad británica en España.

    Víctor Abad, de ING WB, coincide en que "la primera mitad del año va a ser igual que el pasado ejercicio", y en que el efecto de las medidas estatales para reactivar la economía "no va a ser inmediato".

    Es más: existe cierto temor en el mercado a que algunas de estas medidas sean contraproducentes. En concreto, la entrada de gobiernos como el de Estados Unidos, Reino Unido y Alemania en el capital de algunos de sus principales bancos. Aitor Elustondo, de Santander, estima que "la intervención de los estados en el accionariado de algunas entidades financieras va a provocar un mayor sesgo de la actividad de las mismas a favor de sus mercados locales". Eso irá en detrimento de la liquidez disponible en mercados como el español, ya de por sí muy limitada.