El bono a 10 años alemán ha vuelto a actuar como uno de los principales activos refugio para los inversores en las últimas sesiones. Su rentabilidad, en terreno negativo, ha alcanzado nuevos mínimos históricos del entorno del -0,20 por ciento. Estos niveles no se veían desde julio de 2016, cuando la demanda de activos seguros se disparó tras el referéndum de Reino Unido sobre su salida de la Unión Europea. La realidad es que el entorno para la renta fija es complejo, cuanto menos. En países como España o Portugal la reacción no se ha hecho esperar, y los rendimientos se sitúan en zonas de mínimos.