Descarta elevar el precio del dinero al menos hasta 2020, cuando habrá un nuevo presidenteEl BCE anuncia nuevas inyecciones de liquidez a la banca tras recortar su previsión de PIB e IPCLa reunión de ayer del Banco Central Europeo (BCE) ha sido una de las más significativas de los últimos años. En general, las perspectivas para este encuentro no prometían grandes cambios: el nuevo cuadro macroeconómico que se iba a publicar se sabía importante para poder analizar hasta qué punto el organismo temía el último frenazo económico, y había quien sí esperaba que Mario Draghi, presidente de la entidad, diese alguna pista sobre las nuevas subastas de liquidez a la banca de las que habló en enero. Sin embargo, el italiano sorprendió a los mercados con algunos cambios imprevistos: el presidente del BCE reconoció que los tipos no se tocarán "al menos hasta que finalice el año", un cambio repentino de discurso que implica que no será él quien se encargue de acomoter la primera subida de tipos en la eurozona desde 2011, sino su sucesor (Draghi deja el cargo en noviembre de 2019). Incluso, el economista italiano reconoció que "algunos miembros propusieron la posibilidad de cambiar la guía sobre los tipos hasta marzo de 2020. Fue una opción", explicó, que se descartó tras un debate en el que "se discutieron las consecuencias que esto tendría para el sector financiero". Además, se adelantó a las expectativas y anunció nuevas subastas de liquidez a la banca, las conocidas como TLTRO (operaciones de refinanciación a largo plazo), a partir del próximo septiembre y con madurez hasta marzo de 2021, una medida orientada a que la banca canalice ese dinero a las familias y empresas en forma de préstamos. Los mercados reaccionaron al anuncio de Draghi con ventas de bancos y compras de valores defensivos (ver página siguiente), con el euro / dólar marcando ayer nuevos mínimos no vistos desde verano de 2017, en los 1,1206 dólares. Reconoce la desaceleración Con esta decisión, el presidente renueva su apoyo a una economía para la que espera un crecimiento este año mucho menor de lo estimado previamente: el organismo ha recortado su previsión de crecimiento económico hasta el 1,1 por ciento para 2019, frente al 1,7 por ciento que estimaba en diciembre. Para 2020 el organismo ha recortado su estimación de PIB una décima, hasta el 1,6 por ciento, y para 2021 la ha mantenido sin cambios en el 1,5 por ciento. Las perspectivas de inflación se han recortado hasta el 1,2 por ciento en 2019, el 1,5 por ciento en 2020 y el 1,6 por ciento para 2021, en todos los casos por debajo del objetivo del organismo, en el entorno del 2 por ciento, condición indispensable para que el BCE incremente el precio del dinero en la región. Desde DWS, la división de gestión de activos de Deutsche Bank, consideran que "el BCE ha anunciado mucho más de lo esperado, y la política monetaria es ahora incluso más acomodaticia de lo que ya era. La especulación de que los tipos de interés se mantendrán bajos durante más tiempo ganará ímpetu. Sea como sea, el hecho de que diez años después de la crisis financiera todavía sean necesarias las subastas de liquidez a la banca es un reflejo de que el sistema financiero todavía está muy alejado de la normalidad", señalan desde la gestora alemana. Las nuevas inyecciones Las inyecciones a largo plazo (TLTRO-III) empezarán en septiembre de 2019 y terminarán en marzo de 2021, cada una con un vencimiento de dos años. Se realizarán de forma trimestral y se dividirán, previsiblemente, en seis operaciones, una por trimestre. Estas nuevas operaciones pretenden mantener unas condiciones de financiación favorables para la banca y transmitir la política monetaria a través de los canales financieros de una forma efectiva. "Las subastas se concederán al tipo principal de refinanciación (ahora en el 0 por ciento). Como las otras TLTRO, se incluirán incentivos para que las condiciones de crédito sigan siendo favorables", explicó Draghi. Esto abre la puerta a que los bancos que concedan más crédito a familias y empresas tengan unas condiciones favorables como una remuneración por pedir prestada esa liquidez. Los bancos que participan en estas operaciones pueden obtener financiación por un importe de hasta el 30 por ciento de sus préstamos vivos a empresas y consumidores. Esto significa que las entidades que concedan más préstamos a la economía real podrán obtener más financiación y a un tipo de interés más bajo del que habitualmente ofrece el BCE. El organismo y otras instituciones han alabado los efectos sobre el sistema financiero de este tipo de operaciones. "Las subastas han sido muy útiles y muy efectivas para restaurar la transmisión de la política monetaria en la eurozona", ha remarcado. Draghi se va... el BCE sigue Si bien la reunión de ayer evidenció que el BCE ve más lejos su objetivo y que Mario Draghi terminará su mandato de ocho años al frente del organismo sin haber subido los tipos ni una sola vez, el presidente de la entidad también lanzó ayer un mensaje de confianza en el cumplimiento de su objetivo. "Todos los miembros del Consejo de Gobierno han expresado su confianza en el escenario base, por lo que reconocemos que la posibilidad de que se produzca una recesión es baja", explicó el italiano. Draghi achacó la debilidad de la economía a "factores externos", como el deterioro del comercio o la incertidumbre por el Brexit y, si bien destacó que las medidas de BCE "aumentan la resistencia de la economía de la eurozona", también reconoció que "no pueden enfrentarse a estas incertidumbres que llegan desde fuera". Eso sí, incluso para los factores externos que escapan del control del BCE Draghi mantiene la esperanza de que terminen solucionándose: "Es cierto que estos factores, ajenos a la eurozona siguen ahí y que pesan en nuestra economía, pero también lo es que los gobiernos están respondiendo en sus jurisdicciones con políticas que enfrentan a estos problemas, en Estados Unidos y también en China", recalcó. Pase lo que pase, el BCE no descarta nada y parece dispuesto incluso a volver a recuperar el programa de compra de deuda, que terminó en enero: "Esa opción siempre está. La cuestión es si ocurrirá algo que justifique su uso", explicó. Muchos consideran que Draghi salvó al euro en 2012, pero ayer, cuando se le pidió un comentario sobre el hecho de que se marche a final de año sin haber subido nunca los tipos de interés, quiso recalcar la importancia del organismo en su conjunto: "No soy yo, es el consejo de gobierno del BCE".