Los mercados financieros siempre andan con la mosca detrás de la oreja el primer viernes de cada mes. Ese día es el que tiene señalado el Departamento de Trabajo de Estados Unidos para anunciar las cifras mensuales de empleo, una de las referencias que resulta más sensible para los inversores. Ayer fue uno de esos días. En esta ocasión, el sentimiento previo de los mercados se movía entre dos posibilidades principales. Por un lado, que los datos de creación de puestos de trabajo fueran tan bajos que hicieran temer un aterrizaje brusco de la economía norteamericana. Por otro, que las cifras se aproximaran a los 120.000 empleos previstos, algo que subrayaría que la economía norteamericana se está desacelerando pero sin grandes traumas. ¿Por cuál de las dos opciones se decantaron los datos? Claramente por la segunda. En octubre, la primera economía mundial creó 92.000 empleos. Y aunque esta cifra fue interior a la esperada, fue compensada con la revisión al alza de los datos de septiembre. Frente a los 51.000 puestos de trabajo anunciados inicialmente, el dato final elevó la cantidad hasta los 148.000. Estos datos tuvieron un impacto más directo en los mercados de divisas y deuda pública. En los primeros, el dólar recuperó energía y se apreció un 0,6 por ciento, hasta los 1,271 dólares, aunque llegó a marcar un máximo diario en los 1,268. En cuanto a la deuda, la rentabilidad de los bonos a diez años repuntó del 4,59 al 4,71 por ciento. Como el rendimiento sube cuando el precio de los bonos baja, ese movimiento supuso la mayor caída de los bonos norteamericanos desde julio de 2005.