Las ventas continúan impulsando las rentabilidades, sobre todo en Estados UnidosMADRID. Engordar para comprar. Ésta es la realidad que marca la pauta en estos momentos en los mercados de deuda pública de Estados Unidos y la zona euro. Especialmente, en lo que respecta al caso norteamericano. Después de que la Reserva Federal (Fed), el banco central estadounidense, haya adelantado ya que el ciclo alcista de los tipos de interés afronta su recta final, los inversores se encuentran, bien armados, con el cuchillo entre los dientes para lanzarse a atiborrarse de deuda pública estadounidense. Más aún si se tiene en cuenta que las rentabilidades, que se mueven de forma inversa al precio de la deuda, han ido ganando atractivo en los dos últimos meses. A finales de febrero, el rendimiento del bono norteamericano a diez años no llegaba ni al 4,6 por ciento. En la actualidad, alcanza el 5,04 por ciento, su cota más alta desde mediados de 2002. Pero es sobre todo en los bonos a dos años donde más expectativa existe. ¿Por qué? Porque ofrecen unos intereses similares a los de sus hermanos mayores -un 4,87 por ciento- y no supone una inversión tan larga. En cuanto la Fed confirme que se toma un respiro a la hora de subir los tipos -algo que podría ocurrir en mayo-, las compras se dispararán para tratar de atrapar las rentabilidades en el punto más alto posible. En la zona euro, el proceso aún no está tan avanzado, por lo que los rendimientos podrían tener más recorrido por delante. Ahora bien, las rentabilidades de los bonos a diez años de España, Francia o Alemania ya superan el 3,9 por ciento en el que está la inflación española, por lo que estos niveles, así como los rendimientos más altos que puedan llegar, comienzan a ofrecer oportunidades concretas de compra.